Capítulo 1: Encuentro Inesperado

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El recuerdo de aquella mujer seguía atormentándome, como si hubiera dejado una marca indeleble en mi mente. Era como un eco persistente que volvía cada vez que cerraba los ojos. Los ojos verdes de la desconocida me miraban en sueños, desafiando cualquier explicación lógica. No podía sacudirme la sensación de que había algo más, algo oculto en aquel encuentro que aún no comprendía del todo. La curiosidad y una extraña mezcla de atracción y miedo se apoderaron de mí, consumiendo cada pensamiento.

Después de días de darle vueltas al asunto, decidí que no podía ignorarlo más. Aquella mansión abandonada y la enigmática mujer no podían ser solo producto de mi imaginación. Necesitaba respuestas. Investigué incansablemente, leyendo todo lo que pude encontrar sobre la historia del lugar. Sin embargo, los datos eran escasos. Lo único que surgía una y otra vez eran antiguas leyendas de fantasmas, pero ninguna explicaba quién era la mujer que habitaba allí, ni por qué seguía en una mansión olvidada por el tiempo.

Finalmente, una semana después, decidí regresar. Esta vez no lo haría con el mismo miedo que me había impulsado a huir la primera vez. Ahora, lo que sentía era una necesidad incontrolable de saber, de entender por qué había sentido esa conexión tan extraña con alguien que no conocía. El bosque se veía diferente bajo la luz del sol. Los árboles no parecían tan amenazantes, y el silencio ya no me ponía nervioso. Avancé con paso firme, cada vez más convencido de que estaba tomando la decisión correcta.

Cuando llegué a la mansión, el sol brillaba alto en el cielo, proyectando sombras largas y delgadas a través de los árboles. La puerta, como la vez anterior, seguía entreabierta. Sin dudarlo, la empujé y entré. Esta vez, la mansión no me parecía tan aterradora, aunque aún sentía ese aire de misterio que flotaba en cada rincón. El lugar estaba sumido en un silencio sepulcral, solo roto por el crujido ocasional del suelo de madera bajo mis pies.

A medida que avanzaba por el vestíbulo, una sensación extraña me invadió. Sentía como si algo estuviera a punto de suceder, como si hubiera sido atraído aquí por una fuerza invisible. Y entonces, la vi de nuevo.

Ella estaba de pie junto a una ventana, bañada por la luz suave que se filtraba a través de los cristales polvorientos. Su figura era tan etérea y fascinante como la recordaba. El cabello negro caía en cascadas sobre sus hombros, y su piel pálida brillaba con una luz casi irreal. Sentí que mi corazón se detenía por un momento al verla, pero lo que realmente me impactó fue la presencia de otra persona.

Un hombre alto, elegante, con un porte imponente, estaba a su lado. No había duda de que era atractivo, y la forma en que la miraba me hizo sentir una punzada de celos que no podía explicar. ¿Quién era él? ¿Por qué estaba aquí con ella? Mi mente se llenó de preguntas que no podía responder.

El hombre estaba en medio de una conversación con ella, pero cuando nuestras miradas se cruzaron, todo pareció detenerse. El aire se tensó, y el silencio se hizo palpable. Ella me observó con esos ojos verdes, tan hipnóticos como la primera vez. No pude moverme ni hablar, atrapado bajo el poder de su mirada. Pero esta vez no había miedo en mí. Solo una profunda atracción que no podía negar, aunque no entendiera del todo su origen.

"Sabía que volverías", dijo ella con una sonrisa que envió un escalofrío por mi columna. Su voz era suave, pero había algo más en sus palabras. Algo que me decía que había estado esperando este momento. ¿Pero por qué?

El hombre que estaba a su lado no parecía sorprendido por mi presencia. Se limitó a mirarme con calma, como si fuera solo un espectador en algo mucho más grande. Aunque no dijo nada, su mirada me habló de competencia, como si también estuviera midiendo cada uno de mis movimientos.

Finalmente, reuní el coraje suficiente para hablar. "¿Quién eres?", pregunté, mi voz temblando ligeramente, aunque intentaba mantener la compostura. Era una pregunta que llevaba días haciéndome, pero nunca antes había tenido la oportunidad de expresarla en voz alta.

Ella dio un paso hacia mí, su figura deslizándose con una gracia casi sobrenatural. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, sentí su presencia de una manera abrumadora. Su perfume, una mezcla de flores y algo indescriptible, llenó el aire entre nosotros.

"No es importante quién soy", respondió ella con una sonrisa enigmática. "Lo que importa es lo que tú estás buscando".

Su respuesta me dejó sin aliento. ¿Cómo podía saberlo? No había manera de que supiera lo que había pasado por mi mente en las últimas semanas, ni la obsesión que me había traído de vuelta a este lugar. Y sin embargo, allí estaba ella, mirándome como si supiera todo lo que había estado sintiendo.

"¿Qué estoy buscando?", murmuré, incapaz de apartar la mirada de sus ojos.

"Respuestas", susurró, acercándose un poco más. "Respuestas sobre ti, sobre este lugar... y sobre el destino que te ha traído hasta aquí".

Su proximidad me dejó sin palabras. Sentía su aliento rozando mi piel, y aunque una parte de mí me gritaba que debía retroceder, otra parte mucho más fuerte me impulsaba a seguir adelante, a dejarme llevar por esa sensación desconocida que me envolvía.

El hombre que estaba con ella no dijo nada, pero podía sentir su mirada sobre nosotros, observando cada movimiento. A pesar de su presencia, era como si el mundo se hubiera reducido solo a ella y a mí. En ese momento, todo lo demás dejó de importar.

"Ven conmigo", dijo ella, extendiendo una mano hacia mí. "Te mostraré lo que realmente eres".

Mis pensamientos se arremolinaron en mi mente, pero antes de poder procesar lo que estaba sucediendo, mi cuerpo ya había dado un paso hacia adelante, acercándome a ella. Sabía que, en el fondo, esto cambiaría todo. Y aunque el miedo seguía presente, era superado por algo mucho más fuerte: el deseo de descubrir la verdad.

Ella me sonrió una última vez antes de girarse hacia el hombre que seguía observándonos en silencio. "Él está listo", dijo, y aunque no entendía lo que significaban sus palabras, sentí que algo dentro de mí estaba a punto de despertar.

El misterio de la mansión y la verdad sobre quién era yo estaban a punto de revelarse, y aunque no sabía qué me esperaba, algo en mí me decía que, después de cruzar ese umbral, nada volvería a ser igual.

4o

VAMPIRA....[T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora