Donde los Counters, cazadores de espíritus malignos, siguen su lucha secreta desde su tienda de fideos.
O...
Donde los Counters enfrentan nuevos desafíos para proteger la Tierra de espíritus malvados que buscan la inmortalidad.
The Uncanny Counter S...
La campanita de la puerta sonó y Yu-na dirigió la vista allí, un hombre alto y de traje había entrado y tomado asiento junto a la ventana. Luego Yu-na llevó la mirada a Moon, este seguía en su lugar sin querer moverse, parecía que no lo escuchó entrar puesto a que estaba lo suficientemente enfocado en hablar con sus amigos.
Yu-na puso una linda sonrisa mientras se acercaba a la mesa: —Bienvenido a Eonni Noodle's. ¿Ya tiene en mente algo para comer o prefiere que le diga nuestro menú?
Cuando el tipo giró su cabeza para observarla, un escalofrío le pasó por todo el cuerpo. La mirada de aquel hombre no solo era intensa, sino que llevaba una carga de misterio que hizo que Yu-na sintiera una mezcla de curiosidad y un ligero temor. Había algo en sus ojos que parecía profundizar más allá de la superficie, como si estuviera viendo partes de ella que nadie más había visto.
Yu-na sentía que nunca en su vida la habían mirado con tanta intensidad. Esa mirada no solo despertaba en ella una necesidad de saber más sobre él, sino que también le provocaba una leve inquietud.
Intentó apartar la vista, pero su curiosidad la mantenía atrapada, incapaz de romper el contacto visual. Cada segundo bajo esa mirada parecía eterno, lleno de preguntas sin respuesta y una creciente sensación de fascinación. ¿Quién era ese hombre?
El miedo no era paralizante, sino más bien una alerta silenciosa que coexistía con su deseo de conocer más. Esta mezcla de emociones, tan nuevas y extrañas para ella, la mantenía en vilo, atrapada en un momento que parecía extenderse indefinidamente.
Yu-na sentía su corazón latir más rápido, no solo por el ligero temor, sino también por la emoción de lo desconocido. Estaba intrigada y cautivada, y aunque una parte de ella quería alejarse, otra parte, más fuerte, la empujaba a quedarse y descubrir los secretos que esa mirada prometía revelar.
—¿Le digo nuestro menú entonces? —preguntó con voz suave, casi débil.
Pero cuando el hombre iba a contestar, Yu-na tuvo que apartar la mirada de él y llevarla a su brazo, Moon sostenía su brazo tan fuerte que podría dejarlo morado.
—Ve a ayudar a la señora Choo en la cocina.
—Me dijo que no necesitaba ayuda, además, es mi último cliente y me voy a la universidad, no me tomará tiempo.
—Te estoy diciendo que te vayas, Yu-na —apretó el agarre en su brazo.
La joven se soltó con rudeza, mirándolo con tanto aborrecimiento que algo hizo clic en la cabeza del hombre. Yu-na tomó su bolso y salió del local con una emoción tan llamativa y preciosa para él: ira.
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Yu-na estaba en casa con Hyuk-woo, disfrutando de una taza de té caliente en la sala. El ambiente era tranquilo, pero Yu-na no podía evitar sentirse frustrada y molesta por lo que había sucedido más temprano.
—No puedo creer lo grosero que fue Moon conmigo hoy. Yo estaba atendiendo un cliente cuando llega el otro y dizque que me vaya. No puedo creer que me siga odiando tanto.