12. Pijamada

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Pasaron varios días, que contarlos no tenía importancia. Después del incidente, SoHee no salía de casa. Los chicos se encargaban de cuidar y cumplir cada uno de sus caprichos, los cuales parecían no satisfacerla del todo, ya que no decía ni una palabra y solo miraba por la ventana cada mañana, con la mirada perdida en el horizonte.

Las noches eran tormentosas. Intentaba dormir, pero los sueños eran tan vívidos y abrumadores que el llanto y los gritos se convertían en sus únicos aliados. Cada vez que eso sucedía, los chicos entraban corriendo a su habitación, tratando de calmarla, de hacerla sentir segura. Después de algunos intentos, tras abrazos reconfortantes y suaves palabras, lograban que se quedara dormida en sus brazos, hasta la mañana siguiente, cuando la luz del sol traía un nuevo día, aunque su corazón aún estuviera atrapado en la noche.

Los chicos se turnaron para dormir en su habitación, asegurándose de que nunca estuviera sola. Se organizaban en un sistema improvisado, creando un espacio seguro donde ella pudiera descansar, pero el verdadero desafío era sacarla de su concha. A veces, las palabras se atascaban en su garganta, como si una barrera invisible la separara del mundo exterior.

Una tarde, sentada en el sillón de la sala, observó cómo Jungwon, Wonbin, Renjun, Hoonjong, Lee Know, Beomgyu, Sion e In Tak comenzaban a acomodar todo para hacer una pequeña fiesta en su casa. Era un esfuerzo colectivo, como si cada uno aportara un poco de su energía y entusiasmo para animarla, aunque ella se sentía distante, atrapada en su propio mundo.

La pregunta sobre por qué solo hombres vivían con ella era una de las tantas que cruzaban su mente, pero en este momento no le importaba. Eran amigos de confianza, hijos de los amigos de su papá, y eso era suficiente para ella. Excepto Jungwon, quien había entrado en su vida de una forma inesperada y se había convertido en su protector.

Mientras los chicos organizaban la fiesta, su mente se centraba en un asunto que la mantenía un poco más viva: la fiesta de cumpleaños de Myung JaeHyun, un nuevo amigo, más bien, el presidente de la clase. La idea de la celebración la llenaba de una emoción contenida, y aunque estaba rodeada de amigos, su corazón latía con fuerza por él. Jaehyun era atractivo, carismático y, sobre todo, parecía entenderla de una manera que pocos podían.

Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con esta fascinación. Jungwon y Renjun intercambiaron miradas de preocupación cuando SoHee mencionó a Jaehyun. Era evidente que no les gustaba la idea de que ella estuviera interesada en él. "No creo que sea una buena idea", había dicho Jungwon en voz baja, casi un susurro. Renjun asintió, preocupado, como si un peligro inminente acechara en el aire.

SoHee, sin embargo, se sintió impulsada a ignorar las advertencias de sus amigos. "Solo es una fiesta", pensó, tratando de convencerse. Pero sabía que, para Jungwon y Renjun, había algo más detrás de esa simple frase.

Mientras los chicos preparaban globos y decoraciones, SoHee observaba con una mezcla de alegría y melancolía. La risa y el bullicio llenaban la sala, pero ella seguía siendo un espectador, un alma atrapada en un cuerpo que no respondía como solía hacerlo. Los recuerdos de su felicidad anterior se desvanecían poco a poco, reemplazados por una tristeza que a veces la envolvía como una niebla espesa.

"¿SoHee, quieres ayudar con la decoración?" preguntó Hoonjong, con una sonrisa amplia. Su voz era cálida, como un rayo de sol en un día nublado. Ella lo miró, tratando de encontrar el entusiasmo que una vez había tenido, pero sus labios permanecieron sellados, y solo pudo sacudir la cabeza en silencio.

Los chicos no se rindieron. Lee Know comenzó a colocar globos de colores alrededor de la sala, mientras Beomgyu organizaba bocadillos. La energía entre ellos era contagiosa, y aunque SoHee se sentía distante, no podía evitar que una pequeña chispa de gratitud brotara en su interior. Eran su red de seguridad, su familia elegida.

Finalmente, se sintió atrapada entre el deseo de participar y el peso de su tristeza. Fue entonces cuando, tras varios intentos, las palabras finalmente fluyeron. "Voy a ayudar", murmuró, y todos se volvieron hacia ella, sorprendidos y emocionados.

"¡Sí!" exclamó Sion, aplaudiendo mientras los demás sonreían. SoHee sintió que, por un momento, el mundo se iluminaba.

Se levantó y se unió a ellos. Las risas llenaron la sala, y aunque la sombra de su angustia aún estaba presente, comenzaba a sentir que, tal vez, había una salida. A medida que ayudaba a colgar luces y a colocar los últimos detalles, su mente divagaba entre la emoción de la fiesta y la imagen de Jaehyun.

Con cada rayo de luz que colgaba, su ansiedad se desvanecía un poco más. Pero, al mismo tiempo, el eco de las advertencias de Jungwon y Renjun seguía resonando en su mente. ¿Qué haría si, al final, Jaehyun no era lo que esperaba? ¿Y si eso desencadenaba más tormentas en su corazón?

La noche de la fiesta llegó más rápido de lo que había anticipado. La sala estaba llena de luces brillantes y risas, una atmósfera que le recordaba lo que era ser feliz. Sin embargo, a medida que los invitados llegaban, la nerviosidad comenzaba a apoderarse de ella.

JaeHyun llegó un poco tarde, como siempre. Cuando entró, el aire pareció cambiar. Su sonrisa era brillante y su presencia, magnética. SoHee sintió que su corazón se aceleraba, y un cosquilleo de emoción la invadió. Él la buscó en la multitud, y cuando sus ojos se encontraron, una corriente de energía atravesó la habitación.

"Hola, SoHee", dijo, acercándose con un brillo travieso en sus ojos. "Gracias por invitarme. Todo se ve increíble".

SoHee sonrió, sintiendo que, por un instante, todo su sufrimiento se desvanecía. "Gracias, solo intentamos hacer algo especial".

A medida que la fiesta avanzaba, ella y Jaehyun comenzaron a hablar. Las palabras fluyeron de forma natural, como si se conocieran de toda la vida. Ella se sentía viva, casi como si la oscuridad que la había perseguido comenzara a disiparse.

Sin embargo, desde la distancia, Jungwon y Renjun observaban con expresiones serias. La preocupación en sus rostros era evidente, y aunque SoHee estaba atrapada en la burbuja de la conversación, sentía la sombra de su desconfianza.

"¿Te gustaría bailar?" preguntó Jaehyun, extendiendo su mano hacia ella. SoHee dudó, pero al final tomó su mano, sintiendo que, quizás, era el primer paso hacia algo nuevo, algo que la ayudaría a salir de su aislamiento.

Mientras giraban en la pista improvisada, con la música envolviéndolos, SoHee supo que, aunque el camino hacia la sanación sería largo, estaba lista para enfrentarlo. Con la compañía de sus amigos y la promesa de nuevas experiencias, sentía que podría encontrar la luz al final del túnel, incluso si eso significaba enfrentar sus propios demonios.

Jungwoon y Renjun no les preocupaba tanto la presencia de Jaehyun solo era.. solo eran celos que ambos compartian, al fin y al cabo ambos son sus amigos pero SoHee era su principal preocupación, querian hacerla sentir bien y estuviera a gusto. Estaban cansados de lidiar con la gente que dañaba a su pequeña, pero tambien sus sentimientos combatian en sus corazones aunque el egoismo nunca existio en su relación preferian compartir la felicidad de SoHee aunque sea como amigos.

ɴᴏᴛ ᴀʟᴏɴᴇ ཌ༺꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora