Cuando Lyra tenía dieciséis y el diecisiete. James empezó a notar que ella llegaba triste de la secundaria, rostro decaído y siempre sin hambre.
Su padre ya los había abandonado un año atrás con su partida y la convivencia se había vuelto más complicada. Él se encargaba que Lyra tuviera todo lo que necesitaba, además de horarios muy estrictos. Le tenía prohibido miles de cosas, y el resentimiento que tenía aún era bastante grande en su corazón. Era egoísta, claro. Pero estaba nublado por su molestia del pasado.
Aun así, no era un desalmado. No del todo.
-Mañana salgo de viaje por tres meses- le informo a medio pasillo
Lyra no lo miro solo asintió.
El frunció el ceño. ¿No era digno de siquiera una mirada? -si vas a bañarte asegúrate de dejar todo bien cerrado. Las duchas toman veinte minutos a lo mucho
Otro asentimiento.
El muchacho se irrito. Lyra a medida que crecía había empezado a cambiar. Cintura pequeña, labios sonrosados, y sus cabellos crecieron largos y caían como rocíos de oro a sus espaldas. Ojos desesperanzados y aun conmovedores Odiaba el hecho de que fuera tan hermosa. Sería más fácil odiarla sino luciera así
¿sonaba superficial? Claro, era un adolescente.
-Acuéstate temprano, mañana tienes escuela. -miro hacia su propia agenda en su celular – no estaré aquí para tu graduación, pero he dejado dinero para que te compren un regalo bonito.
Ni siquiera eso la alegro.
Entonces Lyra solo desapareció por la habitación.
Sabía que aún estaba de luto por la muerte de su padre, pero esto era otra cosa. ¿Qué era lo que pasaba? Estaba en el último año de secundaria ya pronto para graduarse y hallar una universidad. ¿Qué le pasaba?
Así que James se dispuso a solucionar esto antes de marcharse
Aquella siguiente mañana él se fue aparte de Lyra hacia su instituto. Paso como dueño del lugar sin que nadie lo detuviera. Y en el receso encontró el problema.
Un grupito de personas la molestaban. No solo eso, la humillaban.
Noto como una chica le arrojo contra su camiseta blanca su jugo de mora encima. O al menos eso era lo que parecía desde esta distancia.
« Así que por eso se ensuciaba tan fácil el uniforme... » pensó
Siempre llegaba pidiendo disculpas y diciendo lo torpe que era y que tendría más cuidado la próxima vez. No. No era eso. No se dañaba el uniforme apropósito.
Entonces el vio a Lyra a lo lejos agarrar su maleta del suelo, pero noto que no pudo guindársela por los hombros, tenía cortada las correas.
El frunció el ceño sintiendo coraje.
Ahora tendrían que comprar una nueva.
Noto como Lyra se agachaba paciente y calmada y trataba de amarrar las correas cortadas una contra la otra para poder guindársela de alguna manera.
¿Desde cuándo tenía la mochila así? ¿Por qué no se había dado cuenta antes? ¿Por qué no decirle que necesitaba una nueva mochila tampoco? Pero lo peor era que no estaba pidiendo ayuda. ¿porque no le había dicho nada sobre esto? De lo que le estaba pasando, de lo que le estaban haciendo
Entonces lo último que noto fue el chicle pegado en su pelo y como sin miedo o coraje ella se lo cortaba calmada retirándoselo con unas tijeras. Su hermoso cabello...
James se sintió hipócrita, él le hacia la vida miserable en la mansión y estas chicas en la escuela. ¿era igual que estas mujeres?
No.
Negó con su cabeza.
No lo era. ¿Cómo podría? El jamás le había hecho algo como eso. Aun así, el seguía siendo el malo de la historia. Ser el menos malo de los dos grupos no era ningún cumplido.
Entonces solo cuando esta se marchó por completo James se acercó al grupo de chicas que estaba riéndose.
Ellas enmudecieron al instante al verlo llegar.
James, era un joven guapo, atractivo, y rico. Y muy conocido por todas las familias importantes. Y todos quienes podían pagarse esa colegiatura para estar en aquel colegio era alguien privilegiado. Y él lo sabía.
-James...-una chica pelirroja le sonrió encantadora y casi nerviosa mientras se cogía el cabello. Envuelto en una elegante trenza le daba vueltas
La conocía.
En un pasado, su padre le había presentado a muchas jóvenes para algún día quizás formar una alianza con alguna empresa importante por medio de un matrimonio. Pero a James no le había gustado ninguna de las jóvenes con las que se había topado. Y se había rehusado rechazando a todas.
-Creía que estabas de viaje de negocios... ¿cuándo volviste?-y sus ojos se encendieron - ¿empezaras a estudiar aquí?
James no estudiaba como el resto, estaba muy ocupado, tenía profesores privados y la gran mayoría de sus clases eran en línea
-No- contesto. Entonces dio unos pasos más hacia las jóvenes – vengo aquí a darles una advertencia. Lyra es parte de la familia y el legado Brown.
-¿Lyra?- interrumpió otra sorprendida
-Si. Y ponerle una mano a ella, es como ponerme una mano a mi- y sus ojos azules eran tan claros que podías sentir tanta honestidad como algo abrupto y abrumador. Joven de traje azul oscuro y cabellos oscuros, una belleza mortal y severa
-Pero... nosotras no...
-Lo he visto todo. Y esto tiene que parar. No soy una persona que habla dos veces. ¿les ha quedado claro?
-No sabíamos que te importaba... pensé... hemos visto que...
-No te metas con ella de nuevo -dijo serio y luego miro a las demás – va para todas ustedes.
Hubo silencio.
-Llego a ver algo, o me llego a enterar de algo más y las consecuencias para las empresas de sus familias serán severas. -James suspiro -No les pido que sean amables, solo que la dejen en paz. Y si hay alguien más aparte de ustedes molestándola, pásenle el mensaje. No quiero tener que pasar por aquí de nuevo ¿quedo claro?
-Claro- sonaron todas al unisonó
Y luego de eso James se marchó, partió también a su viaje de negocio, y mantuvo bien vigilada a Lyra. La muchacha nunca supo el cómo, o el por qué sus agresores pararon. Asumía que solo se habían aburrido de ella. Nunca supo que, detrás de toda ayuda que recibía, solo un nombre estaba detrás; James.
Él siempre estaba atrás de ella. Siempre respaldándola, siempre cuidándola en las sombras. Se hacia el malvado y frio con ella, pero siempre estuvo allí. Aun cuando no se llevaba ni un crédito por ello. Y jamás lo haría.
James no podía decir en qué momento empezó a gustarle Lyra. Ni el mismo lo sabía con exactitud. Pero su respeto si se lo había ganado hace años. Comenzó a admirarla poco a poco, y hay que aprender la lección; alguien bueno, siempre será hermoso.
-Ten el dinero -le pidió a su guardia -cómprale un collar de nuestro nuevo catalogo para su graduación, y... -tomo una pausa -un libro
-¿Un libro, mi señor? Pero pensé que le tenia prohibido leer ante usted
-Si. Lo tiene. Solo cómpralo. Consigue que el autor lo firme antes. -entonces en un papelito le tendió el nombre del libro que sabía que Lyra quería – no le digas que yo le he encargado eso. Di que es un regalo de los sirvientes para con ella. Dile que de mi parte, solo va el collar
-Si.
Y eso fue todo.
James ya había caído ante ella, hacía ya mucho tiempo.
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La intrusa en la casa del millonario
RomanceLyra sabía que tenía un apellido, siempre anhelo eso, saber quién era. Tener una identidad, pero no le dijeron que eso era algo que solo ella podía darse. Sus padres la dieron en adopción cuando era muy pequeña, ofrecida en bandeja de plata al mill...