Capítulo doce: ''Rompecabezas''.

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No cambies por nadie, eres mejor que eso.

Mejórate, pequeña pesadilla. Jack, x.

Desperté con el dolor de cabeza más grande que había tenido. Me levanté y me vestí con el uniforme. Desayuné un sándwich en el comedor del instituto, Roxx llegó un momento después, yo parecía un huracán y ella un arcoíris.

—¿Quién te masacró? ¡Mira esas ojeras! –Tocó mi cara- ¿estás bien?

—Sólo no dormí bien.

— ¿Me tomas por idiota, Ered? –alzó una de sus cejas.

Puse una mueca, Roxx me conocía mejor de lo que pensaba.

—Bien –susurré- fui a una fiesta.

— ¿Qué?-exclamó.

Tapé su boca con mi mano, ambas miramos a todos lados, nadie había siquiera girado su rostro.

—No puedes andar por allí escapándote-Roxx me reprendió en voz baja- ¿Estás demente?

—Un poco. –Sonreí- No seas aguafiestas.

—Te diré lo que pienso: Cabra. –se puso de pie con sus libros y se detuvo antes de irse- Si te ocurre algo, espero y mueras, sino yo te mataré.

—Amo cuando te preocupas por mí, lindura.

—Jodete. –se fue riéndose.

Después de la clase de historia, el director, Smith, entró al salón y anunció la competencia para la presidencia estudiantil del instituto, ¿quién querría estar en ello? Sólo una persona sedienta por atención como Hannah, por supuesto.

—Espero que no participes en esto, salvaje. –me detuvo en medio del pasillo.

—No te preocupes, bruja loca. –la miré detenidamente y frunció el ceño.

— ¿Cuál es tu problema?

—Ahora eres rubia. Quizás sea mala idea, tus neuronas terminarán de morir.

—Sabes sobre eso ¿eh? –me miró de los pies a la cabeza. Bufé y la aparté de mi camino.

El canto de los ángeles se repetía de nuevo en mi cabeza al ver a Logan entrar, tenía su guitarra en la mano y sonreía hacia mí.

—Mere, hola.

—Hola.-jugué con mi mano nerviosa.

—Estaba pensando en que sería, uhm, genial si ya sabes, estuviésemos la tarde juntos, si...si no tienes nada que hacer, claro está.-hizo muchas pausas y miró sus pies.

—Sí, sería genial. –dije sin respirar.

—Nos vemos en media hora afuera, entonces.

—Bien.

Hice un chillido y luego volteé, nadie me vio y volví a hacerlo.

Media hora después, Logan y yo nos encontramos, nos sentamos en la misma banca del otro día, él tenía el ceño fruncido, no había dicho una sola palabra.

— ¿Entonces? –Pregunté- ¿Qué pasa?

—Anoche, estaba estudiando matemáticas pero no entraba nada en mi cabeza, sólo pensaba en una cosa.

— ¿Qué es esa cosa?

—Tú, Meredith. Eres un rompecabezas difícil, que te enloquece.

Pude sentir como mi corazón iba cada vez más rápido, creo que hasta él podría oír mi latido, no podía ser real. Me quedé callada viéndolo, rogando porque el apartara su mirada primero, pero no lo hizo.

—Entonces supe lo que era, no, no me gustas.

Oh.

—Te quiero...-continuó- me gusta ver cómo te quedas callada cuando te dicen algo lindo porque eres tonta y no sabes que eres guapa, me gustan tus mejillas, me gusta tu cabello despeinado la mayoría del tiempo, me gusta cómo te ríes, me gusta que crees que no eres distinta, pero lo eres, hay tantas cosas que me gustan, pero tú...tú me encantas.

Doble oh.

—Yo no sé qué decirte.-miré a mis pies avergonzada. Mierda.

—No te ofendas, pero sé cómo eres, y que no confías, pero así es el amor, Mere. Yo sí creo y es así de rápido, de confuso. Y no estoy cien por ciento seguro de que sientas lo mismo pero sí es así, genial, porque me siento algo ridículo temblando.

No pude evitar soltar una carcajada, yo estaba aún peor, no tiene sentido que sea tan inseguro, ¿Qué chica no se muere por él? Y aún más indignante ¡él me vino a escoger a mí!

—Yo siento...siento que te quiero, Logan. –volví a mirarlo y tomó mi mano.

—No voy a herirte, mi Meredith –susurró.

En ese momento supe que si yo era un rompecabezas, entonces él se convirtió en la pieza que me faltaba.

Puso sus manos en mi mentón y me besó, pero fue de esos besos que estabas sediento, que necesitabas.

**

Parecía que mi castigo en la biblioteca se convirtió en mi trabajo para siempre. Todo lo que hacía en los ratos libres era desempolvar, acomodar, repetir.

—Finnick.

—Houston. –imitó mi voz.

Rodeé los ojos ante su burla.

—Dime tu nombre.

—Nop.

— ¡No tiene sentido que no me lo digas! ¿Quién eres? ¿Batman?

Sonrió y asintió.

—Como sea –bufé- ¿puedo contarte algo?

—Claro.

—Verás, hay un chico, él me hace sentir...rara. Lo quiero pero, nunca he querido a alguien ya sabes.

—Hay una primera vez para todo.

Volví a acomodar los libros, tenía razón. Quizás lo vale, quizás si me hiere después no importará, importa el ahora.

Meredith, xx.

Meredith no es rebelde. Por: Peypef.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora