Capítulo 2: Revelaciones Oscurecidas

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El hombre alto y apuesto que había estado al lado de la misteriosa mujer se desvaneció ante mis ojos como una sombra, dejándome en medio de la penumbra de la mansión. La confusión me invadió, pero la sensación de haberlo visto antes persistía. Algo en su presencia me resultaba perturbadoramente familiar, como si nuestras vidas estuvieran intrincadamente conectadas, aunque no lograba entender cómo. ¿Por qué se parecía tanto a mí? ¿Era solo una coincidencia o había algo más profundo detrás de todo esto? Estas preguntas me carcomían por dentro mientras el eco de mis propios pensamientos resonaba en la oscuridad.

Con el corazón latiendo con fuerza, intenté recobrar la calma. Al volverme hacia la mujer, mi mirada buscó respuestas en sus profundos ojos verdes. Sin embargo, su expresión serena y tranquila contrastaba con mi agitación. Era como si supiera lo que estaba a punto de decir antes de que yo siquiera abriera la boca. Sentí que no había lugar para secretos en su presencia, como si ella pudiera leer mis pensamientos más ocultos, desarmando cualquier intento de protegerme.

"¿Quién eres?" Logré preguntar con apenas un hilo de voz, sabiendo que esa simple pregunta apenas rozaba la superficie de lo que realmente deseaba entender.

La mujer, sin perder la calma, esbozó una sonrisa enigmática, esa clase de sonrisa que parece esconder verdades que no estamos listos para escuchar. "Me llamo Evangeline", respondió con una voz tan suave como la brisa de la noche. "Y tú... eres el elegido".

Sus palabras reverberaron en mi mente, abrumándome. ¿El elegido? Las preguntas se agolpaban en mi cabeza como una tormenta inminente, cada una más desesperada que la anterior. Elegido, pero ¿elegido para qué? ¿Qué era lo que Evangeline veía en mí que yo aún no entendía? Las respuestas parecían estar al alcance, pero al mismo tiempo, completamente inalcanzables.

Antes de que pudiera reunir el valor para hacer otra pregunta, Evangeline dio un paso hacia mí, tan cerca que su perfume embriagador y su fría presencia me envolvieron por completo. Su proximidad era asfixiante y fascinante a la vez. Mi cuerpo quería alejarse, pero algo más profundo me impulsaba a permanecer ahí, atrapado por una atracción que no podía, o no quería, resistir.

"Estás destinado a unirte a mí en un amor prohibido y monstruoso", susurró con una voz tan seductora como mortal, sus palabras rozando mi piel como un veneno dulce. "Nuestros cuerpos, nuestras almas, nuestras vidas están entrelazadas por el destino, más allá de lo que puedas comprender en este momento".

El escalofrío que recorrió mi cuerpo era inevitable. La idea de un amor tan oscuro, prohibido y cargado de una promesa monstruosa me llenó de una mezcla de fascinación y repulsión. Algo en mí gritaba que debía escapar, pero otra parte de mí, esa parte oculta que nunca había querido reconocer, se sentía irresistiblemente atraída por ella. ¿Cómo podía una conexión tan peligrosa resultar tan tentadora?

"¿Qué quieres decir?" murmuré, apenas audiblemente, como si temiera pronunciar las palabras en voz alta.

Evangeline sonrió de nuevo, y en sus ojos verdes había un brillo que combinaba sabiduría y crueldad. "Soy una vampira", admitió con franqueza, sin rastro de vergüenza o duda. "Una criatura eterna, condenada a vagar por este mundo, alimentándome de los deseos más oscuros de los mortales. Y tú... tú eres el elegido para unirte a mi existencia. Juntos, somos el destino que desafía al tiempo y la naturaleza".

Vampira. El impacto de la palabra sacudió mi mente, como si una barrera invisible hubiera sido derribada de golpe. A pesar de lo irracional que podía parecer, su confesión encajaba con cada uno de los detalles que había ignorado o reprimido desde nuestro primer encuentro. Las miradas penetrantes, la inexplicable atracción que había sentido, la extraña familiaridad de la situación. Todo comenzaba a cobrar un sentido perturbador.

"¿Y qué pasa si no quiero aceptar esto?", pregunté, sintiendo que mi voz apenas sostenía la firmeza necesaria. Había un conflicto en mi interior, una batalla feroz entre mi deseo de entender lo que ella representaba y el miedo a lo que significaría rendirme a esa oscuridad.

Evangeline se acercó aún más, tanto que podía sentir el frío de su piel a solo centímetros de la mía. "No puedes huir de tu destino", dijo suavemente, pero su tono cargado de certeza me hizo estremecer. "Puedes resistirte, luchar todo lo que quieras, pero al final, serás mío. Nos pertenece un destino compartido, un amor que trasciende lo que los mortales entienden. No es una simple elección".

Sentí que el suelo bajo mis pies desaparecía, como si estuviera cayendo en un abismo del que no había escapatoria. ¿Estaba condenado a este destino? ¿A una eternidad junto a una criatura que representaba tanto peligro como deseo? El futuro que hasta ese momento había imaginado para mí se desmoronaba ante la inmensidad de lo que Evangeline estaba ofreciendo, o más bien, reclamando.

"Entonces, ¿no tengo opción?", pregunté, aunque sabía que la respuesta ya estaba escrita en sus ojos.

"Siempre hay una elección", respondió ella, su tono se suavizó apenas lo suficiente para que notara una pizca de compasión en su mirada. "Puedes elegir resistir, pero también puedes elegir abrazar lo que te espera. Juntos, podríamos encontrar algo que trascienda el tiempo, algo más fuerte que el miedo o la duda. Pero necesitarás coraje para aceptarlo".

El silencio se instaló entre nosotros, pesado y denso, mientras las palabras de Evangeline flotaban en el aire. Mi mente intentaba desesperadamente encontrar un camino claro, pero lo único que sentía era que cualquier decisión me llevaría a un punto sin retorno. ¿Aceptar el destino que ella prometía? ¿O luchar contra algo que ya sentía tan inevitable como una tormenta en el horizonte?

Sabía que mi vida cambiaría para siempre después de ese momento. La elección no era solo mía, ya estaba siendo moldeada por algo más grande, algo que aún no lograba entender del todo. Y en ese instante, con el corazón dividido y el alma temblando, supe que mi destino, sea cual sea, estaba inexorablemente ligado a Evangeline.

"Entonces, ¿cómo empiezo?" dije finalmente, mi voz llena de incertidumbre, pero también de una oscura aceptación. Lo que sea que me esperaba, no podía seguir negándolo. El futuro que había conocido ya no existía, y lo que quedaba era enfrentar lo que venía, junto a ella.

Evangeline me miró con una mezcla de satisfacción y comprensión. "Todo empieza con el primer paso", dijo, antes de darme la mano. Sentí el frío de su piel recorrer la mía, pero al mismo tiempo, una extraña sensación de calidez invadió mi pecho.

Y así, con el último vestigio de luz desapareciendo a mi alrededor, caminé hacia el destino que me aguardaba, sabiendo que nunca habría vuelta atrás.

4o

VAMPIRA....[T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora