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Con solo cuatro horas de sueño, Wonwoo no intentó siquiera animarse a dar su paseo matutino diario. Estar acurrucado bajo el calor de las mantas era demasiado agradable, y sus sueños habían sido aún mejores. Sonrió y se desperezó, entumecido y dolorido en la zona baja y en lugares en los que ni siquiera sabía que tenía músculos. Los sueños no habían sido la mejor parte de la noche.
Se quedó tumbado algunos minutos más hasta que oyó bajar a Sooyoung. Tras gruñir de mala gana y despertar así a Shakespeare, salió de la cama y se vistió. La educación de Sooyoung no iba a progresar si se quedaba durmiendo todo el día, y tenía que convencer a Mingyu de dar la fiesta de cumpleaños. Su apoyo haría más por las oportunidades de su prima de conseguir un buen matrimonio que toda la destreza que la joven adquiriera en francés.
Hizo una pausa y se arregló el cabello. Aquél era el modo de proceder: negocios, como siempre, como si nada hubiera ocurrido y no fuera a volver a ocurrir de nuevo. Y si tanto él como Mingyu tuvieran algo de sentido común, aquélla era la realidad. No se arrepentía de nada de lo ocurrido la noche anterior. Ser el centro de sus atenciones y su pasión había sido tan embriagador, placentero y satisfactorio como había imaginado.
Esta mañana, no obstante, no estaba seguro de si se sentía con fuerzas para enfrentarse con él. Como él había dicho, «amante» era tan sólo una palabra, pero no le gustaba lo que implicaba... que le pertenecía a él, y que existía únicamente con relación a lo bien que le satisficiese. Había trabajado demasiado duro para permitir eso. Y si Kilcairn no estaba de acuerdo, no dudaría un instante en aclarar las cosas.
—Ah, qué fastidio. —masculló, y bajó la mirada hacia Shakespeare. —Puede que él desee simplemente olvidar la noche entera, ¿sabes?
El ragdoll meneó la cola y arañó la puerta.
—Está bien, está bien.
Ninguno de los criados lo miró de modo extraño cuando Shakes y él se dirigieron abajo, así que, al menos, nadie los había visto. Parecía que aún le quedaba un poquito de suerte.
Wimbole, viéndolos acercarse, dejó su puesto junto al vestíbulo para hacerse cargo de Shakespeare.
—¿Hay alguna indicación especial para Vincent esta mañana, joven Jeon?
Wonwoo le entregó el ragdoll al mayordomo.
—Le agradecería que Vincent le sacara al jardin solo por un par de horas. Puede que llueva esta tarde, y no quiero que nadie se empape por nuestra culpa.
Wimbole incluso sonrió.
—De acuerdo, entonces. —Acaricio al Ragdoll—. Vamos, Shakespeare.
Lo próximo que haría el mayordomo sería esconder delicias para gatos en los bolsillos.
Wonwoo entró en la sala del desayuno, riendo entre dientes... y se paró en seco, boquiabierto. Sooyoung estaba sentada a la mesa con una revista de moda abierta delante de ella y el plato con el desayuno apartado a un lado. Kilcairn se encontraba inclinado sobre su hombro y señalando un dibujo en una de las páginas.
—Buenos días, joven Jeon.—le dijo, enderezándose.
Wonwoo se preguntó si su rostro evidenciaba la repentina aceleración de sangre en sus venas. No había esperado el repentino deseo que lo azotó cuando sus ojos se cruzaron. Menos mal que eran negocios, como siempre.
—Buenos días .—dijo casi sin aliento.
—¡Ah, Won, ven a ver lo que ha encontrado primo Mingyu! —Enderezando los hombros, se reunió con ella a la mesa.
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EAG [Meanie || Minwon]
Teen Fiction[𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧] ⚠ Contenido+18 ⚠ Historia de época ╰► 𝘼𝙙𝙖𝙥𝙩𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣 𝙨𝙞𝙣 𝙛𝙞𝙣𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙪𝙘𝙧𝙤 ╰► 𝙏𝙤𝙙𝙤𝙨 𝙡𝙤𝙨 𝙙𝙚𝙧𝙚𝙘𝙝𝙤𝙨 𝙖 𝙨𝙪 𝙖𝙪𝙩𝙤𝙧𝙭