Capítulo 1

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- ¿Tú crees que los demonios existen? – Preguntó Hanna a mi lado.

Fruncí el ceño.

- ¿Qué pregunta es esa chica?

Sabía que Hanna le interesaba todo el tema de la magia y las cosas que no tenían explicación lógica. Pero nunca pensé que se fuera por el tema de las religiones.

-Si, ya sabes, como hay ángeles también demonios ¿No?

-Supongo- respondo algo insegura por el tema que estamos tomando.

Ella se acerca más a mí, como si estuviera a punto de contarme un secreto.

-Voy a formular mejor la pregunta ¿Crees en Dios?

Al formular esa pregunta el ambiente entre nosotras cambio drásticamente. Había tensión por todos lados, no sabía el por qué. Era solo una pregunta ¿No? Pero no entendía por qué mi cuerpo empezó a sentirse frío y porque las manos me empezaron a sudar incontrolablemente.

-Supongo – respondo casi como un susurro.

Ella se aparta drásticamente sonriendo, siento como el aire que no sabía que retenía volvía a mí con más fuerza.

-Ahí está tu respuesta – señala como si fuera obvio, yo la veo con confusión – Si crees en Dios sabrás que hay ángeles – yo asiento, sin entender su punto – Y si hay ángeles hay demonios.

- ¿Y eso que? ¿A qué viene el tema? – pregunto desinteresada.

-Que en verdad no sabemos nada del más allá – yo le hago una mueca ¿Y ahora que se fumó?

- ¿Y quién quisiera saber algo del más allá?

-La verdadera pregunta es ¿Quién no quisiera saber del más allá?

Enarco una ceja mientras me como mi yogurt, de pronto se me quitó el apetito.

Estábamos en una de las cafeterías que tenía el campus para descansar. La clase de sociología me había cansado las neuronas, estaba loca por irme ya a mi casita y ser feliz en mi espacio.

Por ahora me tendría que conformar en estar aquí y rogar para que las horas pasen rápido.

-No lo sé Hanna – me encojo de hombros – gente con cerebro ¿Tal vez?

Ella me da un golpe divertido y se lleva la mano al pecho dramáticamente.

- ¿Me estas llamando persona sin cerebro? – me encojo de hombros y le sonrió.

-A ver ¿De dónde has sacado ese tema tan de pronto?

-Lo vi por ahí – le resta importancia – Tal vez algún día me proponga hacer un ritual ¿Me acompañas?

La miro con horror ¿Qué mosca le picó ahora? No era religiosa, para nada, pero igual sentía que todos esos temas eran delicados y que era mejor no meterse por esa vía.

-Claro, no te voy a ayudar en uno sino en dos – digo con sarcasmo.

- ¿¡En serio!? – Ella ignora mi sarcasmo y me abraza – Eres la mejor.

Yo ruedo los ojos, no sabía que iba a hacer con ella.

Conozco a Hanna desde el instituto.

Nos conocimos el primer día, éramos dos nuevas perdidas en un lugar inmenso. Yo me acerque a ella para preguntarle si sabía dónde estaba mi aula, cuando ella me confesó que tampoco sabía dónde estaba la suya.

Buscamos por horas, hasta que encontramos a un profesor y le explicamos nuestra situación, resultó que las dos estábamos en el mismo curso. De ahí nos hicimos grandes amigas, conocimos a grandes personas, entre esos mi novio Liam, un imbécil para algunas y un encanto para otras.

La seducción del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora