Cuando despertó, sintió un escalofrío recorrer su espalda dorsal. Un leve mareo y un par de arcadas que solo fueron unas ganas no efectuadas. Se incorporó con incomodidad y observó el cuerpo del chico a su lado, intentó recordar el nombre de aquel con rasgos algo extranjeros, pasando de algunas posibilidades pero sin realmente tener mucha suerte. Chasqueó su lengua un poco fastidiado, ¡Bill!, no sabía si ese era realmente su nombre, tampoco le importaba, desde ese momento se llamaría Bill. Era lindo, recordó haberlo visto en un bar en plena madrugada, un par de besos, alcohol y poco más. No dolía nada más que su cabeza, así que se apuntó mentalmente comprar alguna píldora de camino. También buscó por la habitación y soltó un suspiro aliviado al ver el condón con un nudo tirado en algún lugar del suelo. Él era responsable, incluso ebrio sabía que debía cuidarse, pero nunca estaba de más querer comprobarlo.Aclaró su mente, abochornado. No solía hacer eso, no era nada frecuente, pero alguna vez que un par de copas y la soledad en su interior se externaba, terminaban de alguna forma así. No es que se quejara demasiado de ello, no estaba haciendo nada malo, aunque no se sintiera del todo cómodo a la mañana siguiente. Simplemente, tal vez debía ser un poco más cuidadoso. Tartamudeó un par de saludos escuetos, por si despertaba, y decidió mejor abandonar el lugar que reconoció como un motel común. Escribió una breve nota, borró el número del chico de sus contactos -a veces solían pedírselos para poder hablárle y él aceptaba por mera formalidad y si la química era lo suficientemente buena para tener esa cortecía, aunque no le agradaba- y, aunque sabía que estaba mal, y no deseaba hacerlo, tomó el celular ajeno solo para, también, borrar su contacto del aparato. El que aquel chico ni siquiera tuviera contraseña en su celular le hizo ver mucho lo despreocupada, o muy estúpida que podría ser la gente. Si fuera otra persona, probablemente aquel adormilado hombre iba a despertar con menos que unos calcetines perdidos.No deseaba volver a comunicarse con él, ni que éste quisiera repetirlo. Le habían tocado bastante insistentes ya anteriormente, y deseaba mejor no arriesgarse a poner una posible demanda por acoso sexual. También se dio cuenta que en realidad su nombre era Rick. ''Uy, estuve muy cerca''
Decidió tomar un baño en el lugar, de la manera más silenciosa que pudo. Realmente hubiera querido esperar para eso, pero no estaba en condiciones de salir de ahí oliendo a borracho y con mala apariencia, sobre todo siendo ya un poco reconocido. Se cambió con las ropas con olor a loción barata y peinó sus descontrolados rizos con los dedos, esperando que no se notaran tan fuera de control, aunque eso sería una hazaña. Acomodó sus ropas de la mejor manera, dejó solo su camiseta básica negra. Tomó con sus manos el abrigo verde musgo que llevaba la noche anterior y que olía como si un estante de botellas de tequila se hubiera caído sobre él. Logró verse decente, y fue suficiente para él. Salió del lugar, antes de poder notar como el chico se removía en busca de su cuerpo por las sábanas.
De camino a su lugar de hospedaje, marcó un poco más tarde de lo acostumbrado, pero como una promesa, a su querida amiga, sonriendo al escuchar el grito emocionado que hizo alejar su oído de la bocina.
—¿Con quién fue esta vez? — preguntó con la voz ahogada por la línea. Cómplice y coqueta, siempre lo interrogaba cuando, rara vez, pasaba por acostones de una sola noche. Ni siquiera él podía saber cómo lograba averiguar que había hecho, incluso empezaba a pensar que le sacaba la sopa estando ebrio y borraba los chats al día siguiente. A pesar de eso, no es que fuera a ocultarle algo.
—No lo sé, no recuerdo su nombre— acarició sus sienes en busca de un poco de alivio y se disculpó con las pocas personas que chocaron sus hombros al pasar la calle. Definitivamente tenía que ir por esa pastilla.
—Bien, ¿Cómo lo nombraste?
—Bill— respondió, entre una risa por lo bien que su amiga lo conocía.
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Limerencia || BakuDeku
Fanfiction-Katsuki, tú y yo terminamos hace más de un año. Él no podía dar crédito a lo que escuchaba, porque hace apenas unas horas juraba haber tenido una de las mejores mañanas junto a un sonriente Deku que le decía que lo amaba. ...