A red nuisance.

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Carlos odiaba toda forma de vida que se le acercará a Charles, excepto los animalitos, amaba ver a Charles tan feliz con los perritos, los gatitos, etcétera.

Lo que no le gustaba, era que una gata del trabajo de Charles estaba demasiado pegada a él.

—Cloë es demasiado amable, mi amor, es muy linda conmigo, deberías conocerla.

“La conozco Charlie, de hecho la stallke entre tus amigos en instagram, ¿Quién se cree que es para venir a hablarte así? Tú eres mío, eres mío y nunca va a acercarse a ti.”

—Oh, sí mi amorcito, tal vez deberías presentarme un día con ella.

“Y ese día va a ser el último que la vean con vida.”

La chica de cabellos rojos era guapa, y lamentablemente le coqueteaba demasiado a Charles, claro que Carlos hervía de furia pero no podía decir nada.

Charles también era celoso con él, sin embargo sus celos eran más, sanos, de esos donde Carlos podía tener control sobre todo y darle a Charles la seguridad que se merecía.

Lando había sido víctima de esos celos pero nada igual a lo que era Carlos.

Porque seamos realistas y sinceros, Carlos estaba ya en la oscuridad, locura y demencia del amor hacía Charles, era su sol, su absoluto todo.

Charles decía que Carlos iba a aburrirse de él e irse y lo que él no sabía era que Carlos hacía una lista de a quién iba a matar para que nunca robaran la atención del monegasco.

“Nada nunca va a interponerse entre tú y yo mi amor, jamás, tú eres mío, eres mi esposo, eres de mi propiedad.”

Las cosas habían ido bien, las semanas pasaban y seguían siendo una pareja muy unida, se habían propuesto serlo para mejorar tanto dentro como fuera de su relación.

Claro que Carlos seguía estando mal, pero ya no mataba como antes a diestra y siniestra, ahora Charles le daba ese equilibrio a su locura.

Al menos hasta que cierto día cuando Carlos había salido temprano del trabajo y le había mandado mensaje a Charles de si iba por él y que el monegasco tardará un poco más de lo habitual en contestar.

Esto encendió las alarmas en la cabeza de Carlos, diciéndole que algo no estaba bien, alguien estaba con su novio.

Al llegar a la agencia Carlos salió del coche y esperó paciente a su novio, luego de unos minutos salió el monegasco con sus amigos.

Y también Cloë, como siempre pegada del brazo de Charles, lo cual para Carlos hizo que la vena de su frente y el cuello saltarán por el enojo.

—Hola mi ángel —Carlos fue directamente a besar apasionadamente a su novio.

Porque era su novio y necesitaba marcar el territorio.

—¡Carlos! —Alex sonreía— consigan un hotel.

—Estos dos se van a terminar de comer en casa de Carlos —Kika dijo divertida.

—Lo sé —Pierre dijo entre asqueado y divertido.

—Cállate —dijo Charles y sonriendo miró a la chica que había soltado al monegasco hace un rato por Carlos.

—Oh, Mon amour, ella es Cloë, Cloë él es Calos, mi lindo y guapo novio.

—Mucho gusto —Carlos le dio una mirada a la pelirroja que solo ella entendió.

Pero no le importó.

—Oh, mucho gusto, Charlie me ha contado mucho de ti; es que él es taaan lindo y muy comunicativo.

La plática se extendió al menos hasta que Alex miró su celular y contestó una llamada, luego volvió con los demás.

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