Capítulo 40

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James está inquieto y se siente desesperado. Jamás ha tenido a Lyra fuera de su casa ni una sola noche, pero el corazón del millonario tiene que tranquilizarse tarde o temprano, mientras que su otra mitad enfrenta una nueva realidad

***

Lyra se paso todo el camino de trayecto en el auto preguntándose si esto había sido lo correcto. Es decir, ¿valía siquiera la pena querer reconstruir estos lazos rotos? Deseando desesperadamente una familia. Algunas personas en sus vidas llegaron a tener solo una madre, otros solo un padre, y otros tuvieron la dicha de tener los dos, y otros la desdicha de ninguno. Aun así, cuando la vida te trae de vuelta a tu familia ¿Cómo podrías rechazarla?

-No es para siempre -se murmuro a si misma

Estaba nerviosa. Tenia tantas dudas. Tantas preguntas. ¿Cómo serian estas personas? ¿en que clase de hogar viviría?

Cuando las grandes puertas de entrada del jardín se abrieron debia decir que no la impresiono. Pero no podían culparla, había vivido toda su vida en la mansión de los Brown. Eran la familia mas rica y poderosa de la ciudad. Pero eh, que la familia Harrison no estaba tan mal. Estaba muy bien posicionada también. Aunque la cuestión del dinero le importaba muy poco. Hubiera querido conocer a sus padres así estos fueron pobres, así no tuvieran casa o un centavo a su nombre.

Se bajo con las maletas y rechazo la ayuda del sirviente -yo las llevos.-menciono -yo puedo

Entonces avanzo con el peso subiendo las escaleras hasta la puerta principal. La fachada era de un color crema y adornada con luces extravagantes afuera

Las grandes puertas se abrieron y una mujer de cabellos rubios igual que ella salió a recibirla

-Amada hija. ¡Oh hija mía! -sus manos fueron a su boca y corrió a abrazarla

Esto le tomo por sorpresa, a pesar de que era su madre se sentía como abrazar a un completo extraño -¿m-mama...?- a pesar de que no se sentía lista para esa palabra, la dijo. Una palabra que no había conocido hasta ahora

-Lo soy hija, soy Rebecca Harrison -se separó -lamento tanto todo esto, pero pasa pasa- le insto – tu hermano nos espera adentro

Ella paso siguiendo las instrucciones de la mujer y en efecto, un chico joven de aspecto afable los espero en la puerta. Tenia cabellos rubios al igual que la mujer y poseía ojos verdes. Era como una copia de su madre.

-Hola, me llamo Daniel – se presentó cogiéndole sus dos manos – un placer tenerte de vuelta en la familia Harrison, hermana

Sin demorar mas se instalaron en la sala de estar de la mansión mientras se calentaban por el frio de afuera

-¿Quieres un poco de te? ¿café? - pregunto la mujer – imagino que tienes muchas preguntas, querida

-Si. De hecho, las tengo- miro hacia el joven -¿Qué edad tienes?

El muchacho parpadeo -ah... veintidós

-Yo tengo veinticinco ahora. Quiere decir que soy tu hermana mayor. Naciste mucho después de mi -razono -tres años despues

-Claro...- sonó incomodo y miro hacia su madre

-Como lo lamento... -sollozo – eras nuestra primera hija y no sabíamos que hacer exactamente. Estábamos en una situación económica un poco complicada también. No hay excusa para eso...

-Quiere decir que... ¿no hay una razón exacta del porque me dejaron a mi atrás?

-No te abandonamos del todo... te dejamos a buen cuidado. Y por solo mirarte -la recorrió de arriba a bajo -puedo decir que lo hemos hecho bien. Tanto el señor Jace Brown, como su hijo James han hecho un buen trabajo. Han sido muy generosos contigo – dijo apreciando las joyas, la vestimenta, los zapatos, sus cabellos. Todo en ella era elegante y caro.

-Si. James ha sido...-lo pensó -adorable

-Sabemos que quizás no fue lo mismo. Pero solo espero que sepas que lo siento mucho – se levantó – mañana podemos hablar de todo esto con mas tranquilidad. Ahora deberías irte a dormir. Continuaremos en la mañana.

-Pero...

-Si. Mañana será todo. -dio dos palmadas y pronto una muchacha del servicio corrió en su llamado -por favor, dale una habitación a esta chica

La joven asintió y se marcho

-Espero nos disculpes Lyra, -se vio apenada – pero no sabíamos que venias, así que no tenemos una habitación adecuada preparada para ti. Pero por el momento, espero no te importe tomar una cualquiera. Pronto te haremos la tuya propia, una personalizada. Y quizás, quizás a pesar del tiempo establecido aun así quieras quedarte ...

-Bueno yo... ya lo veremos.

-Ahora, puedes darme tu teléfono -estiro la palma abierta de su mano hacia ella

Ella parpadeo -¿m-mi... mi teléfono...?

-Si. -le pidió – nadie duerme con ellos. Tenemos una costumbre en esta casa. Es una regla -entonces se acerco a su hijo pidiéndole el suyo y Daniel se lo entrego sin el mayor miramiento. Incluso ella tomo el suyo propio apagándolo. Entonces lo coloco en una cesta por la entrada de la puerta – no te preocupes querida, mañana por la mañana podrás tomarlo de vuelta de nuevo

-Bueno yo...- ella se sacó el celular del bolsillo y lo apretó en su mano de forma insegura – pero primero quizás deba informar a James.... Solo para que sepa que llegue bien...

-No tienes porque, yo ya lo he hecho -sonrió la mujer de forma cálida

Lyra no se sentía en el derecho de romper con sus reglas familiares. Después de todo, no podía venir a una casa ajena a imponer sus propias órdenes. -claro... - se lo dio

La mujer que se había presentado como Rebecca Harrison puso todos en el lugar indicado, luego se apartó para despedirse – espero verte temprano mañana en el desayuno -le asintió -estamos muy alegres de que estes aquí – y con eso ultimo ambos jóvenes se retiraron

Bueno, no podía culparlos, eran las once y media de la noche.

La chica vestida de sirvienta regreso -por aquí -le pidió tomando su equipaje

Lyra la siguió hasta llevarla a su habitación – es esta- le informo

Junto con sus maletas entro y cerro la puerta. Lo que vio la asombro un poco. Para ser una mansión de gente rica la habitación era pequeña. Solo cabía una cama y un pequeño velador. El cuarto no tenia ventanas. O bueno. Tenia algo por donde entraba la luz, pero no se abría.

Se sentó pensando que era comprensible. No esperaban su visita y que realmente viniera.

También había una pequeña puerta dentro de su habitación. Un baño. Nada fuera de lo común.

Suspiro -no importa... -murmuro dandose animos.

Se levanto y tendió la cama con las sabanas limpias que le había traído la muchacha. Además, todo esto era temporal, hasta que le cambiaran de cuarto. Aunque la verdad no le importaba.

Se acostó en su cama para intentar dormir mientras no dejaba de pensar en que estará haciendo James ahora...

***

Al otro lado de la ciudad el joven miraba con aprensión hacia su celular

¿Por qué no llamas?

¿Por qué no llamas?

¿Por qué no llamas?

Y alguien no pudo dormir bien esa noche...

La intrusa en la casa del millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora