They can't love me like you (WooSan)

2.

No estaba feliz.
Llevaba toda la semana con un malestar en la boca del estómago que lo mantenía despierto en las noches y por el día le evitaba digerir correctamente sus alimentos.
San seguía pasando por él pero al llegar a la universidad, ese tal Yeosang, estaba esperándolos en la entrada, más bien esperando a San en la entrada. Ahora nadie lo miraba a él, sino a San y a Yeosang, y las cartas, solo recibió dos. Tal vez a fin de cuentas San era quien llamaba más la atención y sumarle al chico nuevo claramente desviaba la atención.

Este chico angelical había intentado hablar con él un par de veces, pero siempre todo se tornaba incómodo después de un par de intercambio de palabras. Y el resto lo sabía porque se podía sentir la tensión.

Era jueves, y Wooyoung garabateaba en su cuaderno después de que el profesor les diera unos minutos para hacer la actividad, la cual claramente no estaba haciendo por estar perdido en su mente. Jongho a su lado le dio una leve palmada en el brazo para llamar su atención.

-¿todo bien, Woo? No has avanzado en el diseño-. El nombrado miró su cuaderno y luego su computadora frente a él mareándolo un poco. Soltó el lápiz y restregó sus dos manos en su rostro sintiéndose frustrado de repente por el pensamiento que había llegado a su mente.

-San y Yeosang ahora son mejores amigos-. Soltó una vez destapó su rostro y agachó la mirada.
Jongho se aguantó las ganas de reír por lo tierno que se veía, porque parecía que hacía un berrinche. Pero solo dejó su cuaderno de lado y se acomodó para verlo mejor.

-Pero si tu eres su mejor amigo, tonto-.

-Se supone que si, pero últimamente solo está con él, habla con él, come con él, hace todo con él-.

-¿te molesta que San tenga mas amigos?-. Jongho se mantenía tranquilo viendo su rostro tratando de leer las emociones del pelinegro. Este pareció pensarlo.

-Él tiene muchos amigos-. Dijo recordando que su mayor conocía a media universidad y era miembro del equipo de básquetbol; era obvio que tenía más amigos.

-¿entonces que tiene de malo Yeosang?-. Preguntó el castaño a su lado.
No lo sabía. Yeosang había llegado de la nada, sin previo aviso, y al mismo tiempo, San había desviado toda su atención a él. Se suponía que él era su mejor amigo, no ese niño bonito llamado Yeosang.

La voz del profesor había interrumpido su pequeña conversación, tenían que continuar con su trabajo o sino se atrasarían.

•••

Después de terminar esa clase seguía su hora de comida, Wooyoung y Jonho caminaron juntos a la cafetería hablando tranquilamente. Tranquilidad que se fue cuando el pelinegro vio a los dueños de sus pensamientos: San y Yeosang comían y hablaban juntos tan animadamente, pero para Wooyoung fue inevitable observar que el lindo chico sostenía una bolsa en su mano que contenía esos deliciosos ositos de gomita que tanto le gustaban a él.
Yeosang las comía con tanta calma que no notó cuando el par de amigos llegó frente a ellos, Wooyoung dejó su bandeja de comida caer abruptamente frente a él para posteriormente sentarse mirándolo fijamente, el joven castaño tembló en su lugar por la mirada afilada que le daba.

-Hola, bonito. No te oímos llegar-. Habló primero San al notar la reacción de Wooyoung frente a ellos. Miró a Jongho en busca de respuestas, y este se las ingenió para darle a entender que no dijera nada que hiciera explotar al menor.

-¿estas listo para el partido de mañana, San?-. Preguntó rápidamente Jongho para aligerar el ambiente e ignorar la molestia de Wooyoung al tener a Yeosang enfrente, quien intentó relajarse y continuar comiendo sus gomitas.

-oh si, el entrenador ha ido muy enserio con los entrenamientos estos días-. Dijo San continuando con su comida.

-Le decía a Sannie que no se sobrepasara con los entrenamientos, porque podría llegar a cansarse mucho-. ¿Sannie? ¿Acababa de llamar Sannie a su Sannie? Wooyoung levantó la mirada de su comida incrédulo al oír como este hablaba sobre su mejor amigo, pero no pudo decir nada al sentir como Jongho posaba su mano sobre la suya tratando de evitar que hiciera o dijera algo, ya conociéndolo; el gesto se vio natural lo cual agradeció y solo continuó con su comida oyendo como Jongho tomaba la palabra.