3. La vida sigue

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Septiembre 1996

Lance

-Te noto afligido. -Susan me dice dejando un vaso de café frente a mí. 

-¿Qué? Ah... Solo es que estoy algo preocupado. -le digo y luego agradezco por la bebida. La necesito, ya que no he podido dormir los últimos días y no quiero dormirme a plena clase más tarde. 

-¿Por los exámenes? -toma de su bebida y asiento. -No parece que solo sea eso. 

-También... No he sabido de mi novia desde hace casi dos meses. -admito. Susan es una gran amiga, me ha ayudado bastante a adaptarme este tiempo que llevo en Londres, por ende me siento en confianza para hablarle de estos temas. Es excelente escuchando. 

-Eso es raro.

-Lo sé, tengo miedo de que le haya pasado algo, también le escribí a mi mejor amigo un correo y nada. 

-¿Has intentado llamarlos? 

-Demian seguro ya cambió de número, ya que está en Nueva York, pero le envié mi teléfono actual hace tiempo y a Char también, la llamé y no cayó la llamada. 

Susan frunce el ceño. 

-No quiero ser pesimista, pero creo que ahí pasó algo, aunque no sabría decirte el qué. -Niega con la cabeza. -Lo único que te puedo aconsejar es que sigas intentando comunicarte. 

-Estoy ahorrando un poco para enviarle un paquete, tal vez ese sí lo reciba. -le digo y entrelazo mis dedos alrededor de mi vaso.

-Yo puedo ayudarte, luego me lo puedes pagar. -declara y levanto la mirada de la mesa.  

-¿En serio? 

-Sí, no tengo ningún problema, adoro el romanticismo y se nota que la quieres mucho. -me sonríe muy dulcemente. Su amabilidad no tiene precio. 

-Realmente te lo agradezco mucho, Susan. 

-Siempre puedes contar conmigo, si quieres te puedo ayudar a escribirle la carta más romántica del siglo, leo mucho romance. -asiente entusiasmada. 

-Eso sería mucho pedir. 

-No importa. -sacude la mano. -Igualmente es entretenido, nunca he tenido pareja, con tanto que hacer en la universidad no me da el tiempo y esta es una oportunidad de ejercer mis conocimientos románticos, seguro a tu chica le encantará. 

Sonrío nuevamente. 

-Está bien, nunca podré pagarte estos favores que me haces. 

-No tienes por qué pagar, a excepción del dinero del paquete. -se ríe. -Lo hago de todo gusto. 

-Hola. -alguien se acerca a nuestra mesa, puedo fácilmente identificar el tono de voz de la gemela de Susan. -No me dijeron que iban a venir a desayunar juntos. -dice y se sienta al lado de su hermana. 

-Nos encontramos de casualidad. -Susan le aclara. 

-Claro... -Me mira a mí y luego a Susan. -Oye Lance, te veo diferente hoy. -Layla se inclina hacia mí y me observa detenidamente. 

-No me he hecho nada. 

-Claro, tu cabello se ve igual a la última vez que te vi, pero... Tus ojos, ¿por qué están de colores diferentes?

Me alarmo un momento, no recuerdo haberme puesto las lentillas azules para disimular la diferencia de ambas iris. Bajo la mirada rápidamente, debo volver a mi dormitorio a colocarlas. 

-Déjalo Layla, lo estás incomodando. -Susan le dice. 

-Es que tiene los ojos de diferente color, ¿Estás usando lentillas? Porque la combinación se ve horrible.

Reencuentro Entre Corazones (SC Libro 3.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora