Capítulo cinco: ''problemática''

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Tú, mi salvación.

Su cuerpo; celestial regalo, joya más valiosa.

Si mis ojos no lo hubiesen visto, juraría que la gente se lo inventa.

El, digno de eros, es todo un ángel caído del cielo.

Su belleza impacta a todas las criaturas.

Y yo, yo no soy más que una chica invisible.

Sin buen cuerpo que cause tal impacto como el de él.

'' ¿Cómo eres tan hermoso?''-Pregunté inocente.

Y es que ahora sueño, como muchas de ustedes lo harán, con él.

Si pasas tu vida así, el dolor de consumirá.

Lo sé, ya una vez me consumió.

Ayúdame.

Déjame ayudarte.

Solo toma mi mano, ángel.

-Divagaciones mañaneras, Hany Sky. (Wattpad)

El uniforme del instituto era espantoso. Un crimen total. Era una camisa más grande que yo –la cual debía ir dentro- color gris, zapatos negros, medias blancas lisas y una falda de cuadros grises con líneas azules, hasta las rodillas por supuesto.

Me encontraba sentada en frente del escritorio del director, a las 8:30 justo como me habían dicho esperando que el entrase por la puerta con su café en la mano derecha y la izquierda en el bolsillo de su saco de marca. Ya había pasado por esto antes, ya conozco el discurso que me dará y como siempre fingiré que me importa un poco.

-Houston, buenos días. Muy puntual. –su voz gruesa algo inconfortable retumbo en mi cerebro antes de captar el mensaje.

-Hola, Sr. Smith.-me limite a decir.

-Pensé que no te vería este año aquí.

-¿Me extrañó? –sonreí.

-No.

Rodó los ojos.

-¿Por qué insistes en ser problemática?

Apoyé mis codos en su escritorio y mi cara en mis manos.

-¿Por qué insiste usted en decir que soy problemática? ¿Por qué todos piensan eso? Sólo soy un poco sarcástica.

-Actúas como alguien que no le gusta aceptar reglas y cumplirlas.

-Sr. Director... Smith –me reí- a nadie le gustan las reglas, sólo algunos fingen que sí.

Smith frunció el ceño y luego sonrió negando con la cabeza.

-Eres difícil de entender.

-¿Es por eso que me odia? –respondí recostándome en la silla.

Suspiró dando un giro en su sillón marrón. Apuesto que le hace sentir que es poderoso.

-Yo no te odio, Houston. –Hizo una pausa- Pero, tú pareces odiar a algunos estudiantes; deberías aprender sobre tolerancia.-enfatizó la palabra ''tolerancia''.

-Ellos tampoco saben sobre eso. Ni si quiera saben ser amables, sólo le ahorro a la sociedad una perdida dándoles lo que se merecen.

-No puedes salvar el mundo, Meredith.

-¡No me diga que no puedo hacer! –exclamé más ofendida que nunca.

Subió las cejas cómo si mi reacción le hubiese impresionado mucho. Hubo un silencio largo desde ese momento hasta que él volvió a hablar.

Meredith no es rebelde. Por: Peypef.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora