Capítulo 19

97 11 8
                                    

Me había convertido en la peor persona que conocí jamás, al menos eso reflejaba la cara de Millie cada vez que debíamos cruzar miradas en la escuela. Me odiaba, como lo hice la mayor parte de mi vida, me odiaba, aunque esta vez podía expresarlo y plasmarlo en una versión de carne y hueso, mas que expresarlo a un espejo.

Trataba de convencerme que esto lo hacía por nuestro bien, para no convertirnos en unas malas personas, para no ser como ellos, pero cada día era más y más difícil creérmelo.

El castigo ya estaba en marcha y no había nada que pudiese hacer. El director y yo tenemos un trato que está cumpliendo al pie de la letra y yo debía hacer lo mismo. Los cargos a la mujer de la pastelería fueron retirados y con ello pude volver a mi vida "normal" en el pueblo. Ya no sentía vergüenza de ir al bar y encontrarme con Lewis, estaba muy segura de que se sentía decepcionado de lo que le hicimos a esa mujer, pero para mi sorpresa jamás lo expresó.

Lo único que me hacía feliz y sentirme en paz era estar con Rosie, y no sabía cuanto tiempo duraría esta tranquilidad, considerando que le mentía desde que la conocí con mi vida y cómo se conecta con la suya.

Lo he intentado, lo juro, lo he intentado.

En mas de una ocasión he tenido la intención de explicarle la verdad, de decirle quién era en realidad, de dónde venía y cuál era mi propósito en este lugar. Pero saber que perdería la mejor parte de mis días, la mejor parte de toda mi vida, me aterraba.

Era una cobarde egoísta, lo sé. ¿Pero no lo era todo el mundo alguna vez?

Conocer a Rosie y tenerla en mi vida, era algo que me parecía casi imposible de imaginar en mi otra vida, en la vida en la que era terriblemente infeliz. Disfrutaría cada momento con ella si sabía que en algún momento ella me odiaría y jamás quisiera verme otra vez.

Por ello disfrutaba al máximo de observarla, de ver como su cabello rubio brillaba con mas fuerza e intensidad cuando le llegaba la luz directa del sol. Admiraba como su perfil parecía tan frágil, en una mujer que sabía que era muy fuerte. Me gusta oír las suaves melodías que canturrea cuando está disfrutando hacer algo y aún mas cuando saca la punta de su lengua como prueba de su concentración.

Se me hacía imposible creer que una mujer tan hermosa, tan perfecta como Rosie pudiese prestarme tan solo unos segundos de atención y parecía un sueño cuando la besaba, porque jamás creí que mi corazón latiría tan fuerte por alguna persona.

Era como una adolescente llena de fantasías y deseos primitivos hacia Rosie. Quería besarla en cada instante que la veía, pero no quería espantarla, quería que ella me deseara tanto como lo hacía yo. A veces nos besábamos por horas, en ocasiones, sólo podíamos darnos cortos besos, pero yo siempre quería más.

Quería sentir su piel desnuda sobre la mía. Necesitaba saber como se sentirían sus manos sobre mi cuerpo. Y anhelaba que ella lo pidiera, pero todo parecía ir al sus tiempos.

Por las noches, mientras estaba a solas, no hago más que imaginar como sería la primera vez con Rosie. Me había acostado con hombres y fueron en parte relaciones sexuales complacientes para ambas partes, pero nunca me había acostado con mujeres y temía no saber complacerla. Por suerte mi cuerpo era similar al suyo y contábamos con las mismas partes anatómicas, lo que podría parecer en si mas sencillo. Pero todos mis fantasmas me invadían al pensar que cuando mas cerca estoy de ser feliz, es cuando sufro la peor de mis caídas. ¿Quién me asegura que no joderé todo con Rosie antes de siquiera poder disfrutar de su cuerpo?

- Un dólar por tus pensamientos. - suelta de pronto Rosie sin dejar de mirar hacia el libro que tomé prestado, pero que ella con gracia decidió robármelo por el día de hoy.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las Sombras Del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora