ৎ୭ 012. Sad girl

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Watch what you say to me, careful who you're talking to

❝Watch what you say to me, careful who you're talking to❞

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Cilla escuchaba el sonido de las campanas de la iglesia retumbar en sus oídos, una melodía que no la molestaba sino que llenaba su corazón de felicidad al pensar en el próximo matrimonio de su amiga Vivianne

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Cilla escuchaba el sonido de las campanas de la iglesia retumbar en sus oídos, una melodía que no la molestaba sino que llenaba su corazón de felicidad al pensar en el próximo matrimonio de su amiga Vivianne.

Había sido invitada a asistir a la boda de su amiga junto con su prometido Charlie, en Atlanta, el lugar donde había surgido su historia de amor desde que eran niños.
La promesa de amor y felicidad que envolvía a la próxima pareja le hacía sonreír, pues sabía que pronto presenciaría un momento de pura alegría y unión.

- Cilla, ¿podrías pasarme la plancha de cabello, por favor?- le pidió su amiga Mindy.

Las amigas estaban todas reunidas en una de las habitaciones del hotel donde se hospedaban, preparándose para disfrutar juntas de su última noche de chicas antes del próximo matrimonio de su futura desposada. Era parte de un plan para mantener alejada a la futura novia y distraerla mientras sus familiares se encargaban de los detalles de su despedida de soltera.

- ¡Estoy absolutamente ansiosa por mañana, no puedo esperar a ver a Vivi con su vestido de novia!- exclamó Charlotte llena de entusiasmo mientras se retocaba el maquillaje.

- ¡Oh, definitivamente! La boda dará de qué hablar y sin lugar a dudas saldrá en las revistas de socialités, tal y como Vivianne siempre lo deseó- comentó Elizabeth con confianza.

- A ver, ¿quién creen ustedes que se pondrá más ebria de todas nosotras?- inquirió Vienna con una sonrisa traviesa.

- ¡Cilla!- dijeron en unísono, todas a la vez.

- ¡Hey! ¿Por qué yo?- protestó Cilla, ofendida.

- ¡Oh, por favor!- se rio Mindy, sin creerle ni un poco. - En las fiestas de la hermandad siempre terminabas tumbada en el piso, por beber demasiado.

- ¡Eso solo pasó una vez!- intentó justificarse la castaña con orgullo.

- Una vez de miles- rieron todas ante el comentario de Sarah.

LUCKY ONES, spencer reidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora