Capítulo 11- La pesadilla

151 8 3
                                    

Amara perseus

Me levanté para ir al baño, el frío se intercaló en mis pies, causándome un escalofrío. Al salir del baño, suspiré; la cabaña estaba demasiado fría. Me dirigí a mi habitación, pero me detuve al escuchar unos gritos. Era Lucían.

Abrí la puerta con cuidado y ahí estaba él, murmurando cosas que no tenían ningún sentido, al menos no para mí. Decía algo como: "No quería. Fue sin querer. Levanta". Su cuerpo estaba tenso, me acerqué a él.

- Lucían - lo llamé una y otra vez, pero no reaccionaba, y lo peor de todo es que no despertaba.

- Eiden - opté por llamarle por su verdadero nombre, lo sacudí con suavidad. Sus ojos se encontraron con los míos. Por primera vez en mi vida, vi el reflejo del miedo en sus ojos. Su labio inferior temblaba y su piel estaba sudada, las gotas de sudor bajaban por su frente.

La boca se me secó y se me formó un nudo en la garganta, era incapaz de decir algo. Extendí mi mano hasta su pecho descubierto, no tuve la necesidad de observar su abdomen, en otra ocasión estaba segura de que me quedaría embobada viéndolo. Pero no podía observarlo porque estaba demasiado preocupada por él.

Él se apartó de mí. Con cuidado me senté en la cama, y me fui acercando a él poco a poco. Él me observaba, sus pestañas se movían lentamente como si le costará mantenerse despierto. Levanté mis brazos para abrazarlo, pero tenía miedo de que me rechazara, otra vez.

Lo envolví con mis brazos, su cabeza quedó en mi pecho. No me devolvió el abrazo, su respiración estaba acelerada. Su cuerpo no me transmitía calor, como en otras ocasiones, me transmitió frío, parecía que no estaba conmigo. Me sentía fría y vacía por dentro.

Los segundos pasaban, él sumiso en alguna parte, y yo esperando a que volviera a ser él. Fueron los segundos más eternos de mi vida, lo sentía tan lejos aunque estuviera tan cerca de mí.

Entonces lo apreté con fuerza sobre mi pecho, necesitaba recuperarlo. Un dolor agudo se apoderó de mi pecho, él no mostraba ninguna reacción, parecía un peso muerto. Estoy segura de que si llegara a hablar con él sería como hablar con un fantasma.

Al parecer, él notó mi apretón porque sus brazos envolvieron mi cintura hasta llegar a mi espalda, me apretó con tanta fuerza que me costaba respirar. No sabía si la falta de aire se debía a la idea aterradora de haberlo perdido o a la presión de su abrazo.

-¿Amara?- Su voz sonó tan lejana, asentí, incapaz de articular palabra alguna. Tragué el nudo en mi garganta y logré decir:

-Estoy aquí.

Me apretó aún más fuerte, si eso era posible. Mi cuerpo gritaba por liberarse, mis pulmones clamaban por aire, pero ignoré sus súplicas.

Todo su cuerpo temblaba. Como si fuera incapaz de percibirme, escondió su cabeza en mi cuello y aspiró mi aroma. Aspiró con tanta intensidad que me hizo estremecer.

-Eiden

Un gruñido surgió desde lo más profundo de su garganta. Me sorprendió, siempre me pedía que le llamara por su verdadero nombre, pero esta vez... prefería que le llamara Lucían.

-Lucían- corregí, intenté decir algo más pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.

Sus brazos relajaron la presión, algo que agradecí al igual que mis pulmones.

Nos quedamos en silencio, él respirando en mi cuello, inhalando mi aroma, y yo, inmóvil, aferrándome a él con todas mis fuerzas.

Quise relajar mi abrazo pero tenía miedo de que se desvaneciera, de que si lo soltaba, él simplemente desaparecería.

¿En Que Momento Me Enamore De Ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora