Temor a los espejos.

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Desde el principio el mundo de Izuku giró en torno a Kacchan.

Siempre fue así, desde que tuvo memoria. Crecieron juntos, sus madres eran amigas así que no fue difícil establecer una amistad infantil e inocente, siempre uno a lado del otro, deseando ser fuertes, jugando a ser héroes como su personaje de cómic favorito.

Eran solo ellos, Deku y Kacchan.

Todo parecía muchísimo más sencillo en ese entonces.

Después las cosas se deformaron un poco. Las amistades que Katsuki empezaba a tener llenaron su cabeza de niño de superioridad. Era aceptado, era un líder, era el mejor. Y cuando sus amigos empezaron a notar que el débil, pequeño y torpe Izuku no podía seguirles el paso, simplemente lo aislaron.

Y Katsuki hizo lo mismo.

Es decir, muchos amigos eran mejor que solo uno, ¿no es verdad? Deku no estaba a su altura, por eso era un Deku. De pronto las citas de juegos desaparecieron, las pijamadas y sus fuertes de almohadas se esfumaron, y el ignorarlo no pareció suficiente en algún momento, porque todo se tornó un poco más personal, más agresivo.

La secundaria fue el inicio de un infierno para Izuku. Era constantemente molestado por Katsuki y sus amigos, ridiculizado por su falta de fuerza, habilidades sociales o hobbies. Era simplemente un cero a la izquierda, y las burlas nunca se esfumaron. Pero estaba bien, porque Izuku admiraba a Kacchan, y mientras Kacchan estuviera ahí, entonces algún día podrían ser amigos, ¿cierto?

A pesar de todo, Kacchan siempre fue su constante, su imagen del poder, victoria, tenacidad. Solo él podía ver a través de las burlas, las sonrisas petulantes, solo él podía notar sus ojos apagados, la culpa atravesando cada sílaba en medio de un insulto. Tal vez era la realidad, o tal vez era lo quería ver. Nunca lo supo, y no le interesaba, porque ahí estaban.

Y solo por ese breve tiempo fueron Bakugo y Deku.

Porque Deku amaba a Bakugo, incluso cuando no sabía qué era el amor. Lo amaba por los recuerdos y lo amaba incluso en el presente, aunque ese amor se hacia más difícil de soportar cuando lo llamaba inútil, cuando destruía sus cuadernos y cuando le dijo que se tirara de la azotea. Nunca tocó un solo pelo de Izuku, pero a veces las palabras podían doler más.

Lamentablemente cuando una acción se vuelve constante y los demás no hacen nada por detenerla, otras personan tienen la tendencia de repetirla.

Cuando un grupo de personas observaron al gran Katsuki Bakugo molestando a un enclenque, les pareció un blanco fácil, y ellos empezaron a hacerlo también. Solo que ellos recurrieron a la violencia física, entonces no era raro cuando Deku llegaba a casa con algún labio roto y un ojo morado.

Su madre estaba preocupada. Pero como la persona dulce y sensible que era, solo podía llorar con él y pedirle perdón por no haberlo evitado, pedir perdón por ser una madre distraída pero no consolarlo, no ayudarlo.

No culpa a su madre. Ella hizo lo que pudo con lo poco que tenía. Era madre soltera, trabajaba duro, hacía lo que podía. Él no quería darle más problemas, entonces siempre ocultaba todo tras una sonrisa y le decía que todo estaba bien, que ya no lo molestaban.

Sorprendentemente sus acosadores empezaron a ser más cuidadosos con los golpes visibles, pero no menos crueles.

En su momento no supo cómo se dio cuenta de la situación. Tiempo después sabría que su madre había hablado con su amiga Mitsuki sobre su situación y al parecer, él lo había escuchado,

No importaba, no ahora, no importaba porque llegó y por primera vez en mucho tiempo, demasiado largo para recordar, Bakugo era Kacchan, y Kacchan estaba frente a él, defendiéndolo de un montón de acosadores que ya habían intentado agredirlo nuevamente en la salida.

Limerencia || BakuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora