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—¿Sabías que eras lesbiana cuando tenías doce años?

Sowon se echó a reír. —No sabía lo que significaba ser gay, solo sabía que no me gustaban los chicos.

—¿Ya te habías enamorado de ella?

Sowon asintió. —Sin embargo, no estoy segura de que lo supiera. Era la amiga que tenía que esconderse de todo el mundo. Sabía que eso volvía loca a su madre. Ella hizo todo lo posible para separarnos.

—¿No le gustabas?

—No tanto eso. Siempre fue cordial conmigo. Pero la amistad que Eunha y yo teníamos, ella quería que la tuviera con uno de los del grupo del club de campo. Se aseguró de que Eunha pasara mucho tiempo con ellos. Clases de tenis, clases de natación, clases de equitación. Baile. Todas las actividades que no me involucraran.

—Pero al final del día, Eunha llegaba a casa, contigo —dijo Yuju con una sonrisa— estoy segura de que eso le preocupaba a su madre.

—Eunha nunca logró mejorar con las matemáticas, así que traté de ser su tutora. Pero no podíamos dejar que su madre lo supiera. La primera vez que nos atrapó, yo tenía trece años.

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Flashback

—Sowon, simplemente no tiene sentido para mí ¿Por qué tiene que ser tan difícil?

—No es difícil. Simplemente no lo entiendes. Vas a ir a la secundaria muy pronto. Se va a poner mucho más difícil —estaban sentadas con las piernas cruzadas en el piso de la sala de estudio de Eunha.

Eunha se dejó caer dramáticamente, cubriendo sus ojos con un brazo.

—¿La secundaria? No puedo hacer operaciones matemáticas básicas y ¿estás mencionando la secundaria? —los ojos de Sowon siguieron el largo de su cuerpo, aterrizando en su axila expuesta. Sonrió diabólicamente, luego atacó, haciendo cosquillas a Eunha sin piedad.

Eunha se retorció, riendo mientras palmeaba las manos de Sowon. —¡Detente! Voy a vengarme, Kim Sowon.

—Promesas, promesas... —dijo cediendo finalmente.

Eunha sonrió. —Odio cuando haces eso.

—¿Sí? ¿Entonces por qué sonríes?

Eunha se sentó nuevamente, sin dejar de sonreír mientras la miraba. —No lo sé. Me haces feliz.

A Sowon le inundaba una sensación extraña en el estómago cuando Eunha la miraba de esa manera. Asintió con la cabeza. —Tú también me haces feliz.

El silencio perduró mientras se miraban la una a la otra. Sowon finalmente apartó la mirada y alcanzó la tarea de Eunha. Estaba a punto de avanzar a otro problema cuando la puerta de la habitación de Eunha se abrió. Unos segundos más tarde, la señora Jung se situó en el umbral de la sala de estudio.

—¿Niñas? ¿Qué están haciendo?

Sowon miró al suelo, sin hablar. La Sra. Jung la asustaba. Pero las palabras de Eunha le hicieron levantar la cabeza. —Estoy ayudando a Sowon con su tarea —dijo Eunha.

—Eso está bien ¿no es así? —la Sra. Jung deslizó su mirada hacia Sowon, instándola a responder.

—Necesitaba un poco de ayuda en... matemáticas —dijo en voz baja— ya que Eunha es tan buena en eso y todo...

La Sra. Jung asintió. —Sí, bueno, nuestro sistema escolar público tiene tantas carencias en ese sentido. Por supuesto que Eunha te puede ayudar, Sowon. Ella tiene una educación más formal que la tuya, eso es razonable. —sonrió rápidamente, luego había terminado— Vine a decirte que tu padre tendrá un huésped de negocios para la cena. Tomarás tu cena aquí, querida. Haré que Chaeyoung te traiga algo.

—Sí, madre.

—Bueno, sigan adelante.

Tan pronto como se cerró la puerta, irrumpieron en un ataque de risa. —"Eso es razonable" —imitó Sowon.

—"Sigan adelante" —dijo Eunha con acento coreano recortado, provocando más risas.

—Así que, señorita sabelotodo, ¿qué vas a enseñarme?

La sonrisa de Eunha se desvaneció. —Lo siento. Pero si sabía que me estabas ayudando, bueno... me enviaría a un verdadero tutor, uno al que le pagarían mucho dinero. No es permitido que seas más inteligente que yo.

—¿Porque soy la hija de la sirvienta? —Sowon no quería estar enojada, pero lo estaba.

—Sowon, ya sabes cómo es.

Sowon se puso de pie, con la intención de irse. —Sí, lo sé. Nunca voy a ser tan buena como tú, sin importar qué.

Eunha también se levantó agarrando su brazo mientras se volteaba para irse. —Eres mi mejor amiga. No te vayas, por favor —Sowon miró la mano que sostenía su brazo.

Una vez más, la inundó una extraña sensación en el estómago y no sabía lo que era. Lo que sabía, sin embargo, era que le gustaba.

—Sólo quieres tenerme alrededor, para así no fallar tu prueba de mañana —dijo mientras su enojo se desvanecía dando paso a las bromas.

—Sí. Esa es la única razón por la que te tolero —Eunha aceptó con una sonrisa.

Entonces sorprendió a Sowon... y probablemente a sí misma... tirando de Sowon hacia ella y abrazándola fuertemente. Sowon estaba temblando cuando sus brazos se deslizaron alrededor de la pequeña cintura de Eunha. Las volteretas en su estómago aumentaron y cerró los ojos preguntándose qué le pasaba. Eunha tenía una expresión divertida en su rostro cuando se alejó. Se miraron la una a la otra durante mucho tiempo, entonces Eunha asintió como si hubiese encontrado una respuesta a una pregunta no formulada. Sowon asintió también, fingiendo que no sólo conocía la pregunta, sino también la respuesta.

—¿Quieres ver la televisión?

Sowon miró los papeles en el piso. —¿Qué pasa con la prueba?

—Es una causa perdida —dijo Eunha.

—Pero...

Su protesta fue cortada cuando Eunha agarró su mano y la condujo a la pequeña sala de estar que se encontraba junto a su dormitorio.

—Sólo por un rato. Chaeyoung traerá mi cena a las siete. Tu mamá te estará esperando abajo.

Sowon se sentó al lado de Eunha en el sofá, olvidando las matemáticas.

—¿Tu madre estará enojada?

Eunha negó con la cabeza. —Ella no va a volver aquí. Se está preparando para su invitado de la cena.

Sowon intentó relajarse, pero ni siquiera podía comenzar a centrarse en el televisor.

Eunha se acercó más a ella y se sentaron allí, sus muslos juntos y apretados, ambas mirando de la TV hacia una a la otra. Cuando Chaeyoung llamó a la puerta, Sowon y Eunha se apartaron la una de la otra con culpabilidad. Sowon no tenía ni idea de que debía sentirse culpable.

Aun así, con una última mirada a los ojos de Eunha, le dio las buenas noches apresuradamente.





Aun así, con una última mirada a los ojos de Eunha, le dio las buenas noches apresuradamente

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A los 10 │WonhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora