17.- Reencuentro complicado

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Inconscientemente se giró hacia su espalda, encontrándose frente a frente con Jara. Temió por un momento que estos hubieran notado su presencia o sus huellas y que hubieran fingido alejarse.

No tenía sentido, los habían visto entre la frondosidad de los árboles.

- ¿Por qué mierda llevas flores en el pelo?- Luis apretó los labios y retrocedió un paso.- ¿Qué coño llevas puesto?- Luis sintió una mirada cercana, certera y peligrosa, y supo de inmediato que Paul estaba al acecho.

- ¿Sigues infiltrado?- preguntó Aleix, sus cabellos cortos oscuros de un tono marrón bastante desaliñado por la humedad del lugar y la falta de posibilidad de peinarse- ¿Aún no ha consumado contigo?

- ¿Eres imbécil, Aleix?- Jara rechinó los dientes y clavó sus ojos sobre los grises de Luis con recelo.- Va medio desnudo ¿O es que acaso eres ciego y no lo ves?- volvió la vista hacia Aleix momentáneamente.- Saben perfectamente que es un tío.

- ¿No se han enfadado contigo después de toda la cuestión del matrimonio?- Luis negó con la cabeza lentamente.- ¿Por qué no hablas?

- No tengo nada que decir...- susurró.- Me dejasteis aquí abandonado... Asumí que habíais prescindido de mí y tuve que amoldarme a la situación.

- ¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Bull alzando una ceja.

- Formo parte de ese imperio ahora.

- Mejor.- Jara torció la sonrisa.- ¿Cómo llegamos hasta él?

- Precisamente porque formo parte de él, no pienso decir nada.- se negó, entrecerrando los ojos.

Aquello dejó a los otros tres bastante impactados e impresionados. Jara frunció el ceño y se acercó amenazante con el machete en su zurda, alzándolo lo suficiente para ser una amenaza directa.

Luis apretó los labios, tratando de mantenerse firme.

- ¿Cómo te atreves a hablar de esa manera? ¿Quieres que te recuerde quién eres y la desgracia que eres en el reino de la monarquía hispánica?

- Por eso no pienso volver.- escupió con desdén, entrecerrando sus ojos grises.- Aquí soy alguien, y me valoran por ello... Aceptan que no he nacido entre ellos, pero he sido capaz de abrazar sus valores humildemente.- alzó ligeramente el mentón para verse confiado y seguro frente a Jara, quien se acercó con el machete, Luis quería creer que no iba a usarlo en su contra.

- ¿Y quién se supone que eres?- aquello parecía ser una amenaza, casi como una sentencia y el permiso de unas honorables últimas palabras.

Luis no vaciló, y aquello impresionó internamente a Jara, porque Luis había cambiado desde que lo obligaron a infiltrarse. De ponerse a temblar, y estar a punto de llorar en casi todo momento, a mirarlo orgulloso y soberbio, confiado y jactante. Estaba dispuesto a no dejarse achicar, pero todo aquello era visto con los ojos de un arrogante con delirios de obtener un gran premio.

Con los ojos de alguien a quien se le había prometido una recompensa económica por sus esfuerzos y su tiempo, y esperaba obtenerla tanto por las buenas, como por las malas.

- El quinto consorte del emperador.

Jara, Bull y Aleix abrieron sus ojos en shock ante la indiferencia que el azabache de cabellos largos evidenció ante aquella confesión que, en otro momento y en otro lugar, sería una vergüenza absoluta.

- ¿Cómo puedes decir eso tan orgulloso, maldito enfermo?

- Porque estoy orgulloso de serlo.- se cruzó de brazos.- Porque estar con él y con su gente, me ha demostrado lo ruin y desgraciada que es Europa, y no pienso regresar al reino.

- Y tanto que no vas a regresar.- alzó el machete.

Luis abrió los ojos y su postura confiada y segura se volvió tensa y temerosa tan rápido como se dio cuenta de que realmente iban a usar el machete en su contra, y se apartó de la trayectoria.

Un seguido de tajos, o intentos de cortes diagonales se escaparon de la trayectoria, Luis intentó apartarse de todos ellos, presa del pánico. Una piedra se estampó contra una de las sienes de Jara, y este soltó el machete, soltando un alarido de dolor y movió sus ojos inyectados en ira hacia la dirección por la que vino la roca. Aleix y Bull palidecieron al ver al emperador aplacar contra el europeo.

Luis retrocedió varios pasos.

- ¡Corre!- le gritó el moreno.- ¡Ahora te alcanzo!

Luis tragó saliva lentamente.

- Ten cuidado...- Paul asintió con la cabeza.

- ¿Has aprendido el maldito idioma?- Jara gruñó audiblemente.- ¡Maldito seas, Luis! ¡Corre mientras puedas, después de matarlo a él, te pienso matar a ti!- Luis se alejó de allí mientras la pelea daba inicio.

Pero se dio cuenta de que Aleix lo estaba siguiendo en vez de haber huido junto a Bull.

Luis frenó en seco, escondido entre varios árboles, apoyando la espalda en uno de los troncos, con una expresión seria, respirando profundo para escuchar los movimientos a su alrededor, pero no era capaz de percibir nada cercano. Aleix estaba teniendo cuidado con sus pasos para no alertarlo.

- Sabes el idioma de los nativos...- Luis se estremeció al escucharlo cerca, la resonancia del bosque quería ser confusa, pero Luis podía distinguir el eco.- Te proclamas como el quinto consorte del emperador sin sentir vergüenza por ello...- el azabache se asomó, viendo al contrario moverse entre los árboles con el machete que Jara había dejado caer.- Y tienes la poca vergüenza de alardear de ello como si realmente estuvieras orgulloso de serlo...- Luis se escondió a tiempo apretando los labios, el contrario no lo había visto.- ¿Sabes lo que te haría la inquisición en la metrópoli? ¿Sabes lo asqueroso que es eso? Solo dime una cosa... Luis...- cortó varias lianas, Luis se movió cuidadosamente hacia un lado para evitar que le viera.- ¿Te has follado a ese emperador o te has dejado follar...?

Luis tensó la mandíbula, queriendo pegarle un grito con su respuesta, pero sabía que eran meras provocaciones para acercarse a él. Luis entrecerró los ojos y tomó una profunda inspiración.

- Con ese peinado tan afeminado, y ese comportamiento cerca del emperador, no me extrañaría nada que fuera esa segunda opción... Te hemos visto moverte al lado de ese enfermo... ¿Has sido tú quién les ha dicho cómo atacar nuestras formaciones, verdad?- Luis se mantuvo en silencio, pero con el ceño fruncido.- Eres un traidor... Y estás tan enfermo como ese degenerado.

- ¡Pero al menos soy feliz, hijo de puta!

Aleix se movió de inmediato, satisfecho por haberlo conseguido provocar y se abalanzó hacia la zona de donde provino su voz, sonriendo de lado. Pero la sonrisa se borró en el momento en el que se dio cuenta de que Luis ya no estaba ahí.

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No voy a decir nada >:³

Aquí las opiniones ----------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

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75.- No puedo hacerlo (Gay/Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora