Capítulo 6

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Despierto sobresaltada, apenas he cerrado los ojos unos treinta minutos como máximo (lo cual confirmo mirando la hora en el móvil), debido a las pesadillas que me asaltan de nuevo. Froto mis ojos con fuerza, queriendo deshacerme de los recuerdos frescos producto del mal sueño. Observo a las chicas que se encuentran profundamente dormidas en el colchón inflable ubicado en mi habitación.

Sé que apenas será una hora desde que se acostaron pero debieron estar tan cansadas para estar durmiendo así de fuerte. Carol duerme con Emily en el colchón inflable mientras Cecile duerme en mi cama, como sabía que en cualquier momento podría tener un mal sueño, decidí traer otro colchón para dormir sola.

Mis pesadillas son repetitivas, la mayoría es de la misma ocasión: cuando vi el cuerpo de Harriet ensangrentado en el pasillo de una fiesta, hace tres años aproximadamente. El recuerdo me produce arcadas, descanso mi mejilla sobre la almohada un rato después, buscando liberarme de estos miedos.

Las autoridades nunca investigaron la muerte de Harriet, de mi compañera de equipo, de mi amiga; aún cuando presté mi declaración y dije todo lo que había escuchado, lo que había visto. Cerraron el caso alegando que debió ser una pelea, que tal vez quisieron abusar de ella pero no había pruebas más que mis palabras y nadie más vio ni escuchó nada, así que no había donde buscar ni qué buscar. Porque las demás personas que estuvieron en la fiesta no vieron a dos hombres con botas y mayores, todos eran adolescentes los que estuvieron ahí, según las declaraciones.

¡La gran mayoría estaba vomitando de tantas bebidas alcohólicas que consumieron! Era lógico que no se percataran de nada, de que no hubiese nada que les llamase la atención ni les pareciera «sospechoso». Sin embargo, yo no me quedé de brazos cruzados, asistía religiosamente todos los días a la comisaría presionando, insistiendo que buscasen algo, que tomaran en cuenta la declaración de la chica que encontró muerta a su compañera de equipo.

Por supuesto no fue de ayuda, más bien todo lo contrario. Primeramente fui la sospechosa número uno, aunque no había rastros de sangre en mí para culparme pero fui quien la encontró y quién insistía en encontrar a los responsables, luego de darse cuenta de lo incongruente que sonaba eso, eligieron catalogarme como «mentalmente inestable » y exigieron que mis padres me llevasen a un psicólogo porque estaban seguros de que la muerte de Harriet me había dejado mal de la cabeza. ¡Claro que sí! No negaría que su asesinato fue la primera razón por la que acudí a la doctora Greene, debía tener ayuda profesional porque sí, lógicamente encontrar un cuerpo inerte ensangrentado en una fiesta era traumatizante, añadiendo que era una persona cercana a mí.

Y desde entonces, siempre sueño con ella. Algunas veces son sueños tranquilos, recuerdos bonitos, mejor dicho; donde las dos estamos sentadas en el gimnasio riéndonos después de un cansado entrenamiento y bebiendo agua como unos camellos sedientos; donde corremos por alcanzar el bus que nos dejaría cerca de casa porque éramos vecinas, otras son recuerdos de las dos robando el helado de América para enfurecerla.

La otra mitad de los sueños, son horribles, perturbadores y los que últimamente más aparecen en mi cabeza: encontrándola no en el pasillo de una casa, sino en medio del gimnasio, aun respirando y clamando ayuda, otras veces sueño que las dos corremos de los hombres, pero son tan rápidos que logran alcanzarnos y me obligan a ver cómo le rompen la remera con un cuchillo y le realizan cortes por todo el torso, ella grita por ayuda y yo también pero nadie nos escucha, luego el escenario cambia y soy yo quien está sobre ella cortándole el abdomen, mientras Harriet me suplica que la suelte y yo me quedo atrapada ahí, escuchando decirle que «por qué no me salvaste, pudiste hacerlo, si no te hubieses escondido ».

Froto mi rostro queriendo que desaparezcan esas pesadillas pero son inevitables. Se acerca la fecha de su muerte por lo que soñar con ella se vuelve mucho más recurrente y doloroso, porque después de esa fecha, dos semanas más tarde, será su cumpleaños. Es mucho peor.

Cruzando los límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora