4.- Ser hombre

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Era un clima intranquilo, y aunque el azabache de ojos grises no se había calmado en absoluto, sentía que al menos no era la misma inseguridad del instante anterior. Darse cuenta de que aquel nativo conocía su lengua en cierta parte lo hacía sentir con tierra firme bajo los pies.

Lo que Luis jamás esperaría en aquella situación en la que se encontraban, serían las siguientes palabras del moreno:

- No tengo problema en fingir que acepto el burdo plan del matrimonio de cara a tú comunidad, todo para que no causen inestabilidad e impaciencia, si puede ser posible, aceptaría tú presencia en el palacio...- Luis encarnó las cejas inconscientemente.

- ¿No tienes problema en aceptar a un varón?

- No en estas circunstancias. Es fingir que te acepto para que tú gente no sienta que estás haciendo las cosas mal, tengo la impresión de que no tienes buena relación con ellos.

- Ni siquiera me has visto actuar con ellos.

- Ya te dije que no ocurre nada en mi patio de juegos sin que yo me entere.

Luis palideció ante la confesión y abrió los ojos en shock por la sonrisa del contrario, una sonrisa felina. Él había sido plenamente consciente de que estaban en el lugar desde el primer momento en que pusieron un pie en la arena. Quién sabe si no había mandando a alguien a investigarlos y los había visto forzarlo y obligarlo a vestirse de mujer y lo había visto llorar humillado y abandonado en medio de la selva...

- Además, no veo el problema si estás fingiendo ser mujer.

- Sabes que no lo soy.

- ¿Y qué?

- Es blasfemo.

- No sé qué es eso...- se encogió de hombros.- Mi padre jamás mencionó esa palabra.

- Está castigado.

- ¿Por quién?

- Por Dios.

- Bueno, tal vez lo esté por tú Dios, aquí hay más bien unos cuantos y desde luego que ninguno dice que no a tomar la mano de un varón en matrimonio.

- ¿En serio?- Luis abrió los ojos en shock.

- Nuestros Dioses solo exigen ser liberados de su cuerpo corpóreo para regresar al más allá, no tienen otro motivo para vivir terrenalmente y los que se encuentran allá arriba...- señaló el cielo con el índice.- Solo están furiosos porque tardamos mucho en liberar las prisiones corpóreas de sus allegados...

Luis parpadeó con incredulidad, moviendo los labios pero sin que ningún sonido saliera de estos, de hecho, casi se sintió un cobarde por no reprochar aquella locura de justificar la matanza o el asesinato de alguien solo para "liberarlo" y "devolverlo" a donde pertenece.

- ¿Cómo podrían tú Dios—

- Dioses- corrigió.

- Tus Dioses, aceptar la unión de dos varones si no tiene fin procreativo?

- Porque no estoy imperativamente obligado a tomar a un varón como acompañante único en mi vida. Además, a los Dioses no les interesa la procreación. Mi labor es tener un heredero, y eso es algo de lo que no puedo apartarme jamás, pero no es ningún Dios quién me exige que lo haga, sino mi familia sentada en el regazo de tales imponentes figuras.

- ¿Por eso podéis tener múltiples esposas?

- Conforme más esposas se tengan, más posibilidades de descendencia hay, naturalmente.

- Es una locura...- negó.- No, no entiendo... Dios jamás aceptaría algo como... eso...

- No estamos hablando del tuyo, sino de los míos... que son los que gobiernan aquí.

75.- No puedo hacerlo (Gay/Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora