Capítulo 10

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Pil-kwang había llevado una caja de comida a Yu-na, con la intención de alimentarla. Sin embargo, cuando ella tuvo la caja enfrente, sostenida por él, la pateó con fuerza, haciendo que la comida se esparciera por el suelo.

-¿No quieres comer? -dijo Pil-kwang con una sonrisa torcida, disfrutando del desafío en los ojos de Yu-na.

Yu-na, ejerciendo un esfuerzo considerable, concentró su energía y usó telequinesis para arrojarlo violentamente contra la pared. Utilizó todo el poder que le quedaba para separar sus extremidades, extendiéndolas como si estuviera crucificado. Los brazos de Pil-kwang fueron forzados hacia los lados, y sus piernas quedaron estiradas hacia abajo.

-¿Así que pensabas que podías controlarme? -Yu-na respiraba con dificultad, cada palabra era un desafío- te haré pagar por todo.

Pero el esfuerzo de usar sus poderes en ese estado le pasó factura. Un dolor agonizante recorrió sus brazos, forzándola a soltar a Pil-kwang. Sus extremidades cayeron al suelo con un fuerte golpe, y el hombre, aunque momentáneamente debilitado, se recompuso rápidamente.

Con una expresión de furia y determinación, Pil-kwang se acercó a Yu-na. Sin perder tiempo, levantó su pierna derecha y la rompió con una fuerza brutal, una y otra vez. Cada fractura se acompañaba de un grito desgarrador de dolor de Yu-na.

-¡Así aprenderás a no desafiarme! -gritó Pil-kwang, su voz cargada de rabia.

Yu-na lloraba y gritaba, el dolor era insoportable. Sentía como si su pierna estuviera siendo destrozada, hueso por hueso. Pil-kwang no mostraba piedad, disfrutando de su sufrimiento.

Finalmente, cuando su pierna estaba completamente destrozada, Pil-kwang la soltó y la dejó caer al suelo. Yu-na, completamente agotada y adolorida, apenas podía respirar.

-Esto es solo el principio -dijo inclinándose hacia ella- aprenderás a obedecerme, o te haré sufrir aún más.

Yu-na, atrapada en un dolor insoportable, apenas pudo replicar. Pil-kwang aprovechó su estado de vulnerabilidad para acercarse aún más, sus ojos llenos de una siniestra satisfacción. Lentamente, su mano se deslizó hacia el cuello de Yu-na, apretándolo con una fuerza que le cortaba la respiración.

-¿Puedes sentirlo? -murmuró, deleitándose con cada lágrima que rodaba por las mejillas de Yu-na- este es el precio de tu resistencia.

Con cada palabra, apretaba más, asfixiándola. Yu-na luchaba por respirar, su cuerpo convulsionándose por la falta de aire. Sus lágrimas caían sin control, la desesperación llenando sus ojos por Hak-kun que también batallaba en Yung para resistir.

Pil-kwang no se detuvo ahí. Con su mano libre, comenzó a recorrer el cuerpo de Yu-na, tocándola con descaro. Su tacto era repulsivo, un recordatorio constante de su poder y control sobre ella. Sus dedos se deslizaron por sus costillas y abdomen, muslos y vientre, pecho y espalda, apretando con fuerza en algunos puntos, disfrutando de sus quejidos de dolor.

-Eres tan frágil -dijo con una sonrisa cruel en sus labios- pero eso solo te hace más interesante.

La sensación de sus dedos era insoportable, pero Yu-na no podía hacer nada para detenerlo. El dolor en su pierna, en sus brazos y el asfixiante agarre en su cuello la habían dejado indefensa, de nuevo.

Su mano se escabulló por sus bragas, estaba tocando su intimidad con rudeza, sobando su clítoris de lado a lado, metiendo y sacando sus largos dedos de su interior incontables veces, haciendo que gimiera inconscientemente.

-¿Qué vas a hacer ahora, Yu-na? -preguntó, acercándose aún más, su aliento cálido en su rostro- no tienes a dónde ir, ni nadie que te salve.

Yu-na, con las fuerzas disminuidas, solo podía mirar con odio a Pil-kwang, su mente buscando desesperadamente una forma de salir de esa situación. Sin embargo, su cuerpo la traicionaba, cada respiración era un esfuerzo monumental.

𝗖𝗔𝗡'𝗧 𝗬𝗢𝗨 𝗦𝗘𝗘 𝗠𝗘? ||The Uncanny Counter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora