EAG [Meanie || Minwon]

Capítulo 4

──── ❛ ❲ ❀ ❳ ❜ ────

Wonwoo se tumbó en la cama y arrastró de un lado a otro del cubrecama un trapo hecho nudos para Shakespeare.

Veinticinco libras al mes era una pequeña fortuna. En su primer empleo aquella suma había supuesto el ingreso de todo un año. Y de haber podido permitirse arrojar el soborno a la cara de su patrón, no creía que lo hubiera hecho.

Wonwoo sospechó que tenía mucho que ver con la forma en que él seguía lanzándole desafíos. Hacer de Kim Mingyu alguien casadero muy bien podría otorgarle derecho a la santidad. Sonrió. Wonwoo, Santo Patrón de los hombres imposibles, egoístas y arrogantes. Por supuesto, tampoco el modo en que él lograba hacerlo estremecer tenía nada que ver con ello. Lord Kilcairn era una curiosidad, un enigma, y ni siquiera había comenzado a comprenderle.

Shakespeare se enderezó de golpe y su cola ligeramente levantada apuntó a la puerta. Un momento después, alguien llamó.

—¿Joven Jeon? —preguntó, titubeante, una voz femenina.

Wonwoo se levantó a descorrer el cerrojo y luego abrió la puerta.

—Señorita Park—exclamó—. Entre.

—En realidad, ¿podría usted venir un momento a mi alcoba?

—Casi es hora de vestirse para la cena.

—Sí, lo sé. —La muchacha echó un vistazo por encima del hombro—. Sobre eso quería preguntarle.

Wonwoo accedió y, picado por la curiosidad, salió al pasillo.

—Cómo no.

—Verá —continuó Sooyoung con voz queda, yendo delante hasta el vestíbulo—, mamá ha dicho que, puesto que realza mis ojos, debería llevar el vestido de tafetán amarillo a la cena, pero no creo que al primo Mingyu le guste mucho el tafetán.

Cuando entraron en la habitación, Wonwoo reparó en la doncella parada junto al gigantesco armario, los dos espejos de cuerpo entero que flanqueaban el tocador y el segundo armario en el extremo más alejado de la cama.

—¿Trajo todo esto consigo desde Dorsetshire?

—Toda la ropa. Primo Mingyu proporcionó el segundo guardarropa, y la alcoba blanca para las cosas restantes de mamá y mías. Todos mis vestidos de noche están allí.

Wonwoo arqueó ambas cejas y seguidamente esbozó una sonrisa cuando la muchacha quedó de nuevo de cara a él.

—¡Dios mío!

Sooyoung señaló el vestido amarillo chillón extendido a los pies de la cama.

—¿Qué opina? Mamá dice que el amarillo es el color que más me favorece, pero la señorita Brookhollow siempre recomendaba el azul porque es más discreto.

—Bien, veamos el azul —sugirió Wonwoo con la esperanza de que fuera más adecuado para la buena sociedad de Londres que el resto del estridente vestuario que le había visto lucir a su alumna.

La doncella desapareció dentro del voluminoso guardarropa y reapareció un momento después llevando una versión aún más vívida del vestido azul de pavo real.

—Ah. —Wonwoo carraspeó—. ¿Puedo echarle un vistazo a sus cosas?

—Oh, sabía que no serviría —se lamentó Sooyoung, poniendo su habitual mohín y sus ojos azules cubriéndose de lágrimas. Wonwoo miró a la doncella.

—¿Nos excusa un momento?

—Por supuesto, joven. —Se desvaneció tras hacer una reverencia, y cerró la puerta de la alcoba tras él.