Capítulo 10

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Ji Changwook bostezó sobre una taza de té fuerte y trató de mantener la vista enfocada. Detestaba levantarse temprano en Londres. Ninguno de sus amigotes se levantaría hasta dentro de otras cinco horas, y aún se sentía algo confuso por los intentos de ahogar su encuentro con el odioso conde de Kilcairn Abbey.

—Si estabas tan ansioso por mi compañía que tenías que irrumpir durante mi desayuno, podrías al menos decir algo. Pareces un maldito pusilánime borracho.

—Me dijiste que no te hablara.—Changwook miró la dominante figura sentada a varios metros de distancia a la cabecera de la enorme mesa de roble.—Lo haces muy complicado, padre.

El duque de Monmouth se terminó una galleta cubierta de miel.

—Te dije que no me pidieras dinero—le corrigió, apuntando un cuchillo de mesa en dirección a su hijo—Si no tienes nada más de qué hablar, entonces guarda silencio.

Unos ojos negros como el carbón observaron a Changwook por un momento, haciéndole sentir como si tuviera cinco años y hubiera vuelto a mojar la cama. Finalmente, la fría mirada tornó de nuevo al periódico de la mañana. El duque, indudablemente, debía de llevar despierto desde antes del amanecer, recibiendo la visita de sus numerosos abogados, agentes y contables en Londres, e instalándose en Ji House para la temporada. El hombre parecía no dormir nunca y tenía la maldita costumbre de conocer todo lo que sucedía, incluso en las raras ocasiones en que cerraba los ojos.

Ese fenómeno había hecho imprescindible la temprana llegada de Changwook a Ji House... si otro le llevaba las noticias a Monmourh, ese otro se llevaría el reconocimiento por ello.

—No estoy aquí por dinero, padre. ¿Es que siempre tienes que decir cosas tan mezquinas sobre mí?

—Continúas presentándote ante mí sin nada más agradable que discutir.

—Pues bien, deberías agradecer...

El mayordomo apareció en la entrada.

—Su gracia, lord Liverpool y lord Haster están aquí para su cita de la mañana.

—Espléndido. Dos minutos, Jenkins.

—Sí, su gracia—dijo el mayordomo, asintiendo con la cabeza.

—Pero, padre...

—Changwook, sueltalo de una vez o espera hasta mañana por la mañana. Estaré libre de diez a once.

—Anoche vi al primo Wonwoo.

El duque se quedó inmóvil con la taza de té a medio camino hacia su boca delgada y severa.

—¿Ésas son las noticias que te han sacado de la cama antes del mediodía? Naturalmente que él está en Londres. Los Kang llegaron hace cuatro días.

Changwook sacudió la cabeza, una oleada de puro regocijo le calentó las venas. Sorprender al duque era algo tan insólito como para justificar que se señalase la ocasión como día festivo. Sobre todo cuando la sorpresa significaba que otro sería, para variar, el foco de la ira de Monmouth.

—No estaba con los Kang.

—Entonces ha encontrado empleo. —Monmouth se retiró de la mesa.— Eso debería evitar que se metiera en problemas. Discúlpame. Es una descortesía hacer esperar a Haster y al primer ministro.

Si algo sabía Changwook era no dejar que semejante momento se le escapara de entre los dedos, aún cuando tuviera que acelerarlo.

—Está viviendo en Kim House—le dijo a su padre que ya le daba la espalda.

EAG [Meanie || Minwon]Where stories live. Discover now