𝑼𝒏𝒊𝒐𝒏 𝑩𝒂𝒋𝒐 𝑳𝒂 𝑻𝒐𝒓𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂

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Adam y Yael habían pasado mucho tiempo juntos desde aquel acontecimiento

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Adam y Yael habían pasado mucho tiempo juntos desde aquel acontecimiento.Con el paso de los días, se volvieron casi inseparables. Lilith, la compañera original de Adam, los observaba con una mezcla de ternura. Aunque ella y Adam debían estar juntos según el plan divino, no podía evitar sentirse feliz al ver la conexión genuina que se formaba entre Adam y el ángel.

Adam se había vuelto más atento y caballeroso con Yael. Sus gestos se llenaban de un cuidado especial, y su presencia a su lado se sentía cada vez más natural. Juntos decidieron emprender una tarea sencilla pero importante: recoger ramas secas para encender un fuego. Lilith, siempre observadora y un tanto intrigante, los animó con insistencia a que fueran solo ellos dos, ella se quedaría acomodando la cueva para su regreso.

El día estaba claro cuando partieron, pero el clima cambió abruptamente. Mientras recogían las ramas cerca de un río, el cielo se oscureció y una tormenta repentina comenzó a azotar la tierra. El río, que apenas había sido un arroyo tranquilo, creció rápidamente en caudal y fuerza. El ángel Yael, al sentir el peligro, dejó caer la madera que había recolectado y voló rápidamente hacia Adam, quien estaba sumergido hasta la cintura en el agua turbulenta.

El agua comenzó a arrastrar a Adam, y Yael, aterrorizada, gritó su nombre mientras se lanzaba a rescatarlo. Con sus alas batiendo contra la lluvia y el viento, logró aferrarse a él, pero la corriente era fuerte y ambos fueron arrastrados río abajo. Con un esfuerzo sobrehumano, Yael logró mantener a Adam a flote, aunque la desesperación crecía en su corazón al ver que él no respondía.

Después de lo que parecieron horas de lucha contra la corriente, encontraron una pequeña cueva en la orilla del río y se refugiaron en ella. La tormenta rugía con furia afuera, pero dentro de la cueva, la oscuridad y el silencio eran abrumadores. Yael, con el corazón desbordante de miedo, se inclinó sobre Adam, que yacía inmóvil y frío.

Con manos temblorosas, comenzó a usar sus poderes para tratar de salvarlo. Concentrando toda su energía, envió ondas de calor y luz a través de su cuerpo, intentando reanimar su corazón y sus pulmones. El miedo a perderlo la inundaba, y cada segundo que pasaba sin una respuesta de él era una tortura. Finalmente, después de lo que parecieron eternidades, Adam abrió los ojos, parpadeando con confusión.

La alegría de Yael fue inmediata e intensa. Sin pensar, se arrojó sobre él y lo abrazó, sintiendo una calidez que le devolvía la vida más rápido que cualquier otra cosa.

—Adam, ¿estás bien? —preguntó Yael con una voz cargada de preocupación, sus ojos centelleando con un brillo divino.

—Sí... gracias a ti, Yael —respondió Adam, su corazón latiendo con fuerza tanto por el miedo como por la gratitud.

Sin previo aviso, Yael se inclinó hacia él y lo besó. Fue un beso lleno de la intensidad de la vida y la gratitud de la salvación. Al principio, Adam se quedó inmóvil, sorprendido por el gesto inesperado, pero pronto se dejó llevar por la calidez y la dulzura del momento. 

Hɑbibi (Adɑm x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora