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Sowon caminó lentamente a través de la tienda vacía, tocando las estanterías vacías mientras caminaba.

Casi habían terminado el interior... un par de semanas cuando mucho. Entonces ella y Taehyung tendrían su propio paseo oficial con el contratista, pero ella se encontraba aquí casi todas las noches, comprobando el trabajo.

El patio de comidas resultó ser exactamente como lo había previsto y los estantes inclinados a cada lado de la tienda, añadían una dimensión diferente a los pasillos de la tienda de comestibles estándar.

Su mirada recorrió de un lado al otro; se sintió nuevamente abrumada por el espacio. Necesitarían una gran cantidad de inventario para llenarla. El pánico la inundó por un momento. Tal vez era demasiado grande.

¿Qué pasaría si no tuviese buena acogida?

¿Qué pasaría si nadie en Geumcheon-gu estuviese interesado en los alimentos naturales?

—Me encanta.

Sowon se volteó sorprendida por la voz. Eunha era la última persona que esperaba allí.

—Es grande.

—No es demasiado grande.

Sowon caminó dirigiéndose hacia la parte trasera donde estaban los refrigeradores. Sintió que Eunha la seguía.

—¿Cómo sabías que estaba aquí? —preguntó finalmente.

—Vi la camioneta al frente. Y probablemente deberías cerrar las puertas si estás aquí sola —dijo Eunha con una sonrisa.

—Sí. Nunca se sabe quién pudiese entrar de la calle. —bromeó ella. Su sonrisa se desvaneció cuando sus ojos se encontraron— Acerca de la otra noche... —dijo ella— debo pedir disculpas.

—¿Y por qué exactamente vas a pedir disculpas?

Sowon miró hacia otro lado. —No las invité aquí. Y Chung-ha y yo... no hay nada entre nosotras, Eunha.

—No tienes que darme explicaciones.

Sowon se encontró nuevamente con sus ojos. —¿No tengo que hacerlo?

Eunha fue la primera en apartar la mirada. —Ella parecía... muy posesiva contigo. —dijo ella— Dejó muy claro que eran más que amigas.

—Es solo eso. Realmente ni siquiera somos amigas —dijo Sowon— Yuju le habló de ti, de nosotras, de nuestro pasado. Creo que más que nada su curiosidad se despertó.

—Y ella quería hacerme saber que ustedes dos también tenían un pasado —declaró Eunha.

Sowon se volvió hacia ella. —A Chung-ha le gustan los juegos. A mí no.

Eunha se acercó más, alcanzando con su mano la de Sowon, entrelazando sus dedos.

—Bien. Porque soy demasiado vieja para los juegos.

Sowon tiró de ella acercándola más, sus ojos se sostuvieron.

—¿Qué quieres de mí?

Eunha inclinó su cabeza. —Creo que la pregunta es... ¿qué quieres tú de mí?

Sowon apretó los dedos de Eunha, tirando de ella aún más cerca. —Quiero lo que siempre he querido. Pero que nunca pude tener... —dijo ella bajando su cabeza y rozando la mejilla de Eunha con sus labios— quiero todo de ti... —susurró ella. Deslizó su mano hacia arriba por el cuerpo de Eunha, deteniéndose debajo de su pecho— no sólo tu cuerpo... —dijo ella, permitiendo que su mano continuara su trayecto, viendo como los ojos de Eunha se oscurecían mientras pasaba su pulgar por su pezón— tu mente, tu alma... tu corazón.

A los 10 │WonhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora