MIDNIGHT ──Percy Jackson

011

"The lightning thief"
Acto uno. Onceava escena.
› › He's anything but sweet if someone comes for me
 
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

TODO LO QUE escuchaba era como Grover había sentido en el hotel que él iba a ser el primero en encontrar al Dios Pan, me llamaba demasiado la atención como todos los sátiros aún pensaban que que seguía vivo y me llenaba de orgullo pensar que él iba a ser el primero en lograrlo.

Me acomodé en la pared exterior de la tienda de camas de aguas, protegiendo al sátiro si es que el plan de ricitos y Annabeth para deshabilitar a Procrustes (Crusty) fallaba, pero lo único que pude pensar era mi conversación con Eros, un dios había roto el silencio.

No les había confesado lo que me había dicho ¿Cómo se supone que debía decirles todo, especialmente lo de Jackson? No pude decirles nada durante la noche en el taxi ¿Qué iba a decirles? "Oh, cierto, tengo una profecía, dos dioses parecen estar obsesionados conmigo, y Percy, el que conocí hace un mes solamente, es el amor de mi vida." Sueno como loca. Decidí abstenerme a decir todo eso, sentía que no era momento, no me gustaba ricitos y yo no le gustaba ¿Qué pasaría si le contaba lo de Eros y se alejaba? Prefería guardarme todo y fingir que no había sucedido nada.

Sentí como me movían el brazo, notando como Grover me señalaba el interior de la tienda, ya debía estar todo seguro. Entrar al inframundo nunca había sido tan fácil, a través de una simple puerta dentro de una pequeña oficina.

── Hades está ahí abajo o alguien se dejó un cartón de leche en los noventa ─exageró el sátiro tras abrir la puerta, tocándose uno de sus pequeños cuernos, algo que hace a menudo por la ansiedad, Annabeth agarró una pelota antiestrés roja y se la entregó.

── Si nos metemos en problemas... ─miré a ricitos que comenzó a hablar, mostrando cinco perlas que una Nereida le había entregado la noche anterior─ Con esto saldremos de allí, no creo que que sea seguro que yo las tenga todas.

── Pudiste haber usado la cabeza de Medusa con tu padrastro ─comenté mientras tomaba una de las perlas y la guardaba en mi bolsillo trasero, la ayuda de Hermes me había recordado la noticia que Ares nos mostró.

── Lo tendré en cuenta para el futuro ─me sonrió de forma ladina, el idiota brillaba cada vez que lo hacía.

El inframundo no era bonito, era un lugar tan deprimente como uno se esperaría, una niebla grisácea nos impedía ver más allá de las rocas en las que estábamos ocultos, a unos metros de nosotros logramos distinguir figuras oscuras, Caronte se encontraba guiando algunas almas.

Debíamos llegar a la cima para poder acceder al palacio de Hades, por lo que tuvimos que pasar entre los miles de fallecidos, nadie se movía o hablaba, se encontraban inmóviles en sus lugares. Se sentía demasiado mal estar empujando a gente muerta, no daban miedo realmente, solo tristeza.

── Solo los perdedores esperan en la fila ─sonreí al oír a ricitos detrás mío.

Me detuve en seco cuando frente mío se materializó un hombre con las cuencas vacías, totalmente oscuras, llenas de noche, muerte y desesperación.

── No están muertos ─sentenció, tragué en seco mientras colocaba a los chicos detras mío.

── Eh... Los cuatro nos ahogamos en una bañera ─intenté salvarnos pero él solamente suspiró con cansancio ¿Acaso no lo convencí?

── Y no pagaron para cruzar ─recriminó mientras se alejaba, haciendo sonar un silbato, su parca era explendida, realmente completaba su imagen.

Con los dioses debíamos pagar para todos, incluso para morir... ¿Le puedo pagar a mi madre para conocerla al menos?