Tanto Najwa como Pedro avisaron a sus hijos que no estarían y se irían a la casa de la playa porque necesitaban alejarse de todo lo que les recordara su perdida. No podían evadir eso por mucho tiempo, pero ambos necesitaban un respiro.
El trayecto fue silencioso, consistió en Najwa mirando por la ventana y Pedro mirando la carretera.
La ventaja de la casa de playa de Pedro era que solo habían estado ahí una vez en todo lo que había durado el embarazo, así que creyeron que sería menos tormentoso.
Al llegar a la casa Najwa se adelantó para abrir y Pedro la siguió con las maletas.
— ¿Te apetece comer algo?
— ¿Hay gente de servicio? — se soltó el cabello que llevaba recogido en una coleta
— Les pedí que llenaran la despensa y que se retiraran, yo me haré cargo de todo — sabía que Najwa no había probado casi bocado desde esa vez y no quería que se descompensara
— ¿Tienes pasta?
— Supongo que sí, envié una lista con toda tu comida favorita para que compraran todo lo necesario — la miró jugando con sus manos cuando ambos se quedaron sin palabras.
Pedro se acercó a ella y tomó su cara entre sus manos, queriendo ver vida en esos ojos marrones que tanto le gustaban, pero no había nada. Ella lo miró con esos ojos muertos que tenía desde hace días. La besó y esta vez le devolvió el beso, uno carnal, no como los que acostumbraban a darse.
Pedro supo que los besos de Najwa le pertenecían desde el primer momento que se besaron, pero ahora ese beso que por derecho era suyo, era extraño.
— Subiré a cambiarme y después voy a salir a caminar
— Te acompaño
— Prepará la pasta, por fin tengo algo de apetito — se negó al instante
— Bien, pero cualquier por cualquier cosa llévate el móvil
— Sí
— ¿A dónde irás?
— Iré aquí afuera, quiero caminar por la arena, no iré nada lejos
— Entonces salgo a buscarte cuando todo esté listo
— Bien
La pelirroja se dio la vuelta y dejó a Pedro ahí, pero mientras subía a la habitación se cuestionaba que era lo que había sentido al besarlo. No se sentía cómoda haciéndolo.
Se quitó la ropa y se puso algo cómodo. La mujer decidió salir por la puerta trasera para evitar encontrarse con Pedro. Aún no lo sabía, pero ese día no solo murió su hija, murió lo que eran, lo que habían construido.
Durante su embarazo, solo estuvo en esa casa una vez, así que ni tenía muchos recuerdos ahí, pero eso no evitó que se detuviera y mirara los camastros donde había pasado días tirada con Pedro, cuando habían encontrado el país de las maravillas y se habían perdido en él, fingiendo que todo eso podría durar para siempre.
Carajo, se había enamorado, enfermó de amor.
— Vaya mierda
Najwa siguió caminando mientras los recuerdos venían a ella rápidamente golpeándola con la cruda realidad a la que se enfrentaba. Sintió la arena en sus pies descalzos y las lágrimas caían por sus mejillas sin parar. Avanzó mientras el dolor la consumía al igual que el mar, no era consciente de lo que hacía, el agua había llegado hasta su cintura.
"Cuándo has pérdido un hijo, te das cuenta que braceas en un charco de barro... Y que te vas hundiendo poco a poco. Ese ser que creció dentro de ti por meses, que fue tu compañía 24/7, al que cuidabas y que al final nada sirvió, porque la vida se encargó de arrebatartelo".
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The Great War
Fanfiction"Cruzaría la línea, perdería mi tiempo, perdería la cabeza, pero no me culpes, el amor me enloqueció"