La Voz Del Alma

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Daniel se encontraba en el campo de batalla, rodeado por sus compañeros, todos ellos preparados para enfrentarse a la oscuridad. La energía de Seraphiel fluía a través de él, dotándolo de una fuerza y determinación sobrehumanas. La batalla contra Asmodeo era feroz, pero la esperanza no flaqueaba.

En medio del caos, una voz suave y reconfortante resonó en la mente de Daniel.

-Daniel, estamos aquí contigo -la voz de Seraphiel era un susurro, pero llevaba consigo la fuerza de mil soles - No estás solo.

Daniel asintió, sintiendo la presencia de Seraphiel a su lado, aunque sabía que el ángel estaba dentro de él.

-Sé que no lo estoy, Seraphiel. Juntos somos más fuertes.

Gabriel, observando desde los cielos, se comunicó con otros ángeles, coordinando sus esfuerzos para apoyar a Daniel y sus aliados. El aire vibraba con la energía celestial, y la luz divina empezaba a abrirse camino a través de la oscuridad que rodeaba el campo de batalla.

Asmodeo, el príncipe de la oscuridad, rugió con furia. Su presencia era opresiva, pero los guerreros de la luz no se acobardaron.

-¡Vamos, hermanos! -gritó Gabriel-. ¡No permitiremos que la oscuridad prevalezca!

Mientras tanto, Daniel y sus amigos luchaban con valor. Cada golpe, cada hechizo, cada movimiento era ejecutado con una precisión casi divina. La conexión entre Daniel y Seraphiel se hacía más fuerte con cada momento que pasaba.

De repente, Daniel sintió un cambio. La luz de Seraphiel se intensificó dentro de él, y por un breve instante, se vio transportado a una visión. Estaba en un vasto campo dorado, con el sol brillando intensamente sobre él. A lo lejos, vio a una figura familiar.

-Azrael -murmuró Daniel.

El ángel caído, atrapado en su propia lucha contra la oscuridad, se volvió hacia él. Sus ojos, una vez llenos de desesperación, ahora reflejaban una pequeña chispa de esperanza.

-Daniel, Seraphiel, ¿han venido a salvarme? -preguntó Azrael, su voz quebrada por la emoción.

-Así es -respondió Seraphiel a través de Daniel-. No te abandonaremos, hermano. La redención es posible para todos nosotros.

De vuelta en el campo de batalla, Daniel recobró la conciencia justo a tiempo para esquivar un ataque de Asmodeo. La visión le había dado nueva fuerza y determinación.

-¡No podemos fallar! -gritó Daniel-. ¡Por Azrael, por la humanidad, por la luz!

Sus compañeros respondieron con un clamor unísono, y juntos, lanzaron un ataque definitivo contra Asmodeo. La oscuridad retrocedía ante su avance, y la figura de Asmodeo comenzó a desvanecerse, consumida por la luz de Seraphiel.

Gabriel, desde los cielos, observó con orgullo y alivio.

-Lo están logrando -murmuró, sintiendo una paz profunda.

La batalla no había terminado, pero la marea estaba cambiando. Con cada paso, Daniel, Seraphiel y sus aliados avanzaban hacia la victoria, movidos por la esperanza, el amor y la determinación de salvar no solo a Azrael, sino a toda la humanidad.

 Con cada paso, Daniel, Seraphiel y sus aliados avanzaban hacia la victoria, movidos por la esperanza, el amor y la determinación de salvar no solo a Azrael, sino a toda la humanidad

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La luz de Seraphiel (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora