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Charlie miraba con nostalgia por la ventana. El panorama frente a ella era desolador; las llamas y la destrucción causada por los ángeles exterminadores devoraban todo a su paso. La vista del infierno reducido a escombros le entristecía profundamente. No solo pensaba en la devastación física, sino en las almas que habitaban aquel lugar, su gente, que ahora sufría por la ira divina.
Perdida en sus pensamientos, Charlie se sobresaltó al escuchar su nombre. Se giró rápidamente y allí estaba ella, su novia, mirándolo con una mezcla de ternura y preocupación. Se sintió avergonzada al ser sorprendida en un momento tan vulnerable.
-¿Estás bien? -preguntó ella con voz suave, acercándose lentamente.
Charlie forzó una sonrisa, intentando disimular su tristeza.
-Sí, solo... pensaba en mi familia y esas cosas -respondió con un suspiró, desviando la mirada. No quería preocuparla, pero la verdad es que la situación la estresaba.
El silencio entre ellas se rompió con un ligero golpe en la puerta. Ambas se giraron para ver a un joven que había tocado la madera. Apenas se distinguía su rostro, cubierto completamente por una máscara dorada que dejaba ver sólo un resplandor dorado en sus ojos. Su piel, de un tono ligeramente azul, contrastaba con el uniforme que llevaba: un pantalón gris, una camisa roja y tirantes negros.
Charlie reconoció al instante a su primo Zadkiel. La máscara no podía ocultar la familiaridad de su porte y la calidez en su voz masculina suave.
-Charlie, ¿todo está bien? -preguntó el joven, con su tono de voz, reflejaba una genuina preocupación.
-Estoy... aguantando, supongo -respondió Charlie, intentando ser honesta sin sonar demasiado pesimista.
El joven asintió, comprendiendo sin necesidad de más palabras. Caminó hacia ella, pasando la mirada por la devastación que se veía por la ventana, y luego se volvió hacia su prima.
-Es difícil ver todo esto -comentó, su voz suave pero cargada de una tristeza compartida.
-Sí, lo es -admitió Charlie, con un suspiro. Luego miró a su primo con una pregunta en los ojos-. ¿Cómo están los demás?
-Los del hotel están bien. -dijo, y luego, levantando la vista.
Vaggie se acercó, poniendo una mano reconfortante en su hombro, ambas se veían con cariño.
-Espero que mi trabajo aquí funcione.
-Funcionará, creo en ti.
El gato infernal salta a los brazos de Charlie.
-Asi va hacer Charlie -Su primo camina a la puerta - debemos ir a la sala, se solicito una junta con el personal.
-Cierto, Alastor dijo que mostraría algo.
Charlie se levanta pero vuelve a ver el reloj divino.
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