Capítulo 11

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Daxton

Veo todo a mi alrededor, qué feo lugar era este, siempre he pensado que a este lugar le falta un poco de oscuridad... O diversión.

Los ángeles que custodian la entrada nos miran con repulsión.

- ¿Qué hacen ustedes aquí? Creo que se desviaron del camino - habla con superioridad.

Ruedo los ojos, más egocéntricos no podían ser.

Digo, odio a las criaturas que se crean mejor que yo o que tengan el ego más grande que yo ¿Qué se creen? Pobre de mi padre que se tardó tanto en crearme y fortalecer mi ego, para que vengan seres despreciables a tirar todo su trabajo a la basura.

- Tranquilo chulo - le guiña un ojo despreocupadamente Harden - Solo vinimos a hablar con tu superior, ya sabes... Él era el que hizo toda la faz de la tierra y blablablá.

El Ángel mira con odio a Harden, siempre se atacan cuando hablan mal de su superior y esta no es la excepción.

- Cállate, ingrato, que si no es por él no estarías aquí - me estoy empezando a hartar de esta situación.

- ¿Nos van a dejar entrar si o no? Tenemos cosas que hacer.

Los ángeles se miran entre sí, dudando si dejarnos pasar.

Al final, nos abren las rejas del palacio.

No prestó atención a nada, solo hay un montón de almas deambulando de aquí allá, según ellos, en su "descanso".

Si como no.

Llegó al palacio y entro.

Aquí, como siempre todo estaba callado, no había nadie, solo los ángeles custodiando todo.

Entro a la sala del trono donde mi tío me está esperando.

Reviso detrás de mí, Harden está tocando los adornos como un niño chiquito, solo está esperando que uno de esos ángeles nos destierren solo por tocar las cosas.

- Harden deja de ser un maldito niño y ven aquí, esto es serio.

Él se acerca con paso despreocupado.

- Todo aquí es muy aburrido, no hay peleas, ni almas gritando - se queja.

- Serás imbécil.

Me limito a decir antes de entrar.

En el trono está mi tío, sigue igual de viejo como siempre, se debería tomar un descanso.

- ¿Me mandaste a llamar? - le preguntó mirándolo fijamente.

- Harden, Daxton, ya sé lo que hicieron y déjenme decirles que están violando el acuerdo de paz.

No respondemos.

Si sabíamos que lo que estábamos haciendo puede que trajera esto, pero era eso o...

- Era eso o llamar a un médico - responde mis pensamientos—. Y les puedo asegurar que al llamar a un médico se podían ahorrar todo lo que está pasando ahora. Así que bien, ¿tendremos que entrar en guerra?

Lo miro fulminante.

- ¿Crees que es necesario, tío? Igualmente, siempre andas hablando sobre el destino, que no podemos cambiarlo. Tú más que nadie sabes que igual esto iba a suceder. ¿De qué te quejas?

Se escucha un fuerte gruñido en toda la sala.

- No sé cómo tu padre te puede dejar a ti al trono, eres un irresponsable y, además de irresponsable, eres un inmaduro - me apunta—. No eres capaz de arreglar tus propios errores, Daxton.

La seducción del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora