Dejando la corona de flores sobre la mesa y volviendo a colocarse la corona imperial, aprovechando el momento para acariciar la mejilla, la sien, el cuello, la cabeza o los cabellos de cada una de sus consortes, siendo Luis el último, a quien le pidió que fuera con él, apoyando una mano en su cabeza, para poder coordinar los movimientos desde la distancia.
Tal vez en un tiempo atrás Luis se hubiera negado por completo por la inseguridad de lo que pudieran llegar a pensar sus compañeros, incluso lo que podría llegar a pasarle a él, el temor se hubiera apoderado de él y lo hubiera dejado temblando... No hacía mucho de ello, pero las cosas habían cambiado desde entonces. Ya no era la misma persona, o en caso de serlo, Paul le había dado muchas cosas, entre ellas confianza y seguridad... A pesar de que algunas veces— muchas veces— sus antiguos pensamientos intrusivos fueran los que tomaban control de él... No aquella vez...
Haciendo un moño con su trenza, sin importarle las flores que llevaba en aquel momento, asintió con la cabeza firme y seguro.
- ¿Estás seguro?- preguntó Olivia apoyando sus manos en los hombros de Luis.- ¿Vas a poder enfrentarte a tus antiguos compañeros?
- No voy a volver con ellos, y tampoco voy a ser el informante que ellos querían que fuera. Puedo hacerlo...- los ojos verdes de Olivia centellearon con ilusión y ternura.
- Me alegra saber eso... No os metáis en problemas... Sobre todo tú, aún no has despertado como descendiente.
Luis la miró confundido, pero ella solo sonrió, palpando sus hombros para que siguiera a Paul sin perder tiempo.
- ¿A qué se refería?
- Hablaré de ello después.- prometió.- Ahora mismo no tengo tiempo...- Luis asintió.
- De acuerdo.- susurró.
Ambos recorrieron a gran velocidad el palacio hasta salir de los muros y se adentraron por la selva densa, acompañados de los soldados. Llegaron hasta el límite de los territorios bajo la mano de Paul en apenas unos minutos, conociendo bien el territorio era fácil avanzar por él, estaban acabando de descargar la dinamita y los cañones de los barcos más grandes, los cuales eran más de cinco cargados con quién sabe cuántos hombres a bordo, y las pruebas que hicieron fueron para comprobar el estado de los explosivos tras el viaje.
- ¿Qué hacemos, mi señor?- el moreno miró al azabache de ojos grises, quien, en silencio, analizaba el armamento y el número de hombres.
- ¿Luis?- este emitió un pequeño sonido pensativo.
- No van a dividirse en grupos pequeños, es un ejército gigantesco y armamento pesado, van a buscar abrirse paso entre la frondosidad hasta el imperio central...- Paul asintió con la cabeza lentamente.- Necesitan varias personas para maniobrar con un cañón, irán en la retaguardia para ir defendidos... En la parte de delante llevarán arcabuces de medio y alto alcance, en la parte media tal vez lleven curanderos y armamento de reserva. Es posible que sean el relevo de los arcabuces principales.
- ¿Es una opción desde alto?
- Desde atrás.- le sonrió el contrario.- Tienen que rotar toda la línea organizativa y para el momento en el que carguen el cañón, ya habrá caído toda la línea primaria y secundaria, quedarán indefensos.
- Buen plan...- le sonrió de lado.- Ya escucharon, trepen y esperen a que pasen la línea, después ataquen desde atrás en los árboles.
Hubo un asentimiento general, donde los soldados empezaron a organizarse para esperar a los grupos desde los árboles, posicionándose según como los grupos hispanos se adentrasen en la selva.
- Tenemos que encontrar a Luis para dar el golpe desde dentro.- los oídos del azabache zumbaron al escuchar aquello de parte de su antiguo grupo.
- Luis está muerto.- despreció Jara.- Con el tiempo que ha pasado, si sigue vivo es porque no se lo han follado o porque el gobernador es un enfermo sodomita. Lo cual solo dejaría claro que Luis también lo era después de todo.- se quejó indiferentemente.
- Siguen repitiendo esa palabra aún cuando no estás presente...- siseó Paul reduciendo el tono de voz, ambos escondidos entre la maleza, viendo a los grupos avanzar hacia el interior del territorio forestal.
- Siguen considerando que solo me atraen los varones por tener el pelo largo como una mujer...
- Ridículo.- rodó los ojos.- Viendo cómo miras a Olivia, realmente lo dudo.
- ¿De verdad es un buen momento para reprocharme algo sobre—? ¿La manera en la que miro a Olivia?
- ¿De verdad te crees que no me he dado cuenta?- alzó una ceja lentamente.
- No la miro de ninguna manera.
- Oh, sí...- rodó los ojos.- Voy a creerte la excusa porque estamos aquí en medio, porque sino, te juro que te lo hacía admitir.- tomó su mentón y besó sus labios.- Vamos.
- ¿Qué significa eso?
En aquellos momentos, "eso" se refería a suponer que iba a hacerle admitir que le gustaba una de las esposas de Paul— cuando no era cierto— y que después lo besara como si nada. A veces no entendía a Paul.
Ante la ausencia de respuesta, Luis rodó los ojos y se movió, siguiendo moreno en silencio.
Los europeos no se dieron cuenta de los movimientos a su alrededor y tampoco de que estaban siendo seguidos y vigilados hasta que el primer hombre cayó por un dardo clavado en su cuello. Ahí fue cuando el caos hizo sucumbir al grito y entre los gritos, los disparos y la confusión, otro de los grupos se acercó, encontrándose con la impactante escena de todos muertos.
- ¿Qué demonios ha pasado aquí?- susurró el hombre estupefacto, trató de buscar un rastro en el suelo, pero no iba a encontrar nada.
- No deberíamos dejar que se marchase...- susurró Paul haciéndole una señal a uno de los hombres con la cerbatana.
- ¿Vais a matarlos a cuenta gotas?- antes de que terminase aquellas palabras, el soldado ya había caído.
- Es más fácil que a todos juntos...- se encogió de hombros.- Que la mitad se mueva hacia el siguiente grupo y repita la estrategia.
- Si, señor...- hubo un coro generalizado.
Luis siguió al moreno de cabellos azabache que bajó del árbol, ayudándolo a bajar el último tramo con un salto en sus brazos.
- ¿A dónde vamos?
- Quiero asegurarme de que los grupos vayan bien coordinados y que no haya armas sorpresa desembarcadas en última instancia...
Por un momento Luis consideró que aquello era lo que deberían haber hecho desde un inicio, pero no se quejó ante la decisión del moreno, de hecho, posó sus ojos sobre las cajas de armamento y cañones siendo desembarcados. Caballos y animales de tiro que se encargaban de la parte pesada y sobre todo esclavos. Luis torció el labio ante aquello y suspiró con pesadez.
_________________________________________________________________________
Quedan 6 capítulos UwU
Bueno, 5 más el epílogo, jejeje
Ahora se viene lo bueno >:D ✨
Aquí las opiniones ----------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1153 Palabras]
ESTÁS LEYENDO
75.- No puedo hacerlo (Gay/Homosexual)
RomanceSolo en el momento en el que encontrase a alguien que lo aceptase tal y como era y que no quisiera cambiarlo como todo el mundo estaba dispuesto a hacer. Solo en el momento en el que Luis consiguiera decir que estaba orgulloso de sí mismo y de sus a...