Capitulo 2

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Capítulo 2

"La primera cita"

Al día siguiente, como cualquier persona enamorada, me encontraba contento, lleno de alegría, de entusiasmo y optimismo. La vida de repente volvía a tener ese brillo y encanto. Incluso llegué temprano a clase una vez más, con ánimos que no recordaba que tenía. Era imposible pensar en otra cosa que no fuese en ella y en mis infinitas ganas y ansias de poder hablarle de nuevo.

Ese mismo día, decidí salir del salón donde me hallaba e ir a visitar a Julie al suyo. El plan era sencillo, pero tal vez, un poco apresurado y tal vez incómodo para ella. Es decir, todavía tenía novio, éramos relativamente desconocidos y no había tanta confianza. De hecho, no había confianza en lo absoluto entre nosotros como para ir a aventurarme. Además, yo ni siquiera era guapo. Digo, tampoco es que fuera repulsivo, de hecho mi estatura estaba arriba del promedio. Era delgado, de cabello negro, ojos cafés y tez blanca. Como sea, decidí que por un momento me dejase importar mi apariencia y adentrarme a la posibilidad de lo que debiese ser.

Al llegar ahí me llevé la sorpresa de no poderla encontrar.

—¿Sabes si vino Julie? —murmuré a la chica más cercana a la puerta del salón.

—No —susurró mientras simulaba poner atención al pizarrón.

Entonces decidí irme y volver a intentarlo mañana. Más sin embargo, eso no apagó la luz y la alegría con la que me había levantado ese día.

Volviendo a mi salón, caminando sobre el pasillo logré percibir su voz, así que comencé a voltear de inmediato a mí alrededor buscándola. Y entonces, sentí ese horrible brinco espontaneo en mi corazón como cuando estamos nerviosos al pararnos frente a una audiencia. Era ella acercándose a mí, pero lamentablemente, con su novio. Julie, sin parar y saludándome moviendo su mano de un lado al otro, pasó a mi izquierda sin decir nada. Parecía que quería evitar cualquier contacto conmigo y eso fue lo más que podía hacer por mí al saludar.

En ese momento me sentí como un completo tonto, pero a decir verdad, quien era yo para poder esperar algo más que eso. Tenía razón después de todo, me estaba apresurando a hacer y pensar en otras cosas, era solo un momento de emoción. Ella me había tratado con gentileza no porque yo le atrajera, sino por buenos modales, por cortesía, para hacerme la plática, no lo sé. De cualquier forma, Dave ya me lo había señalado, ella era Julie, la más linda de la escuela, y yo era... bueno, yo.

Y no es que eso sea malo, pero por un lado puedo ser agradable, amable, feliz y optimista. Y por otro lado, también puedo ser pesimista, temeroso y egoísta. Muchas personas podrían etiquetarme de mil maneras y cada uno a su propia perspectiva, algunos como hipócrita, otros como amigable, pero ¿de verdad importa? No lo creo, al final solo tomamos en cuenta lo que nosotros queremos creer de nosotros mismos.

En fin, estaba triste y enojado conmigo mismo por tener demasiadas expectativas, cuando desde el principio nunca debí haberlas creado. Así que proseguí mi camino de regreso a clase, con la mirada abajo y pisando con rabia a cada paso que daba.

Más tarde, me encontraba en mi hogar. No en mi solitario y oscuro hogar donde vivo ahora, sino en la casa de mis padres. En realidad no era muy diferente a las casas que pintan en las películas estadounidenses. Era un pequeño departamento de un piso, con una diminuta cocina que compartía la misma habitación donde estaba un gran sillón de tres plazas y una televisión en frente. Había varias ventanas que iluminaban bastante bien los interiores, y tres recámaras; la de mis padres, la mía y la de huéspedes.

Mis padres nunca fueron la clase de personas que les gustara poseer tantas cosas materiales en su casa, por lo que compraban únicamente muebles o artefactos que fuesen estrictamente necesarios, útiles, o al menos que cumplieran con un propósito. Por eso mismo nunca hubo tantas cosas colgadas en las paredes o adornos de ningún tipo, ni siquiera en fechas festivas.

El amor que dejaste atrás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora