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Suelto el humo del cigarrillo con una sonrisa en mi rostro... el piloto ya se había subido al auto y se había retirado hacía unos minutos, pero yo sigo pensando en la escena con aquel chico guapo.

Volteo hacia el terapeuta y observo sus ojos detrás de esas gafas que me dicen que está prestando total atención a lo que digo.

— En fin. Es una cogida que no olvidaría. — menciono sonriendo de forma cínica.

— ¿Cómo te estás sintiendo al expresar todo esto? — me pregunta con profesionalismo para intentar ver si hay algún avance.

— Jodidamente caliente doc. — murmuro mordiendo mi labio inferior y él resopla para acomodar sus lentes y seguir escribiendo.

— Moon, necesito que cuentes exactamente cómo te sientes a nivel emocional con toda esta sesión. — se explica con el bolígrafo entre sus dedos índice y medio mientras hace gestos con las manos.

— Pero así me siento doc. — digo nuevamente con inocencia y él anota nuevamente en su tabla.

Al cabo de unos segundos revisa su reloj en la muñeca y se levanta de su asiento.

— Me temo que nuestra sesión ha terminado por hoy, Moon. — camina hacia mi— mi secretaria te enviará un documento a través del correo electrónico con las indicaciones que debes tomar en la semana. — asiento sin ganas para acercarme a su rostro y soltar el humo en su boca entreabierta. Se aleja unos centímetros y yo le sonrío juguetona.— Por favor sigue el tratamiento Moon... es importante para que puedas tener una vida más tranquila.

— Ok. — alargo en un susurro. Llevo mi dedo índice a su cuello y lo acaricio suavemente.— hasta la próxima semana doctorsito — susurro en su oído y muerdo el lóbulo de su oreja, pero él de inmediato se aleja.

Suelto una risita burlesca y camino de espaldas para tomar mi pequeño bolso y salir por la puerta más que segura de volver la próxima semana.

「~•~」

Una semana después

La puerta se abre frente a mí, dándome paso al cielo e infierno al mismo tiempo ¿Y cómo no? Si tengo al mismísimo ángel que me tienta a pecar durante unas largas malditas dos horas.

¿Cómo definiría a mi terapeuta?

PERFECTO. Y con luces de Neón.

Me siento en el diván cuando él cierra la puerta y camina sentándose en su acolchada silla. Empieza a escribir y luego suelta un pequeño carraspeo que me hace parpadear luego de mirarlo fijamente por varios segundos.

Dios es que esta muy bueno el desgraciado. ¿Follará así de bueno también?

— ¿Cómo te has sentido últimamente Moon? — pregunta con su típico tono meloso que hace que sienta ganas de pasar mi lengua por todo su cuerpo como cual paleta dulce.

— Bien, doctorsito... ¿Cómo se ha estado portando usted? — pregunto con mi tono sexy mientras me acuesto en el diván.

— Que bueno ¿Has seguido el tratamiento al pie de la letra? — ignora mi pregunta y sonrío de lado.

Dios ¿Por qué eso me enciende aún más?

— Mm~ sí. — contesto sin dejar de mirar sus pupilas conectadas con las mías.

— ¿Por qué no suenas tan convencida? — pregunta curioso y delineo mi labio superior con mi lengua mientras lo miro provocativa. Pero el desgraciado no se inmuta.

Me levanto y camino hacia él, me coloco detrás del espaldar del sillón donde está sentado y mi mano se posa en su hombro. Él sin miedo levanta la mirada hacia mí expectante.

— En realidad no iba a venir, doctorsito... pero siento que necesito más que nunca esto. — comienzo mi confesión como si estuviese en la iglesia.

¿Y por qué no hago eso? Pues porque cualquier sacerdote no podría comprender bien mi situación.

— Es bueno ver tu avance. ¿Qué te ayudó a darte cuenta de ello? — pregunta curioso nuevamente y yo lo miro de forma lasciva.

— Es que en esta semana tuve la mejor follada de mi vida. — cierro mis ojos y sé que él espera a que lo cuente— no diré detalles aún, puede calmar su calentura Doc.

— Necesito que nos respetemos mutuamente si queremos avanzar aún más con el tratamiento, Moon... — ruedo los ojos y asiento— ¿Cuántas veces fue esta semana?

— Ocho. — murmuro sin ganas. No sé cómo podré avanzar con esto— pero siete chicos diferentes y con uno repetí... así que ocho. — cruzo mis brazos y vuelvo a caminar hacia el diván escuchando su suspiro.

— Podrás reducirlo, verás que lo lograrás Moon. — me dice con calma brindándome una sonrisa.

— A veces no sé qué pensar doc... esta semana en la última follada me hizo pensar con claridad las cosas y por eso estoy devuelta. — le digo de mala gana.

— ¿Ocurrió algo que te dejó así? — asiento y él espera por mi respuesta.

Me siento soltando un suspiro y lo miro fijamente para contarle mi pecado secreto.

— Folle dos veces con un chico que está muy bueno... — él asiente lentamente— ese chico es mi primo.

Puedo ver la sorpresa en sus ojos cuando aspira profundo y aprieta sus labios para anotar en su libreta, dándome a entender que había cambiado aquella tabla de madera con unas hojas blancas.

— ¿Estás arrepentida? — cruzo mis brazos y asiento lentamente.

— Es que en el momento no pienso Doc... me siento sofocada y solo quiero que me toquen, me nublo de deseo y no me importa quien sea el que me esté tocando— por suerte el hijo de puta usó condón... me alivia un poco.

— Bien Moon... necesitaremos avanzar con las terapias que tendrás que hacer para empezar a alejarte de esas voces de la inconsciencia... necesitamos que te des tu espacio a la hora de empezar el tratamiento, y...

— ¿Puedo seguirle contando mis experiencias desde donde quedé la semana pasada?

Al interrumpirlo para preguntarle eso él asiente y me deja pensar para continuar con mi relato.

ʀᴇʟᴀᴛᴏꜱ ᴅᴇ ᴜɴᴀ 𝐍𝐈𝐍𝐅𝐎𝐌𝐀𝐍𝐀 ॐ「ʙᴛꜱ ꜱнѳтꜱ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora