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No sabía que una tercera persona lo estaba observando. Nadie sabe que son sólo un personaje. Pero en algún momento Dee se dio cuenta de que algo andaba mal, como si las cosas se sintieran ensayadas, como si nadie fuera a decir este tipo de cosas. Había teorías sobre la 4ta dimensión, pero ¿y si él fuera la 2da, en lugar de la tercera, por eso no pudieron llegar a la 4ta?
Lo que realmente lo sorprendió fue cuando se dio cuenta de que nunca había salido de su ciclo. NO había salida de su casa. Entonces, si ahora no tenía el control de su propia mente, lo haría. Cuando pensó en ello, se dio cuenta de que tenía la sospecha de que lo estaban observando y eso hizo clic. Fue el espectador. ¿Con suerte un bonito espectador?
Era extraño verlo mirar directamente a la pantalla, como si te estuviera mirando directamente a ti, a tu alma. Simplemente pasaba una hora seguida mirando la pantalla sin decir nada. Aunque una vez empezó a hablar y sintió como si estuviera hablando contigo.
—"¿Sabes que es extraño observar la vida de las personas?"—
Te ríes al ver la ironía en la declaración. Sacudiste la cabeza, riendo entre dientes, antes de escuchar la freidora y pausaste la pantalla para obtener tu comida.
Dee podía verlo ahora, la pantalla, todo lo que había en el otro mundo. Jadeó de asombro al ver todo lo que había al otro lado. Era tan diferente de su mundo.
Regresaste estirándote, antes de mirar tu televisor y ver que la pantalla ya no estaba en pausa, y él te miraba directamente. Te sentaste en el borde de tu cama, mirándolo. Saludaste, haciendo que él te devolviera el saludo y tú jadeaste, retrocediendo.
—"¿Tocas algún instrumento?"—
—"¿Estás hablando..."— Miraste alrededor de tu habitación, antes de señalarte a ti mismo, "¿a mí?"
—"¿Con quién más estaría hablando?"—
—"¿Puedes verme?"—
—"¿No debería poder hacerlo?"—
—"No está bien. Ja, tal vez esto sea como un episodio extraño"— te ríes para ti mismo, antes de apagar la televisión.
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La televisión chisporroteaba, en blanco y negro por toda la televisión. Te despertaste con la televisión encendida y fuiste a apagarla, pero volvió a encenderse. Frunciste el ceño y lo desconectaste. La pantalla se puso negra y regresaste a la cama. Cuando finalmente te quedaste dormido, la pantalla se volvió a encender y Dee tocaba su guitarra suavemente. Estabas condenado y ni siquiera lo sabías.
