Donde los Counters, cazadores de espíritus malignos, siguen su lucha secreta desde su tienda de fideos.
O
Donde los Counters enfrentan nuevos desafíos para proteger la Tierra de espíritus malvados que buscan la inmortalidad.
The Uncanny Counter Sea...
En una mañana tranquila, Eun-bi estaba en su clase de psicología en la universidad. Había elegido un asiento en la parte trasera del aula, donde esperaba pasar desapercibida y poder concentrarse en las lecciones del profesor sin distracciones. Sin embargo, su atención fue desviada cuando su teléfono comenzó a vibrar suavemente en su bolsillo.
Mirando discretamente la pantalla, vio el nombre de Mo-tak iluminando el dispositivo. Con la esperanza de no ser descubierta, deslizó el dedo para contestar la llamada, inclinándose hacia adelante para que su voz se mantuviera baja.
—¡Eun-bi! —la voz de Mo-tak sonaba emocionada, casi eufórica—paré el cuchillo antes de que te lastimara. ¡Lo detuve justo a tiempo con telequinesis!
Eun-bi se esforzó por mantener su voz calmada y baja: —¿Me llamaste para decirme eso? estoy en clase ahora mismo.
Pero Mo-tak continuó, ignorando la situación de Eun-bi: —Fue increíble, simplemente sucedió. Mi instinto de salvarte se activó y... ¡bam! El cuchillo se detuvo en el aire. Nunca había sentido algo así antes. Fue como si todo mi ser estuviera concentrado en protegerte.
Eun-bi miró a su alrededor nerviosamente, esperando que nadie se diera cuenta de su conversación. Los otros estudiantes estaban enfocados en el profesor, pero el riesgo de ser descubierta aumentaba con cada segundo que pasaba.
—Mo-tak, de verdad necesito colgar ahora. Hablamos después.
—Pero espera, hay más. También noté que cuando me concentré, pude sentir una especie de conexión con el objeto. Como si... —la voz de Mo-tak seguía fluyendo con entusiasmo.
—De verdad, tengo que irme. Hablamos luego. Te quiero.
Antes de que Mo-tak pudiera continuar, Eun-bi colgó la llamada. Suspirando, guardó el teléfono y trató de volver a concentrarse en la clase. Sin embargo, la emoción de Mo-tak era contagiosa, y su mente seguía volviendo a la imagen del cuchillo detenido en el aire, justo a tiempo para salvarla. Aunque la interrupción había sido inoportuna, no podía evitar sentir una chispa de emoción por de Mo-tak.
Después de unos momentos, logró enfocar su atención en el profesor nuevamente, aunque con una sonrisa secreta en sus labios.
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El funeral de Min-ji fue un evento solemne y cargado de emociones.
Eun-bi estaba devastada, no porque fuera la mejor amiga de Min-ji ni nada por el estilo, solo habían hablado un par de veces, pero este momento le recordaba tanto el funeral de su primer amor.
Desde el momento en que llegó, no había dejado de llorar. Sus lágrimas fluían incesantemente mientras observaba el retrato de Min-ji rodeado de flores blancas. Los dolientes vestían de negro mientras inclinaban la cabeza en señal de respeto y ofrecían sus condolencias a Ju-seok.
En el centro del salón, un altar había sido cuidadosamente preparado. Sobre él, se encontraban las ofrendas de comida y bebida, destinadas a guiar el espíritu de Min-ji en su viaje al más allá. A un lado, había una mesa con artículos personales de Min-ji, recuerdos de una vida que ahora solo existía en la memoria de aquellos que la amaban.
