Capítulo 17

49 7 0
                                    

──── ❛ ❲ ❀ ❳ ❜ ────

—Ah, y un reloj. Me gustaría saber qué hora es —añadió Wonwoo.

Thompkinson asintió, con expresión un tanto demacrada, fue cerrando poco a poco la puerta de su prisión.

—Enseguida, joven Jeon.

Wonwoo no sentía compasión alguna por él, a pesar de que Mingyu le hubiera obligado a ser su vigilante. El conde, por lo visto, se había desvanecido, pero él podía seguir torturando a sus criados.

—Gracias. Mi correspondencia debería estar lista para cuando regrese.

—Sí, joven Jeon.

El mayordomo cerró la puerta del todo y echó el cerrojo. Wonwoo, sonriente, se apoyó contra el botellero vacío. Por mucho que odiara admitirlo, esto comenzaba a resultar divertido. Dios sabía que nunca antes se le habían satisfecho cada uno de sus caprichos.

—¿Qué deberíamos pedir a continuación, Shakes?

El ragdoll alzó la cabeza y luego volvió a dormirse en su fortaleza bajo la mesa del tocador. Parecía perfectamente contento de seguir en la bodega ahora que Thompkinson le había suministrado un rico y jugoso pescado tan grande que a duras penas podía arrastrarlo. Dondequiera que el pescado estuviera, ahí se quedaría él.

Wonwoo firmó la carta, la dobló y escribió la dirección. Cuando terminó, la puerta sonó y se abrió de nuevo. Thompkinson miró al interior con recelo, temiendo sin duda una emboscada. Cuando lo divisó de pie junto a la mesa de tocador abrió más la puerta para dejar pasar a Bingham con el reloj del comedor.

—¿Servirá éste, joven Jeon?

—Sí, gracias. —Cruzó la habitación y le entregó la carta.— Por favor, encárguese de que salga de inmediato.

El tic que por lo visto le había aparecido al pobre hombre durante las últimas horas hacía que se le contrajera espasmódicamente la mejilla.

—Lord Kilcairn ha dicho que nada debe abandonar la casa sin que él lo vea primero.

Wonwoo se cruzó de brazos, nada sorprendido. En cualquier caso la carta era más para él que para Irene Grenville.

—Comprendo. Por favor, entonces infórmele que Shakespeare ha dejado algo en el rincón para que lo inspeccione.—señaló Wonwoo.

El empleado se inclinó cortésmente y arrastró al atemorizado Bingham fuera de la habitación.

—Yo lo haré, joven Jeon.

Tras la marcha del criado, Wonwoo deambuló por los límites de la bodega, buscando otro encargo que encomendar a los guardias. Seguro que finalmente se dejarían la puerta abierta por accidente.

Su mirada hastiada se posó en la única ventana de su prisión. Ésta se encontraba en la parte alta de un muro, muy pequeña y oculta en el exterior por el jardín de parras, de modo que apenas entraba luz para iluminar la bodega.

Después de echar otro vistazo a la puerta, Wonwoo arrastró la silla del tocador para situarla bajo la lóbrega abertura. Subiéndose en el delicado asiento de filigrana y balanceándose de puntillas, podría alcanzar justo la parte de abajo del marco. Los constructores no lo habían hecho demasiado amplio, pero el marco de madera cedió un poco cuando él le dio un golpecito con el dedo.

Bajó otra vez y se puso a buscar algo con que dejar al descubierto la vieja madera. Un cuchillo de mesa habría sido perfecto, pero ya se habían llevado la bandeja del almuerzo. Mingyu había sido cuidadoso en su búsqueda por reunir y deshacerse de cualquier arma y potencial medio de escape.

EAG [Meanie || Minwon]Where stories live. Discover now