12. Steve Rogers

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Un Día En Cama

Un pequeño niño de ojos azules y cabello negro, estaba sentado en una jardinera que se encontraba cerca de la entrada de la escuela. Sus pequeñas piernas se balanceaban mientras que entre sus brazos sostenía su mochila.

Los minutos pasaban, faltando cada vez menos para que las clases iniciarán. Pronto la campana sonó y con las mejillas rojas por el frío, entró al edificio. Los niños corrían para llegar a sus salones, pero el pequeño pelinegro iba lo más lento que le era posible, intentado hacer más tiempo, por si su amigo llegaba de último momento.

Una vez en el salón, tomó asiento, pero durante las próximas horas el lugar a su lado estuvo vacío. Fue hasta la hora del recreo que se acerco a su otro amigo para hablar.

- Oye Bucky...¿sabes por qué Steve no vino? - Preguntó una vez estuvo a su lado.

- Mmmm no... seguramente se enfermo otra vez. - Supuso, pues era habitual que eso pasara y cuando era así lo iban a ver después de la escuela.

- Sí, seguramente... Iré a verlo despues de la escuela. - Comento haciendo una mueca al imaginar que su amigo no la estaría pasando muy bien. - ¿Vendrás conmigo? - Volvió a dirigirse a su amigo quien pateaba una piedrita mientras caminaban.

- No lo sé, mi mamá me pidió que la ayudara a cuidar a Rebecca porque ella debía terminar algunas cosas. - Dijo con un poco de tristeza, pues aunque amaba cuidar a su hermanita, también quería ver a su amigo.

Después de eso decidieron ir a comer y al terminar jugaron lo que restaba del recreo. Sus últimas clases terminaron y se despidieron después de caminar unas cuantas calles juntos, Bucky tomó dirección a su casa y ______ a la casa de Steve.

Mientras caminaba hacia la casa de su rubio amigo, se encontró con una tienda, con una idea en su cabeza, se detuvo frente al local. De su bolsillo sacó unas monedas que tenía y comenzó a contarlas en su pequeña mano y después de unos segundos sonrió al ver que no solo le alcanzaba para un dulce, si no para dos.

Inmediatamente entró a la tienda y comenzó a ver los caramelos que podía comprar, salivo cuando vio los chocolates, pero descartó la idea al recordar que Steve era alérgico y aunque a él podría llevarle otra cosa, sabía que su amigo se ponía triste al ver como el no podía comer eso que sabía tan rico. Así que pasado de largo llego a donde estaban las paletas, decidido tomo dos de cereza y pago por ellas y antes de salir las guardo en su mochila.

No demoro mucho más para llegar a la casa de Steve y con seguridad toco la puerta, esperando pacientemente hasta que esta fue abierta.

- Hola, señora Rogers. - Sonrió amablemente, dejando ver la falta de uno de sus dientes.

- Hola, ______. - Saludo con cariño la mujer. - ¿Qué haces por aquí? - Cuestionó, aún sabiendo la respuesta.

- Me preguntaba si se encuentra Steve, es que no lo vi hoy en la escuela y yo quería saber si se encuentra bien. - Conforme hablaba sus mejillas se volvían aun más rojas y jugaba nerviosamente con sus manos.

- Bueno Steve no se sentía muy bien esta mañana, así que lo mejor fue que no asistiera hoy a clases. Ahora se encuentra un poco mejor. -

- ¿Me permitiría pasar a verlo? - Él pequeño ______ hacia uso de los modales que su madre siempre le decía que debía tener. No quería que la señora Sarah le negara la visita a su amigo.

- Claro que sí, ______. Pasa, esta en su cuarto. -

Sarah vio como el pequeño caminó apresurado hacia la habitación de su hijo, y sonrió al saber que a Steve le alegraría la visita de su amigo.

Mientras tanto un pequeño rubio estaba acostado en su cama, con las sábanas hasta el cuello pues aún tenía un poco de fiebre. Grande fue su sorpresa al ver a su amigo en la entrada de su habitación.

- ¡______! - Exclamó con emoción a la vez que se sentaba sobre la cama.

- Hola, Stevie. - Sonrió al por fin ver a su amigo. - ¿Cómo te sientes? - Pregunto mientras entraba a la habitación hasta sentarse al borde de la cama y que sus piernas quedarán colgando.

- Bueno me siento mejor que en la mañana, pero aún tengo mucho frío. - Con sus manos tiro de las sábanas para volver a taparse.

- Hoy te extrañe, fue aburrido estar en la escuela sin ti. - Hizo una mueca al recordar su día.

- ¿No viste a Bucky? - Frunció el ceño ante la duda.

- Sí, pero Bucky no está en nuestra clase. ¡Hoy vimos como hacer una división! ¿Quieres que te enseñe? - Comento con emoción, pues sabía cuanto le gustaba a Steve la clase de matemáticas, por eso ese día puso especial atención, para después enseñarle a su amigo.

- ¿Le entendiste? - Pregunto sorprendido pues sabía que matemáticas no era especialmente la clase favorita de ______, quien asintió con entusiasmo. - Bueno pásame mi mochila. -

Con un pequeño salto, ______ bajo de la cama y fue por la mochila del rubio. Al volver a subir le entrego la mochila y abrió la suya para sacar su libreta, al hacerlo vio las paletas y recordó que una era para Steve y la otra era para él.

- ¡Es cierto! Mira lo que te traje. Cierra los ojos. - Al ver que Steve llevaba sus manos a sus ojos para taparlos, se apresuró a sacar las paletas. - Puedes abrirlos... ¡Tara! -

Los ojos azules de Steve brillaron al ver el regalo de su amigo. Con gran entusiasmo acepto la paleta y se lanzó a abrazar al pelinegro.

- ¡Gracias! - Enseguida intento abrirla, pero al costarle trabajo, ______ lo ayudo.

- Es tu favorita. - Declaró el menor con orgullo.

Steve lo miro con felicidad al probar la paleta y ______ sintió bonito en su pecho cuando vio al rubiecito disfrutar de ella.

Pasaron las siguientes horas con ______ enseñando a Steve como dividir, hablando de su día y jugando. Por la tarde, la madre de ______ llego a recogerlo, después de que Sarah le avisara que su hijo estaba ahí. Al ir a avisarle al menor que habían llegado por él, la señora Rogers se encontró con la tierna imagen de ______ y Steve tomando su siesta de la tarde en la cama de este último, tapaditos y estando frente a frente.

Al comentarle esto a la madre de ______, le aseguró que el menor podía quedarse a dormir sin problema y que al día siguiente, ella podría llevarlo a su casa. Total era fin de semana y no presentaba inconveniente.

Ese día, a pesar de estar enfermo, Steve se sintió mucho mejor que todas las veces anteriores. Pues esta vez ______, estuvo con él.

One Shots | Marvel - Male Characters | Male ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora