ASHLEY
—Sigue pareciéndome una idea terrible —murmura Scott apoyado sobre su camioneta. Hemos quedado en que pasaría por mí para ir a la parte un poquito más peligrosa de la ciudad.
—A mí me parece una buena idea —me encojo de hombros.
—Es evidente que tenemos definiciones diferentes sobre lo que son las "buenas ideas" —suspira.
Ladeo la cabeza observándolo de pies a cabezas. Se ha comprado una nueva camisa verde musgo que esta tarde había visto en una tienda, tras cinco mensajes de mi parte intentando convencerlo de que le quedaría bien, lo compró. Su jeans es el mismo de siempre, literalmente, está tan desgastado de tanto uso que anoto mentalmente comprarle uno nuevo; además de que la rotura de las rodillas es mucho más grande que antes.
Por supuesto que tiene sus botas favoritas, como si no tuviese otro par de zapatos.
—Ha sido una buena elección la remera —sonrío. Con esta, se le marca mucho más los pectorales y los músculos del brazo.
Ignorando mi comentario dice:
—No estás considerando que haciendo esto te estarás dejando en evidencia, ¿no es así, Ash?
Frunzo el ceño, sin comprender bien sus palabras.
— ¿Qué?
Se aleja de la camioneta para colocarse delante de mí. Sus ojos verdes se quedan fijos en los míos.
—Si haces todo esto, tus amigas ataran los cabos sueltos y sabrán todo. ¿Te has detenido a pensar en eso?
Hago una mueca. De que lo pensé, lo pensé. Le di vuelta a lo mismo antes de salir de la casa e ir a hablar con Kendall, porque cualquiera que sepa sumar 2+2 podría descubrirlo. Porque ¿Qué razón tiene la chica misteriosa de retar a un don nadie? Tal vez lo de los papeles acusándolo no tendría mucho sentido para los demás, pero a mis amigas le llamarían la atención de sobremanera y comenzarían a unir los puntos.
Es un riesgo pero estoy dispuesta a tomarlo.
Valdrá la pena.
—No soy de las que se acobardan a última hora, Scott.
SCOTT
Hay ocasiones en las que detesto lo obstinada que puede llegar a ser Ashley, como ahora.
Cuando detengo la camioneta blanca, a una cuadra de un viejo estacionamiento donde nos reunimos para la fiesta antes y después de las carreras, mi instinto dice que esto terminará bastante mal.
Estoy a instantes de implorar que detenga esta tontería y ofrecerme –de nuevo– a darle una golpiza al idiota de Ryan. Sin embargo, ella sacude sus manos con emoción y si hay algo que me gusta ver en ella es definitivamente esos ojos marrones inundados de emoción, la mirada brillante y la mentalidad de que se comerá el mundo.
Es por ello que al final, solo suspiro y la dejo hacer lo que quiere.
Si hay algo que nunca le quitaría, sería esa aura de confianza y seguridad en sí misma.
Sé que cree que tiene todo bajo control, que está preparada para cualquier cosa, y tal vez lo esté pero confiar en Ryan es lo que menos hago. Por lo mismo, le digo a Ashley que haré una llamada mientras ella completa su ritual de buena suerte.
Salgo de la camioneta, escuchando la música a todo volumen en el viejo estacionamiento. Ya es completamente de noche, las calles por aquí están semi-vacías pues la mejor forma de llegar al punto de encuentro es por el otro lado, lo que nos permite, a mí y a Ash, tener momentos a solas sin que ella se estrese por si alguien la descubre.
Marco el número de Dom, quien contesta de inmediato.
— ¿Está la reina por ahí? —se refiere a Ashley.
Miro sobre mi hombro, viéndola sentada en el copiloto con los ojos cerrados moviendo los labios con rapidez. Sonrío.
—Sí, ocupada —respondo—. ¿Hiciste lo que te pedí?
—Claro que sí. He instalado las cámaras que me pediste, le envié un mensaje a Mason para que esté atento en el cruce, porque ese es el punto peligroso. Si piensa atacar, lo hará ahí.
—Correcto. ¿Y Kevin?
—En posición. Tiene al grupo de Ryan en la mira, cualquier actividad sospechosa nos lo dirá.
Muevo el cuello, estresado por esto.
—Tengo un mal presentimiento, Dom —Con él es fácil hablar de las cosas, es como un hermano para mí.
Del otro lado de la línea, se escucha un suspiro agotado. Está igual que yo, de eso no hay duda.
—Yo también lo tengo pero bueno, ¿qué le haremos? Es la reina, no nos queda opción. La mantendremos a salvo.
Que él también entienda la gravedad de la situación en vez de ayudar, lo empeora todo.
Por un momento tengo las inmensas ganas de colocarle el seguro a la camioneta con Ashley dentro para que no pueda salir de allí. Cuelgo la llamada sin decirle nada más a Dom porque él sabe lo que hace, al igual que los demás de los chicos.
Giro el cuerpo encontrándome con que ella ya terminó su ritual, se baja y camina hacia mí como si eso no tuviera un enorme efecto. Verla caminar con cualquier tipo de ropa, grande, pequeña o mediana es una locura; pero hoy, hoy es diferente. No entiendo si se debe a que esté usando el chándal negro que le había regalado por su cumpleaños número 18 o es porque tiene mi remera favorita de color negro con la insignia de la casa Targaryen a un costado del pecho; tal vez se deba a que se ha recogido el cabello oscuro en una coleta perfecta que deja ver su rostro en su totalidad.
Su piel blanca reluce en las prendas negras. Sin embargo, el hecho de que desprende confianza y seguridad en sí misma me hace pensar en arrodillarme a sus pies.
Sus ojos marrones que brillan, la sonrisa que forma en sus labios rojos me dejan perplejo.
Ella ni siquiera es consciente de cómo se ve, de cómo me hace sentir verla tan... tan Ashley Bradford, la chica valiente, testadura, obstinada y protectora.
Puedo escuchar las palabras de Dominic en mi cabeza, una y otra vez. Una conversación que tuvimos justo después de que yo volviera a la residencia, luego de haber estado en la casa de Ashley.
"—Eres más imbécil de lo que crees. Todos somos capaces de darnos cuenta de lo que pasa entre tú y Ashley. ¿Te atreves a volver a negarlo? Es estúpido que lo hagas, menos delante de mí.
—No pasa nada entre ella y yo —niego de inmediato. Dom ríe sarcástico.
—Puedes mentirle a todos menos a mí, soy todo menos ingenuo. Que niegues lo que sientes solo te hace más imbécil de lo que ya eres —dice encogiendo sus hombros, pasa por mi lado deteniéndose tres pasos al frente—. Me encantaría verlos a ambos en una relación y te aconsejo que no tardes mucho en ir por ella. Se puede cansar de esperarte".
Soy levemente consciente de que lo más seguro es que ella tenga sentimientos hacia mí. Porque la observo mucho, e incluso en ocasiones hago cosas que la confunden, que hacen que ella se pregunte si me gusta. Porque la respuesta es que sí. Me gusta. Demasiado. La quiero.
La quiero tanto que haría cualquier cosa con tal de mantenerla a salvo, segura y cómoda. Incluso si hacerlo me mantuviera lejos de ella, por siempre detrás de los límites que nos hemos colocado.
—Vamos, debo ir a ver mi motocicleta, Scotty —me sonríe eclipsando todo.
Asiento, algo atontado.
Sacudo la cabeza cuando ella se aleja yendo al almacén por su motocicleta.
Estoy jodido.
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N/A: Amo a Scott, no tengo nada más que decir por dios.
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Cruzando los límites ©
RomanceAsh y Scott se han impuestos límites uno con el otro durante los últimos años, y ambos son conscientes de que superarlos no traerá cosas buenas. Es entonces, que la línea entre respetar y cruzarlas se ven distorsionadas impidiendo ver cuál de ellas...