Yami y FuegoLeon

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En el tranquilo pueblo de Hage, nació una joven llamada Lira. Dotada de una asombrosa habilidad mágica para controlar los elementos, Lira se convirtió en una figura prominente en el reino. Su belleza y destreza no pasaron desapercibidas, especialmente para dos capitanes: Fuegoleon Vermillion de los Leones Carmesí y Yami Sukehiro de los Toros Negros.

Un día, mientras Lira entrenaba en el bosque, fue sorprendida por la llegada de Fuegoleon. El capitán de los Leones Carmesí, con su porte majestuoso y ardiente determinación, la invitó a una cena en la capital. Quería conocerla más allá de sus habilidades mágicas, impresionado por su talento y su noble corazón. Lira, intrigada y halagada, aceptó.

No mucho después, Yami Sukehiro, conocido por su enfoque rudo, apareció con su característico cigarro en la boca. Sin rodeos, la invitó a una noche de estrellas en la cima de una montaña cercana, un lugar especial donde podía mostrarle la belleza del mundo desde una perspectiva diferente. Lira, sintiendo una chispa de emoción ante la propuesta de Yami, también aceptó.

Ambos capitanes, ignorando las acciones del otro, comenzaron a competir por el afecto de Lira. Fuegoleon le enviaba flores exóticas y libros antiguos sobre la magia elemental, mientras que Yami le regalaba artefactos mágicos únicos y la llevaba a emocionantes aventuras nocturnas.

Lira, atrapada en un torbellino de atenciones y gestos, se dio cuenta de que estaba desarrollando sentimientos profundos por ambos capitanes. Cada uno de ellos le ofrecía algo único y especial, algo que la hacía sentir completa de diferentes maneras.

Finalmente, Lira decidió tomar una decisión. Citó a ambos capitanes al mismo tiempo en un prado tranquilo, iluminado por la luz de la luna. Fuegoleon y Yami se miraron con sorpresa y un toque de rivalidad cuando se encontraron, pero guardaron silencio mientras Lira hablaba.

—He disfrutado cada momento con los dos —comenzó Lira, su voz llena de sinceridad—. Ambos me han mostrado su corazón de distintas maneras. He llegado a quereros a los dos, y no puedo imaginar elegir solo a uno.

Los capitanes la miraron, sorprendidos por su honestidad.

—Por eso, les propongo esto —continuó Lira—. Podemos intentar tener una relación los tres juntos, si ambos están dispuestos. Si no, prefiero no tener nada con ninguno de ustedes, porque elegir solo a uno me rompería el corazón.

Fuegoleon y Yami se miraron, procesando la propuesta. Después de un momento de reflexión, Fuegoleon fue el primero en hablar.

—Si esto es lo que te hará feliz, estoy dispuesto a intentarlo —dijo, su voz firme y decidida.

Yami, con una sonrisa ladeada, agregó:

—Nunca he sido convencional, así que ¿por qué no? Estoy dentro.

Con una mezcla de alivio y alegría, Lira se acercó a ambos capitanes, abrazándolos.

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