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— Imagino que estas empezando a contar lo que verdaderamente pasó. — miro al terapeuta de reojo cuando noto que su tono es de una suposición que él mismo sabe que es correcta.

— Por ahora le he contado dos de mis aventuras... — le sonrío de lado.— Quiere oír una de mis fantasías ¿no es así?

Él toma aire profundamente mientras vuelve a escribir en su tableta.

— ¿Por qué estás suponiendo eso?

Ver como mantiene su rostro neutro lo hace ver tan profesional que me duele la entrada íntima con lo excitante que lo hace ver.

— Está tan extasiado con lo que le cuento de mi realidad, que quiere ahora escuchar mis fantasías para poder meterse en mi mente y decirme que todo esta muy bien y solo debería tomar unos medicamentos... ¿no es así? — digo en murmullo mientras entrecierro los ojos al final en la pregunta.

— Estoy intentando ayudarte a controlar tus impulsos, y eso requiere que explore tu mente. — me indica con suavidad sin despegar sus ojos de los míos. Sonrío con malicia y me levanto de donde estoy para caminar de un lado a otro.

— Necesito un cigarrillo. — le digo inquieta y él niega.

— No puedes fumar aquí. — me indica por lo ambientada que está la habitación.

— Sí quiere oír mis fantasías es mejor oírlas cuando me concentro en el humo del cigarrillo. — le sonrío juguetona para que me deje hacerlo pero él simplemente me mira sin inmutarse. Suelto un bufido rodando los ojos y me doy la vuelta para mirar por la ventana.— que aburrido es usted. — menciono mirando el lindo jardín afuera de la edificación.

— Solo intento ayudarte de la mejor manera posible sin tener que recurrir a esas cosas. — repite con ese tono meloso que ya estoy aborreciendo.

— Usted receta drogas que son peor que un cigarrillo. — menciono dejándolo callado y cuando volteo veo como deja su libreta a un lado y se levanta para caminar a la puerta.

Lo veo salir y niego mirando nuevamente por la ventana. Escucho que regresa y no volteo, solo lo hago cuando se para a mi lado y el movimiento de su mano me hace verla.

— Por favor abre la ventana ¿si? — me pide cuando tomo el cigarrillo y el encendedor de sus manos, el regresa a su puesto y procedo a colocar el cigarrillo en mis labios y luego encenderlo.

Con una sonrisa de lado suelto el humo. Hasta al maldito terapeuta lo controlo.

No tengo remedio.

— Siéntese, doctor, le contaré la primera fantasía que tuve luego de drogarme con mis amigas a los diecisiete años en una fiesta a ciegas.

Mi audición es tan buena que puedo oír los trazos del bolígrafo sobre el papel detrás de mí.

ʀᴇʟᴀᴛᴏꜱ ᴅᴇ ᴜɴᴀ 𝐍𝐈𝐍𝐅𝐎𝐌𝐀𝐍𝐀 ॐ「ʙᴛꜱ ꜱнѳтꜱ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora