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Fue incómodo ver que Obito abría y cerraba la boca intentando decir algo sin decidirse. Pero cuando por fin lo hizo no valió la pena tanta espera.

—Lo siento— dijo rascándose la nuca nervioso y Kakashi se encogió de hombros poco impresionado —Aunque no por lo que dije porque es cierto, pero sí lamento gritarte y...

—Apestar mi casa— lo ayudó a terminar su patética disculpa y sonrió sutilmente cuando Obito lo miró con el ceño fruncido pero asintió. A nadie le gustaba que le dijeran que sus feromonas apestan.

Kakashi casi rodó los ojos al darse cuenta que Obito estaba pensando en decir algo más. Se notaba que seguía un tanto nervioso, pero también que se calmó lo suficiente para hablar normalmente. Y por cómo lo miraba era  probable que quisiera seguir elaborando más su disculpa.

Recordó como hace unos días envidiaba la facilidad con la que se disculpaba y se cuestionó si se debía a que Obito pensó que era lo correcto al tratar con Omegas o si también era de esa forma con los demás. Aunque estaba casi seguro que era lo segundo.

Las veces que interactuaron en estos últimos años vio que no se había vuelto menos simpático y amable de lo que era de niño, al contrario. Aunque tenía que tener en cuenta que mucho de su comportamiento fue falso con personas que no eran cercanas de forma afectiva. Pudo distinguir que las enseñanzas de Minato y Fugaku lo hicieron ser menos gritón y cambiar a algo más controlado, ser cordial hasta con quienes no tendría por qué serlo.

Pero aún así no tenía mucha perspectiva de cómo era con otros de forma puntual. Tuvo en cuenta que en su mayoría las veces que pasaron el rato rara vez con otras personas. Solo tenía una perspectiva generalizada.

No le gustó creer que tal vez se perdió muchos cambios importantes. Que se quedó con la percepción que tuvo de él desde que eran niños hasta que dejaron de ser un equipo. Y no solo con Obito, sino que en todos con los que se relaciona.

Si bien se mantuvo en contacto con Obito y Rin, no pudo evitar estar lo mas aislado posible para mantener sus deberes como Anbu en orden. Las veces que tuvo que elegir con quién pasar su tiempo libre optó por priorizar a su familia y ponerse al día con la manada de perros Hatake.

Sus prioridades eran ser primero un shinobi, después un hijo y hermano, y tercero un amigo.

Así que tal vez, sin darse cuenta, se perdió de muchos detalles importantes de sus amigos. Y en éste momento específicamente quería saber si Obito estaba tomando algunas enseñanzas tradicionales de los ancianos más atentamente de lo que creía.

—¿Por qué te estás disculpando?

—¿Porque es lo correcto?— contestó con una pregunta, notablemente inseguro de saber si entendió bien lo que le preguntó.

—¿Si hubieras hecho lo mismo en casa de Anko o de Genma también te disculparias?

—Por supuesto— contestó como si fuera obvio pero aún confundido por las preguntas. Kakashi ladeó un poco la cabeza al notar que estaba siendo sincero.

—¿Por qué envías a tus invocaciones a espiarme?

—Lo dices como si lo hiciera las veinticuatro horas todos los días desde hace años y solo fueron dos veces— dijo como si eso fuera mejor y debió mostrar algo con su mirada porque Obito suspiró antes de volver a rascar su nuca nerviosamente —Estaba preocupado cuando supe lo que pasó con Orochimaru. No sabía si sería tu escuadrón el encargado de buscarlo y... te conozco. Sé que no arriesgarías a tu equipo pero que tampoco darías marcha atrás en una misión, así que envié a Aki como respaldo por si lo necesitabas.

—Dijiste que fueron dos veces.— y le creyó.

—Y... la primera vez fue cuando te apartaste de todos. Me encontraba lejos y me estaba volviendo loco no saber si estabas bien y que nadie pudiera decírmelo. Pensé lo peor y necesitaba confirmar que estabas bien.— Kakashi asintió y pensó en qué decir.

Reiniciando (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora