Rubí Dagger, una de las mejores asesinas europeas, con piel de perlas, ojos de esmeralda y cabello de rubíes. Una manipuladora e insensible de pies a cabeza. Fría, cruel y despiadada.
Mason Windsor, el mejor coronel dentro del Ejército Militar de Él...
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Mason.
Camino con los papeles en manos, mirando los reportes que me ha entregado mi secretaria, mis ojos se concentran en las letras estampadas en cada papel hasta que una voz hace que mis pasos se detengan y me gire lentamente, mirando a la mujer al inicio del pasillo.
—¿Qué haces aquí? —pregunto, mirando a mi hermana menor quien sonríe acercándose, no puedo evitar mirar mal a los soldados en el pasillo que la miran mientras se acerca.
—Nunca tienes tiempo así que tuve que venir antes de que me obligaras a hacer una cita con tu secretaria —la sonrisa en su rostro no se borra hasta que está a unos pasos de mí, se lanza a mis brazos y no puedo resistirme, termino envolviéndola mientras dejo un beso en su sien. Millie besa mi mejilla.
—¿Cuándo fue la última vez que nos vimos? —pregunta aún en mis brazos—. ¿Hace dos años?
—No seas exagerada —la suelto.
Millie Windsor. Mi hermana menor de veintiún años. Su cabello negro ahora tiene un montón de mechas rosas, Millie ama su cabello siempre está haciéndose de todo, la última vez que la vi tenía el cabello entero de un color azul celeste, ahora, su cabello negro ha regresado pero con mechas en color rosa. Sus ojos grises me miran con el característico brillo que caracteriza a mi hermana.
—¿Qué haces aquí? —pregunto mientras retomo mi camino y Millie camina a mi lado.
—Quería ver a mi hermano mayor —responde, la miro con una ceja elevada y ella me da una sonrisa que grita de todo menos sinceridad. Sé que ella sabe que yo sé que no está aquí solo para verme.
—Claro —ironizo—. Tenías tantas ganas de verme que has venido aquí aún cuando todos sabemos que odias poner un solo pie en el comando, Millie.
Mi hermana rueda los ojos, llegamos a mi oficina, mi secretaria le da un saludo a Millie quien sonríe en su dirección, abro la puerta y dejo que entre primero para después entrar también y cerrar la puerta.
Millie se deja caer en el sofá que tengo en mi oficina, por mi parte tomo asiento en mi silla, justo detrás de mi escritorio, enciendo mi portátil y mientras esta se inicia llevo la mirada hasta mi hermana quien únicamente mira hacia el techo de mi oficina.
—Te escucho —suelto, recargándome por completo en el respaldo de mi silla—. ¿Qué necesitas, Millie?
—Me ofende que creas que si vengo a verte es porque necesito algo de ti —gira la cabeza lo suficiente para mirarme, su mirada gris se mezcla con la mía, noto un ligero tinte de ofensa—. Me has ofendido, Mason Windsor.
—Y a mí me ofende que tú intentes tomarme como un estúpido —abre los ojos y la boca con sorpresa—. Si no supiera lo mucho que odias a la EMDE entonces podría creerte que vienes a verme, incluso si llegaras a mi pent-house sin avisar te creería también, pero, el hecho de que has venido de imprevisto y de que has venido directamente hasta la central me hace pensar que estás aquí por una razón en específico.