8-A

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"Llevas todo lo que necesitas mi niña?"

Cuestiona la mujer a su hija quien asiente antes de cerrar la gran cremallera de su mochila blanca decorada con pequeñas calaveras negras.

"Si mami llevo todo y no tarda en llegar..."

Dos toquidos en la puerta interrumpen a Nicole, su mama se apresura a abrirle la puerta a Evan.

-Buenos días señora D-

Saluda amablemente el chico antes de dar un beso amable en la mejilla a la mama de su amada chica.

"Hola pequeño buenos dias, te ves muy guapo y tu loción huele divino."

Halaga la mujer al chico quien agradece mientras a la casa, Nicole se acerca para saludarlo.

"Hola."

-Hola-

La mujer se ríe entre dientes por la notoria incomodidad de los chicos quienes se mantienen un poco alejados frente a ella por lo que al mirar la hora los apresura.

"Bueno, si ya están listos deben irse, es mejor que sean los primeros en llegar."

Indica la mujer, la chica acuerda tomando su mochila para colgarsela al hombro pero Evan se le adelanta y la toma para llevarla.

"Por favor cuídense, envíenme mensaje cuando lleguen y sean muy precavidos, no se confíen ni presten nada a nadie, mucho menos dinero, oíste Nicole?"

Sentencia con severidad la mujer a su hija pues ya conoce que ella es demasiado compasiva y algunas veces ingenua con gente desconocida.

-No se preocupe señora D, la cuidaré bien-

Esa frase hace sonreir a la mujer quien se despide de los chicos agitando su mano.

"Se que lo harás pequeño."

Asevera la mujer en su mente mientras recuerda que ayer, después de tranquilizarse por su enfado con los panzones, convenció a su hija de acudir a su cita en la empresa donde hará su servicio.

Aunque Nicole se negó alegando que podia esperar una semana más porque quería ayudarle lo más posible terminar de limpiar la casa de los vecinos, la mujer se negó rotundamente pues esa era su labor, no la de su hija.

Tras insistir un rato más Nicole aceptó, mensajeo a Evan para informarle a donde iría y por supuesto el chico dijo que la acompañaría a donde ella fuera, lo cual dejó más tranquila a la mujer quien ahora exhala un último suspiro de felicidad antes que su buen ánimo y su sonrisa desaparezcan pues ya debe continuar limpiando la casa de los flojos barbones gordos.

Al abrir la casa, la mujer se da cuenta que la casa se ve más ordenada, el ambiente huele más limpio sin toda la basura acumulada y además se ve más iluminada por lo que atando su cabello en un moño apretado ella se prepara para comenzar sus labores pues en un par de horas tendra que hacerles el desayuno a los panzones.

La mujer se da cuenta que Evan cumplió su palabra y terminó de lavar las cortinas sucias que faltaban por lo que debe volver a colgarlas en su lugar.

Pero esta vez lo hará sola pues no quiere oír las quejas y recriminaciones de los pelirrojos panzones por lo que sale de la casa al cobertizo para buscar una escalera.

"Está oxidada, llena de polvo, pintura y..."

"IUGH!"

Susurra con asco la mujer mientras sacude las telarañas polvorientas de su mano.

Doble obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora