Capítulo 10: La luz de la verdad

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— ¡Me encanta este lugar! —Exclamó Angel mientras llevaba a Husk de la mano, ambos caminaban por una especie de parque lleno de flores, el día era soleado, la brisa soplaba suavemente y había mariposas revoloteando por el lugar mientras los pájaros trinaban alegres.

—A mí me encanta pasar tiempo contigo, ¿ya te lo he dicho? —El felino iba detrás de él y lo miraba con ese brillo especial en sus ojos, Angel dejó escapar una risita, aunque sin voltear a mirarlo.

— ¡Me lo dices siempre! Pero adoro oírlo —El demonio arácnido se detuvo para contemplar el paisaje y respirar profundamente—. Sé un buen gatito y tráeme una paleta, ¿quieres? ¡Me estoy derritiendo con este sol!

—Seguro, espera aquí —Replicó Husk y fue a conseguirle una paleta de hielo. Una vez que la compró, volvió hacia donde estaba Angel, quien miraba hacia una especie de lago pequeño donde unos patos chapoteaban.

—Gracias —Le dijo al recibir la paleta, aunque sin apartar su vista del lago— ¿Sabes? Quisiera que nuestra primera cita no hubiese terminado en un fiasco.

—Eso ya no importa, esa cita salió mal, pero tenemos muchas más oportunidades por delante, iremos a más citas y esta vez no habrá poder en la Tierra, el Cielo o el Infierno capaz de dañar nuestro momento, porque yo te protegeré, lo prometo.

—Husk... No es bueno que prometas cosas que sabes que no podrás cumplir —Murmuró Angel, aún sin mirarlo— ¿Tengo que recordarte lo que pasó la última vez?

El gato demonio lo observó, confundido.

— ¿Por qué me dices eso...? Piernitas, ¿te sientes bien?

—No, Husk, no estoy bien, no tenemos otra oportunidad, nada de esto es real, sólo es un patético intento tuyo por seguir negando lo que en verdad pasó —Replicó el demonio de pelaje blanco con un tono que se podía percibir burlón— ¿Quieres que te recuerde lo que en verdad pasó?

Husk retrocedió despacio a la vez que sentía cada pelo de su cuerpo erizarse, bajó ambas orejas mientras su cola se movía con inquietud, el miedo se comenzó a apoderar de todo su ser. La brisa de repente sopló más fuerte y el paisaje se tornó oscuro, el cielo azul se tiñó de rojo y todo lo bello que antes los rodeaba, comenzó a pudrirse lentamente. Un nauseabundo olor a sangre le revolvió las entrañas, por lo que tuvo que hacer un enorme esfuerzo por no vomitar mientras que cubría su nariz y boca con una de sus manos para que el fétido hedor no siguiera torturando a su sensible olfato.

— Mírame, gatito, mírame —Le dijo Angel con una voz maliciosa y finalmente volteó a mirarlo. La sangre escurría por su mentón desde su boca, en su habitual chaqueta a rayas había una enorme mancha roja que abarcaba todo el espacio de su abdomen— ¿Aún me amas a pesar de que me dejaste morir? —Preguntó mientras se le acercaba caminando torpemente, como aletargado, dejando a su paso un rastro de la sangre que brotaba a chorros de la herida que le atravesaba el cuerpo.

Husk quiso alejarse más, pero ni uno solo de sus músculos le respondió, estaba paralizado y sólo podía sentir su respiración agitada junto con el violento latido de su corazón.

Aquella grotesca visión de Angel Dust se acercó hasta quedar frente a él, estaba tan cerca que el felino podía verse reflejado en sus ojos vidriosos.

— ¿Por qué me dejaste morir, Husk...? —Le preguntó en voz baja a la vez que llevaba una de sus manos superiores a su rostro para acariciarlo con el pulgar; el gato demonio se sentía tan aterrorizado que pensaba que su pecho estaba a punto de explotar.

Sin embargo, antes de que pudiera seguir siendo atormentado por esa mórbida visión, despertó pegando un respingo. Se sentó sobre la cama y miró a su alrededor, para su sorpresa no sólo se encontró con la ya habitual oscuridad en que siempre estaba envuelta su habitación, sino que, frente a la puerta pudo ver cierto par de ojos rojos y una sonrisa de dientes amarillos que le era muy familiar.

Mi Ángel. [HuskerDust]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora