Capitulo 5: Nada...

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Después de ese extraño pacto con Evangeline, sentí algo diferente en mi cuerpo, como si flotara, como si el suelo se desvaneciera bajo mis pies. Parpadeaba incesantemente, intentando que mi mente se aclarara. Cuando finalmente logré abrir los ojos por completo, noté que la noche ya había caído. El silencio del entorno era inquietante, y me di cuenta de que estaba... durmiendo en el suelo. Era extraño, no recordaba haberme quedado dormido ahí.

Lo que más me perturbaba no era el suelo frío, sino que, al girar la cabeza, allí estaba Evangeline, justo a mi lado. Su piel brillaba bajo la luz tenue de la luna que se filtraba por las ventanas, pero algo había cambiado. Su rostro, ya hermoso antes, parecía aún más perfecto, como si hubiera alcanzado un estado de pureza irreal, casi divina. Su piel, ahora más pálida que nunca, brillaba con una perfección que me resultaba inquietante y fascinante al mismo tiempo.

Me puse de pie rápidamente, tratando de entender lo que estaba ocurriendo. Sentía mi cuerpo ligero, demasiado ligero. Algo en mí estaba distinto. Respiraba, pero no sentía el mismo aire llenando mis pulmones como antes. Mi corazón latía, pero el ritmo era irregular, débil, como si mi propio cuerpo no supiera si debía seguir funcionando de la manera habitual.

"Evangeline...", murmuré, aún aturdido. "Voy... voy al baño un momento".

Ella me observaba en silencio, con esos ojos verdes intensos que parecían ver más allá de lo físico, pero no dijo nada. Su expresión no reflejaba sorpresa ni duda. Parecía saber exactamente lo que me estaba ocurriendo, pero no hizo ningún intento por detenerme. Solo me miraba, con una especie de expectación que me ponía los nervios de punta.

Salí de la sala con pasos temblorosos. Mi cuerpo no se sentía como mío, cada movimiento era ligero, casi sin esfuerzo, como si pudiera correr kilómetros sin cansarme. Las sombras del pasillo parecían más profundas de lo normal, y cada sonido, incluso el más leve crujido de la madera bajo mis pies, me hacía sobresaltar.

Después de lo que parecieron veinte minutos de caminar sin rumbo por la mansión, finalmente encontré el baño. Me acerqué al lavabo y dejé correr el agua fría. Me lavé la cara, esperando que eso despejara la confusión en mi cabeza. Pero algo seguía mal. Muy mal. Me sentía raro, como si estuviera viendo el mundo desde una perspectiva distorsionada. Cuando levanté la vista para mirarme al espejo... fue cuando ocurrió.

Nada. No había nada.

Mi reflejo no estaba allí.

Por un segundo pensé que era una alucinación. Cerré los ojos, sacudí la cabeza y volví a mirar al espejo. Pero no importaba cuánto intentara, seguía sin ver mi propio reflejo. El vidrio solo mostraba la pared detrás de mí. Un frío gélido me recorrió la espina dorsal, y el aire pareció densificarse a mi alrededor. Una sensación de terror se instaló en mi pecho, como si una mano invisible me apretara el corazón.

"¿Qué... qué es esto?", murmuré, con la voz quebrada por la incredulidad.

Giré sobre mis talones, buscando alguna explicación. Y ahí estaba ella, apoyada en el marco de la puerta, mirándome con una expresión tranquila, casi satisfecha. Evangeline me observaba como si todo esto fuera parte de un plan meticulosamente calculado.

"Desde hoy", comenzó a decir, su voz suave pero firme, "eres uno de los nuestros".

Sentí que el suelo se hundía bajo mis pies. El eco de sus palabras retumbaba en mi cabeza. "Uno de los nuestros". Lo entendí de inmediato, pero mi mente luchaba por aceptarlo. Me aferraba a la posibilidad de que todo fuera un malentendido, un sueño confuso del que pronto despertaría.

"¿Qué significa esto?", logré preguntar, aunque ya lo sabía. La respuesta estaba clara ante mis ojos. No había reflejo en el espejo. Mi corazón latía débilmente. Mi cuerpo, ligero como el aire. Todo apuntaba a una sola verdad que me negaba a aceptar.

"Significa que ya no eres humano", respondió Evangeline con calma. "Te he transformado. Ahora eres un vampiro".

El pánico se apoderó de mí. Me apoyé en la pared del baño, sintiendo cómo la realidad me golpeaba con fuerza. ¿Un vampiro? ¿Yo? La incredulidad luchaba con la lógica, pero las pruebas eran irrefutables. No había reflejo. No había necesidad de respirar profundamente. No sentía la misma fatiga que antes. Algo en mí había cambiado para siempre.

"¿Por qué?", logré preguntar, mi voz temblando de confusión y miedo. "¿Por qué me hiciste esto?"

Evangeline se acercó lentamente, su figura moviéndose con una gracia sobrenatural que ahora me resultaba demasiado evidente. Cada paso suyo era calculado, preciso, como si el tiempo no tuviera el mismo significado para ella que para mí.

"Porque te necesitaba", respondió ella, sus ojos fijos en los míos. "Nuestro lazo no es solo emocional o simbólico. Es un lazo eterno, y la única manera de asegurar que estaríamos juntos por siempre... era transformarte".

Mi mente se llenaba de una mezcla de terror, ira y una extraña sensación de atracción hacia ella. Sabía que debería estar furioso, gritar, exigirle que me devolviera mi humanidad. Pero al mismo tiempo, una parte de mí, la parte que la había deseado desde el primer momento, se sentía atraída hacia ese destino oscuro y desconocido.

"¿Y ahora qué?", pregunté, intentando sonar más fuerte de lo que me sentía. Necesitaba respuestas, necesitaba saber qué vendría después de haber perdido mi humanidad.

"Ahora", dijo ella, sonriendo levemente, "te guiaré a través de este nuevo mundo. Ya no estás solo, y juntos exploraremos lo que significa ser inmortal. Habrá desafíos, pruebas que deberás enfrentar. Pero siempre estaré a tu lado".

Su promesa sonaba tan tentadora, tan cargada de posibilidades. Pero en el fondo de mi ser, una voz seguía gritando en contra, recordándome lo que había perdido: mi vida, mi futuro, todo lo que una vez consideré normal.

A pesar de todo, no podía negar que algo oscuro dentro de mí se estaba despertando, algo que respondía a la llamada de la inmortalidad, del poder que ahora fluía por mis venas. Me encontraba atrapado entre dos mundos, entre lo que era y lo que ahora debía aceptar ser. Un vampiro.

"Esto es solo el principio", susurró Evangeline, acercándose aún más. "Y te prometo que juntos descubriremos todos los secretos que este nuevo mundo tiene para ofrecer".

VAMPIRA....[T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora