—Este es el trato. Ustedes vivirán con los médicos que elijan y trabajarán en el hospital, pero recuerden que si les toca vigilarme deben dejarme ir cuando quiera— dijo al pequeño grupo de ninken que estaban sentados en fila frente a su casa.
Todos ya llevaban sus chalecos que indicaban que ahora eran parte del personal del hospital, también seguían con sus collares con sus respectivos nombres y el símbolo del clan Hatake.
Kakashi no lo había pensado hasta que vio a algunos de los ninken que salieron de las tierras de su clan mezclarse con algunos del clan Inuzuka trabajando en conjunto o simplemente paseando por la aldea. Pero ahora que lo pensaba se sintió un poco satisfecho y hasta orgulloso de ver el símbolo de su clan ser usado por aquellos ninken.
Realmente no recordaba haber tenido la intención de hacer algo por el clan Hatake y su padre en vida no le había inculcado el deber por su clan, así que le tomó por sorpresa el ver que lo que fue una mudanza temporal ahora era todo lo contrario.
Sabía que habían sido nómadas hasta que se unieron a Konoha y que en un principio, a pesar de ser capaces de hacer ninjutsu, se dedicaban a la agricultura hasta que se asentaron en Konoha y usaron sus habilidades para luchar como shinobis. Durante la primera guerra su clan quedó diezmado y el número bajó hasta ser uno en la actualidad.
Y a pesar que había heredado el título de jefe del clan, al igual que Sakumo, no pensó mucho en el asunto ni se interesó por las tierras o la historia perdida de sus antecesores. Todo lo perteneciente al clan Hatake iba a terminar en manos del consejo para ser usado de la forma que ellos creyeran correcto para Konoha si él moría, pero ahora ya no sería así.
Si bien su clan oficialmente contaba con personas que no tenían sangre Hatake, porque hace tiempo había hecho que los Maito se unieron oficialmente para que no hubiera dudas de que eran sus familiares, ellos podían hacerse cargo de todo si algo le sucediera a él.
Pero mientras tanto mantendría en buen estado lo que perteneció a sus ancestros y seguiría con las tradiciones y costumbres que había olvidado.
Aunque no planeaba dedicarse a la agricultura, lo que hacían antes los Hatake definitivamente se perdió porque Kakashi no podía hacer más que un pequeño huerto.
—¡Muy bien, hora de irse!— los ladridos que recibió en respuesta lo hicieron resoplar, tres de los ninken apenas habían dejado de ser considerados cachorros y exponían más su entusiasmo que los demás.
Caminó tranquilamente alejándose de su casa y cuando llegó a la entrada saludó con la mano a sus vecinos que ingresaban para ir hacia el templo con algunas ofrendas e incienso.
En invierno hacían más visitas para rezar y pedir para que sus cosechas resistieran el frío. Por generaciones se habían hecho cargo del mantenimiento del templo en agradecimiento de que les permitieran ingresar a ésta parte de las tierras y que les cedieran las que habitaban actualmente.
La conversación que tuvo cuando oficialmente se mudó y comenzó a trabajar en todo el sector haciendo que dejara atrás aquel aspecto abandonado fue incómoda. Por suerte hace tiempo dejaron de tratarlo como si fuera alguien importante y los honoríficos tambien se acabaron.
Ahora ingresaban para visitar el templo sin hacer un alboroto para pedir permiso e interactúan como vecinos normales. O eso suponía porque no tenía una referencia personal anterior a ellos para comparar.
Cuando llegó al hospital sonrió e hizo un gesto vago con la mano a Rin cuando la vio entre los médicos ninja que recibían a los ninken.
Se había calmado luego de regañarlo, le hiciera un examen médico completo, lo volviera a regañar y por fin, después de darle un discurso para que le quedara claro que no se desharía de ella porque eran amigos, comenzó a tratarlo con normalidad.
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Reiniciando (2)
أدب الهواةParte II Lazos Kakashi ya no recordaba cada mala decisión, cada error, cada pérdida... Pero sabía que las hubo en su otra vida y que en esta logró reparar muchos de los hechos que lo mantenían ahora mismo viviendo entre las personas en las que confi...