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Como de costumbre, Geoje era muy lindo cuando atardecía y Hanni disfrutaba de la vista sin importar nada.

Habían comido juntas una porción grande Tteokbokki mientras paseaban por las calles del sector y Minji le estaba contando todo lo que pasó en su primera junta con su nuevo equipo. Le comentó que se veían chicas geniales a las cuales juzgó un poco sin conocerlas y que Haerin jugó de líbero, siendo que ésta ni siquiera sabía mucho de partidos en cancha. Pero lo que más le emocionó a Minji, fue la jugadora Lee Hyein. No paraba de hablar de ella y de lo emocionada que estaba por jugar un partido, que podía apostar todo lo que tenía a que sería la mejor dupla del mundo.

Eso era adorable en Minji; la manera en la que el voleibol la hacía tan feliz y le encantaba hablar de eso. Para ser una chica que para Hanni le provocaba intimidación por su primera seriedad y su altura, Minji era más bien un oso juguetón que adoraba expresarse con cosas que le gustaban muchísimo.

—Entonces, ¿volviste a jugar? ¿Es oficial?

—¡Sí! —exclamó emocionada y levantó el balón de voleibol. —Estoy preparada para que vayamos a las nacionales.

—¿Cómo funciona eso? —Hanni frunció el ceño.

Ya había entendido el lenguaje corporal de Minji y es que cuando se preparaba para hablar desde lo más profundo de su corazón, su espalda se enderezaba y daba unos pocos aplausos, como si estuviera lista para empezar una carrera.

Hanni sonrió al ver todos esos gestos.

—El torneo de verano es en julio y ahí van todos los equipos de Geoje. Son muchos partidos durante dos meses aproximadamente, pero al final solo pueden quedar seis equipos que se preparan para el torneo de noviembre, el remate invernal —dijo con suspenso. —En esa competencia juegan los seis equipos y sólo uno ganará para representar a Geoje en las nacionales de diciembre y enero.

—Oh...

—Y espera —Minji volteó a mirarla —, las nacionales son la competencia más importante porque ya no solo puedes ser el equipo ganador de todo el país y ganar un reconocimiento increíble, sino que quedas clasificado a las internacionales del 2019. Ahí ya compites con equipos de Japón, China, hasta Francia e Italia, ¡Incluso Argentina! Y es increíble... —dio un suspiro —, siempre he querido estar ahí, pero si te das cuenta es un camino extremadamente largo.

—Lo es... —murmuró.

—De pequeña veía esos partido de la selección coreana en las internacionales o en los Juegos Olímpicos —los ojos de Minji brillaban con facilidad cuando hablaba del voleibol. —Me gustaría ser una jugadora de ese nivel. Me encantaría ser parte de la selección femenina, pero son palabras mayores —soltó una risita —. Tengo que enfocarme en el torneo de verano.

Para Hanni, todo lo que Minji admiraba eran cosas de gran nivel. Nunca antes había hablado con alguien que sintiera tanta admiración por el deporte y significará tanto para ella, pero era bastante agradable darse cuenta que la pasión iba en todas las personas y que, como ella, vivían por sus logros y sus sueños.

—Además, ya estoy un poco vieja —agregó —. Quizás no será sencillo ingresar a la selección femenina teniendo yo veinticinco años.

—Pero no pierdas la esperanza —Hanni acarició su brazo, llamando su atención. —Enfócate en estas competencias que se vienen y quizás lo demás llegará solo. No tienes que presionar al destino.

Minji la miró con sorpresa y sonrió con diversión.

—¡Me gusta esa frase! —exclamó. —No presiones al destino... suena increíble. Será mi lema de vida. Eres toda una poeta, Nini.

ikigai | bbangsazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora