Capítulo 2: El amigo de mi hermano

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14 de octubre de 2019

La joven rubia, se mantiene cruzada de brazos, sentada muy cómoda en una silla que fue colocada en la terraza del instituto. Frente a ella se halla el chico que le ha roto el corazón, parece asustado de estar allí.

—¿Qué quieres?, ¿vienes a ser un hombrecito?, ¿te decidiste por decir la verdad en lugar de seguir viéndome la cara de tonta?

—Lo siento… perdón por lo que te hice, lamento mucho haberte ilusionado de esa manera. En verdad no fue mi intención, no sabía muy bien mis sentimientos y estaba dejando que alguna de las dos me ganara—confesó.

—¡Ha! Ahora resulta que me saliste tan vanidoso, si tenías segundas opciones,
entonces no te gustaba ninguna.

El niño bajó la cabeza y con sus dedos juguetea asustado, incluso parece que quiere llorar. —Me cambiaré de instituto, así no tendrás que seguir viéndome… y otra vez lo lamento mucho—se marchó despavorido.

Kalea se cruzó de brazos. —Sal de ahí.

—No hay nadie—susurró alguien familiar con un efecto “eco”.

—¡Malik! —su hermano se asomó con una media sonrisa y le lanzó un besito tierno a su hermana por los aires—Por qué te involucras en mis cosas—renegó molesta.

—¿Creíste que dejaría las cosas así?

—Son mis cosas, tengo que resolverlas sola.

—Si yo estoy presente, créeme que te evitaré la fatiga.

En el rostro de la menor se formó una mueca y de la desesperación comenzó a dar vueltas en círculos hasta que su hermano la frenó, la rodeó con sus brazos, logrando que estallara en llanto debido a ese cálido abrazo. —Quiero hacer las cosas por mí misma—balbuceó.

—Y las harás, por el momento no te preocupes por eso y solo deja que te cuidemos.

—¿Cuidemos?

—Carter y Daniel se están encargando de esa niña, vi cuando se dirigía a tu aula e hice que tus compañeras te sacaran de allí, no voy a permitir que nadie te lastime. Deja que yo me encargue de las mierdas… no repitas esa palabra frente a mamá, sino sabrá que fui yo.

—Eres como un acosador, ¿qué haces vigilándome?

—En realidad, desde el viernes ya tenía todos los datos de esos mocosos. Y no, no soy un acosador, solo analizo la situación para intentar brindar soluciones.

—Acosador.

—Detective.

—Acosador.

—Que soy un detective, creo que en mi vida pasada fui uno.

—No puede ser—se apartó de su hermano y negó resignada—, ya entiendo la razón por la que repetiste un año.

—Oye, no divulgues eso por ahí—le cubrió al boca a su hermana—, nadie debe enterarse de eso, me dañarás la reputación de sobreviviente. Además, no se llama repetir, se le dice, no me adapté por el desfase horario.

—¿Cuál sobreviviente? Te estás quedando el año y ni siquiera vamos a la mitad.

—Tranquila, yo pasaré, en el examen lo recupero todo, por el momento debo divertirme.

—Eres un vago, ¿cómo serás biólogo de esa forma? No heredaste la inteligencia del tío Callum.

—Claro que la heredé, es solo que estoy en modo de reposo. Cuando requiera mi inteligencia la utilizaré.

Desde ahora conquistaré su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora